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Desde del 11-S EE. UU. gastó 2 billones de dólares en la lucha contra el terrorismo

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“Estamos en guerra”, así el presidente George W. Bush caracterizó el nuevo estado del mundo, dos días después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. En términos financieros, esta guerra contra el terrorismo ha costado a EE. UU. por lo menos 2 billones de dólares, incluyendo los gastos en
Desde del 11-S  EE. UU. gastó 2 billones de dólares en la lucha contra el terrorismo

“Estamos en guerra”, así el presidente George W. Bush caracterizó el nuevo estado del mundo, dos días después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. En términos financieros, esta guerra contra el terrorismo ha costado a EE. UU. por lo menos 2 billones de dólares, incluyendo los gastos en las campañas militares en el exterior y en la seguridad interna.

El precio de la guerra contra el terrorismo

En los últimos diez años, el precio económico de la guerra contra el terrorismo que ha pagado EE. UU. ha sido elevadísimo. De acuerdo con las estimaciones de los expertos del proyecto 'Costs of war' de la Universidad de Brown, los gastos de EE. UU. en materia de Defensa en la última década oscilan entre los 3,2 y 4 billones de dólares. De ellos, al Pentágono se le han asignado 1,3 billones de dólares para la realización de campañas militares en el exterior.

Según los datos del instituto de Estocolmo SIPRI, el desembolso militar estadounidense creció mucho más rápido que el del resto del mundo: un 7,4% anual entre 2001 y 2009 y un 2,8% en 2010.

En total, Washington ha aumentado el gasto en Defensa en un 81% en 2011, que ahora representan el 43% de los gastos totales de esta índole a escala mundial, seis veces más que su principal competidor, China.

Además de las operaciones militares fuera del país durante los últimos diez años, una gran cantidad del presupuesto se destinó a reforzar la seguridad dentro de EE. UU. La reorganización del Gobierno para crear una agencia especial para combatir el terrorismo, se ha convertido en la más importante desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Hasta el año 2001, el costo de la prevención de ataques terroristas era de 17.100 millones de dólares, y al final del año fiscal 2011, ascendió a (ajustado por inflación) 69.000 millones de dólares. En total, durante diez años para estos fines, se gastaron 649.000 millones de dólares.

Los acontecimientos de 11-S tuvieron graves consecuencias económicas. Según el profesor de City University de Nueva York, Ryan Edwards, si no fuera por esta tragedia, la deuda nacional de EE. UU -que es actualmente casi el 100% del PIB- podría ser un 10% menor, porque la guerra se libra principalmente a cuenta de los préstamos. Los ciudadanos de EE. UU. también tuvieron que pagar por la seguridad, debido al aumento de las tasas de interés en el período 2004-2006 y, en consecuencia, un aumento en el precio de los préstamos hipotecarios. Los compradores de vivienda, que tomaron una hipoteca por 30 años al 5% anual, se han visto obligados a pagar 600 dólares anuales más.

¿Quién se benefició?

La única ventaja para la economía de EE. UU. generada por el incremento del gasto militar es la creación de puestos de trabajo adicionales. Para el gobierno de Barack Obama el desempleo es un dolor de cabeza agudo. De acuerdo con expertos de la Universidad de Brown, cada millón de dólares gastado en la industria de defensa, permite crear 8,3 puestos de trabajo en EE. UU. Al mismo tiempo hay ámbitos donde estos fondos darían mayor rentabilidad en ese aspecto. Con una cantidad similar, destinada a la educación, se pueden crear 15,5 puestos de trabajo, en la salud pública 14,3 y en la construcción 11,1.

Las corporaciones militares son las grandes vencedoras, económicamente hablando, de la guerra contra el terrorismo. Incluso en los tiempos de crisis financiera, los gigantes del sector funcionaban exitosamente, aumentando sus beneficios y obteniendo más contratos gubernamentales.

Desde 2001 hasta 2010 el líder mundial del sector, Lockheed Martin, casi duplicó sus ingresos pasando de 24.000 millones a 45.800 millones, mientras que el beneficio operativo se cuadruplicó, de 1.000 millones a 4.000 millones.

Tampoco salieron perjudicadas las empresas de diversos sectores responsables de la seguridad pública. Por ejemplo, un fabricante de escáneres para los aeropuertos, OSI Systems, aumentó sus ingresos para el año 2008, casi seis veces, en 623 millones de dólares. En 2012 se prevé que los índices alcancen los 700 millones de dólares.

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