Estonia adopta el euro como moneda única europea
Estonia se convierte en el décimo séptimo país en ingresar en la 'euro zona'. A partir de este 1 de enero el país báltico adopta la moneda única europea, que sustituye a la corona, introducida en 1992 para reemplazar al rublo soviético.
Sin embargo, la moneda nacional estonia circulará conjuntamente con el euro durante la primera quincena de enero, aunque desde inicios del pasado mes de diciembre los residentes de esa nación ya podían cambiar la corona por la moneda única europea.
El ingreso de la república báltica transcurre en uno de los momentos económicos más convulsionados de la Unión Europea. Irlanda está a pasos de superar un gigantesco 30% de déficit fiscal y naciones como Grecia no logran ponerse al día con sus deudas superiores al 100% del Producto Interior Bruto.
Todo esto en un contexto de descontento social que aún no desaparece. Ese es el escenario que recibe a Estonia, uno de los países con menos densidad de población en Europa y cuya economía es pequeña pero estable. Una vez en la 'eurozona' no podrá desatender su aportación al fondo comunitario europeo.
“Ahora nuestros amigos están en problemas y tenemos que ayudarles, eso está claro, pero en el caso de Grecia o Irlanda creo que tienen que recortar sus beneficios sociales y actualmente esta medida es una de las maneras de salir de la crisis. Esas naciones deben financiar sus déficits de alguna otra forma ya que no lo pueden hacer en el mercado. Este trabajo debe ser hecho por ellos mismos en su propia casa”, dice Júrgen Ligi, ministro de Finanzas del país báltico.
El déficit presupuestario de varios miembros de la Unión Europea (además de Grecia e Irlanda, entre ellos también están Portugal, España y algunos otros) hace que los gobiernos adopten medidas poco populares, tales como la reducción de salarios de los empleados públicos y los subsidios sociales y el aumento de la edad de jubilación.
Precisamente para rescatar a las economías que se encuentran en mayores problemas, fue creado el fondo comunitario europeo. La cuota que asumirá la nación báltica constituye cerca de 800 millones de euros, una cifra que se aprecia como gigantesca para una economía tan pequeña como la de este país. Asimismo, la integración de Estonia genera incertidumbre entre sus habitantes.
“Se debe comprender que Estonia no es un país tan próspero como Alemania, por ejemplo. El nivel de vida es diferente y hay que tomarlo en consideración. Las personas viven aquí contando hasta los últimos céntimos. Además ahora estamos introduciendo el euro. No sabemos qué pasará después del 1 de enero. ¿Cómo se puede exigir que paguemos 800 millones? ¿Y los jubilados, las madres jóvenes, los desempleados? ¿De dónde van a sacar dinero?”, se pregunta Irina Muraleva, residente del nuevo miembro.
Según los expertos, ingresar al 'club de los ricos', no es barato. Sin embargo, ¿cuánto están dispuestos a pagar los estonios? Según las encuestas realizadas en el país báltico, el 53% de la población local no tiene el mismo entusiasmo de sus gobernantes respecto a su incorporación en la Unión Europea.
“Está por verse el nivel de aceptación en nuestra gente. Los habitantes esperan que el euro les ayude con nuevos trabajos y nuevas inversiones y está claro que si eso no sucede, si la 'zona euro' continúa en una profunda crisis económica, mucha gente se decepcionará y esa situación la veremos muy pronto en las elecciones de marzo”, comenta Ivor Rigg, profesor en ciencias políticas y económicas de la Universidad de Tallin.
Uno de los temores más grandes de esa población, tiene que ver con una posible alza de los precios, así como también, una potencial pérdida de identidad. Para muchos la moneda local supone tales símbolos como la libertad y la independencia.