EE.UU. se atasca en el precipicio fiscal
A partir del 1 de enero de 2013 expiran automáticamente dos leyes sobre el presupuesto de EE.UU. Las exenciones fiscales aprobadas durante el gobierno de George W. Bush quedan canceladas, y los gastos federales se reducen en 600.000 millones de dólares (o el 6% del PIB nacional).
Esto puede deteriorar la situación económica del país, que ya se encuentra en recesión. Según varios pronósticos, la cancelación de las exenciones fiscales puede privar de puestos de trabajo a un millón de personas. En otras palabras, la tasa de desempleo podría aumentar en un 0,7% sobre el nivel actual del 8,3%, que no cambia por tercer año consecutivo.
Crecimiento cero en 2013
Especialmente grave será el primer semestre de 2013, ya que el aumento de las tasas de impuestos y los recortes en los gastos disminuirán el PIB en un 2,9% frente a la previsión anterior del 1,9%. "Esperamos un crecimiento cero el año que viene. Un secuestro automático del presupuesto afectará a la demanda de los consumidores, lo que se reflejará en los mercados bursátiles. Creo que la volatilidad del mercado se iniciará ya en septiembre", afirma Will McBride, economista jefe de Tax Foundation.
Los estados que experimentarán las consecuencias del precipicio fiscal apoyan al partido Democrático. La ideología del partido es cercana a los socialdemócratas y, por lo tanto, la carga fiscal de los residentes es mayor que en los estados más conservadores.
Así, a los contribuyentes de Connecticut el precipicio fiscal le costará 5.783 dólares adicionales al año, mientras que los ciudadanos de Nueva York pagarán 5.542 dólares anuales. California, que tradicionalmente vota por los demócratas, pagará 4.242 dólares adicionales.
Los estados conservadores perderán menos: Mississippi (1.310 dólares), Nuevo México (1.465 dólares), Alabama (1.496 dólares), Tennessee (1.522 dólares) y West Virginia (1.530 dólares). Sin embargo, más de la mitad de los estadounidenses pagará de promedio más de 2.000 dólares.
El precipicio de EE.UU. se acentúa
Con este aumento de impuestos es poco probable que EE.UU. consiga frenar su déficit presupuestario en un 3%, del actual 8,5% al 5,5% del PIB en el año fiscal 2013. "Este es el aumento más masivo de impuestos desde la Segunda Guerra Mundial. Un estrés de esta índole en la economía se traducirá necesariamente en una nueva recesión", sostiene McBride.
La cuestión de si los republicanos y los demócratas lograrán ponerse de acuerdo sigue pendiente. Las elecciones presidenciales de noviembre no contribuirán a resolver este asunto, ya que una gran parte de la atención se centrará en la campaña electoral de los candidatos y no en la problemática fiscal.
Las consecuencias de decisiones que no fueron tomadas a tiempo pueden golpear la competitividad de EE.UU. Y si no se extienden las exenciones fiscales, el precipicio puede acentuarse.