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Economía

Los impuestos más insólitos: Tasas por tener perro, recoger setas o filmar cementerios

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Da la sensación de que nada en esta vida es gratuito, especialmente en tiempos de crisis, cuando en muchos países del mundo se introducen impuestos insólitos.
Según el sitio económico Invertia, en España actos tan sencillos como adoptar un perro, entrar en el garaje, recoger setas o incluso pintar la casa están gravados en algunos lugares. En otros, las subidas aplicadas en los últimos años amenazan con dejar sin sepultura a cientos de cadáveres.

"Desde que la crisis vació las huchas, todas las administraciones han emprendido una carrera para crear y subir las tasas, lo que ha llevado a que este año supongan unos ingresos de más de 14.000 millones de euros", indica Inés Calderón, autora de la información.

Así, por ejemplo, varias localidades de Tarragona, entre ellas la capital, introdujeron un impuesto sobre el paso de los vehículos por encima de las aceras en las entradas y salidas de aparcamientos. Pese a las críticas de los ciudadanos (pues no hay otro modo de entrar al garaje) las tasas siguen en vigor.

Además, en Tarragona existe un impuesto por tener perro (el importe aumenta si el animal es potencialmente peligroso) y en A Coruña se ha introducido una tasa de adopción de 55,75 euros por animal doméstico.

Otro gravamen que ha provocado un aluvión de críticas es un impuesto como el que rige en Lleida, que obliga a los ciudadanos a pagar por cada análisis de sangre que se practique a las personas que hayan dado positivo en el control de alcoholemia o de drogas.

Una de las tasas más insólitas se introdujo en Valencia, donde se cobra por filmar en los cementerios.

En general, parece que los cementerios se han convertido en una importante fuente de ingresos para las ciudades. No en vano, el ayuntamiento de Zaragoza ha subido la tasa impositiva por alquilar las sepulturas un 450% desde que comenzó la crisis. Mientras, en Granada hay varios casos de amenaza de 'desahucio' entre los fallecidos por impago de las tasas municipales.

Comer sale caro 

Madrid ha ido incluso más allá en su deseo de llenar las arcas a expensas de los ciudadanos. No en vano, en la capital de España se estudia imponer una nueva tasa que grave la recolección de setas. Mientras, Castilla La Mancha cobra por obtener una copia compulsada ante un registro (cada una sale a 0,41 euros), Andalucía y Asturias han impuesto una tasa sobre "tierras infrautilizadas".
 
Pero no solo en España llaman la atención lo insólito de algunos impuestos que, además, no siempre vienen determinados por la crisis. Así, Austria -uno de los países más populares de Europa para esquiar- introdujo el así llamado "impuesto sobre la escayola", cuya recaudación va destinada a las instituciones médicas para el tratamiento de las fracturas y otras lesiones.

En abril de 2007 el Gobierno de la región belga de Valona, cuyo territorio es hogar de cerca de 4 millones de personas, decidió luchar contra el calentamiento global de una manera inusual e impuso un impuesto a la barbacoa, ya que durante la cocción de alimentos en una parrilla se genera dióxido de carbono, lo que incide en el cambio climático.

Mientras tanto, China ha introducido un impuesto a los cubiertos tradicionales de Asia oriental: los palillos. Desde 2006 los ciudadanos pagan un impuesto especial por usarlos, una cuota del 5% del precio de cada par de palillos, a fin de combatir la deforestación. 
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