El destino de la petrolera YPF: entre manos privadas y nacionalización
YPF son las 3 letras más identificables del alfabeto estos días en Argentina. Este jueves el Gobierno argentino se reúne con los gobernadores de las provincias petroleras para tratar el destino de la compañía Yacimientos Petrolíferos Fiscales, controlada por la española Repsol. Se abre así un complejo debate que se remonta a los orígenes de su privatización en la década de los años 90.
Fundada en 1922 YPF fue la primera empresa petrolera de América Latina y supo figurar entre las más productivas del mundo. Pero aun así, no pudo escapar del auge privatizador de la década neoliberal en Argentina.
"Solo un acto de locura antinacional, de perversión antinacional fue destruir YPF", opinó el diputado nacional Fernando Solanas subrayando que YPF le proporcionaba al tesoro nacional tanto como el campo y que ya en los años 60 Argentina se autoabastecía de petróleo.
En el ojo del huracán
Hoy en día la petrolera está controlada por la española Repsol, que posee el 57,4 % de las acciones, con una fuerte participación del grupo argentino Petersen, que se sumó al proyecto en 2008 y en la actualidad es dueño del 25 %.
Este grupo empresarial, liderado por la familia argentina Eskenazy, era uno de los señalados por su buena relación con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, hasta que la propia mandataria acusó a finales del año pasado a la compañía de desinvertir, provocando una caída en la producción.
La empresa niega las acusaciones e intenta recomponer la relación con las autoridades presentando nuevos planes de inversión. Pero lo cierto es que ya son seis gobiernos de las provincias petroleras argentinas los que retiraron la concesión en 13 áreas de extracción y la anulación programada de nuevos contratos haría perder a YPF más de un cuarto de su producción total.
Algunos sectores acusan al ejecutivo por tardar en ejercer el control. Según Solanas, las petroleras no agregaron nada: "acá bombearon y bombearon, se chuparon todo lo que había, destrozaron los yacimientos y contaminaron las napas de agua en todos los yacimientos" y "no hubo control del Estado ninguno".
La escalada del conflicto aumentó los rumores sobre las intenciones de Cristina Fernández de reestatizar la petrolera y provocó a la vez una caída de las acciones de la compañía en las Bolsas de Nueva York y Buenos Aires.
El destino borroso de YPF
Ante el creciente problema, los especialistas creen que tanto una sociedad mixta —con mayoría accionaria estatal—, como una empresa eminentemente pública, deberían tener como eje el autoabastecimiento para dejar de gastar en importaciones. Aunque advierten que la decisión también implica riesgos.
"Rentable en el corto plazo no lo va a ser porque estamos hablando de operaciones que van a requerir muchísimas inversiones, pero de magnitudes muy importantes en los primeros años —miles de millones de dólares— y que no van a tener resultado inmediato", explicó el analista económico Raúl Dellatorre.
El experto subrayó que se trata de inversiones muchísimo más costosas e importantes, por lo que se puede decir sobre una apuesta a mediano y largo plazo.
Más allá del tema de fondo que es el funcionamiento que afecta a todo el sistema de producción y desarrollo, este conflicto sumerge a la sociedad argentina en un viejo debate que divide las aguas: el de las privatizaciones de todas las empresas públicas y su deficiente funcionamiento en manos privadas. Un triste antecedente que provocó pérdidas millonarias a la nación que ahora mira a YPF como una oportunidad para revertir el sistema en beneficio de todos los argentinos.