'Refugiados Bienvenidos': La utilización de un conflicto como arma política
Hubo una temporada en la que la agenda mediática abría portadas casi a diario con el lema 'Refugiados Bienvenidos'. Ayuntamientos como el de Madrid incluso, llegaron a colgar pancartas. Naciones Unidas organizaba conferencias y firmaba acuerdos con Ikea. La izquierda invitaba a venir a todo migrante que se hiciera pasar por refugiado. Y ahora, de repente, el tema prácticamente ha desaparecido por completo de esa misma agenda mediática.
Sin embargo, los refugiados sirios siguen existiendo. Se estima que seis millones de sirios han sido desplazados de sus casas y que cinco millones se encuentran fuera del país. Aun así, y aunque ignorada por los grandes medios en Europa, Siria con la ayuda de Líbano y de Rusia está reabriendo las puertas y dando la bienvenida a los refugiados más que cualquier otro país de los que se llenaban la boca invitando a los refugiados.
Se nos insistió en que los sirios huían de la tiranía de Assad, pero en los últimos meses y con la estabilización de grandes partes del país, muchos refugiados están volviendo a sus ciudades desde Líbano. Casi 90.000 lo han hecho desde el mes de julio, y en las próximas semanas, antes de que finalice el año, las autoridades libanesas planean facilitar la entrada a Siria de otros 200.000 refugiados que han mostrado el deseo de volver a su país. De ser así, ya serían más de medio millón de refugiados los que han vuelto a Siria desde 2015 a un ritmo cada vez mayor.
La realidad es algo mucho más compleja, ya que si simplemente huyesen de la tiranía, ¿por qué esperar hasta 2011? Nunca antes de esa fecha hubo cientos y hasta miles de sirios escapando hacia Europa como sí que hacen desde hace años los migrantes subsaharianos. Las dos principales razones por las que huyen las familias de Siria son la inseguridad provocada por el conflicto y, en los casos de hombres jóvenes, el reclutamiento forzoso en el caso rebelde y el servicio militar obligatorio en el caso gubernamental.
No es ningún secreto que el gobierno sirio siempre se mantuvo en contra de que sus ciudadanos escapasen a otros lugares, aunque escapar de la guerra sea una reacción natural, humana y comprensible. Hay que tener en cuenta que es un país pequeño, devastado por la guerra, y que quienes consiguen reunir el dinero para huir y empezar una nueva vida son en la mayoría de los casos las clases medias y altas cualificadas; que tienen un papel fundamental en el desarrollo de la economía y la industria.
Para motivar a los sirios que huyeron a que vuelvan, el gobierno está llevando a cabo una serie de medidas como el Decreto Legislativo Nº18, que otorga la amnistía a todos los que hayan escapado del servicio militar obligatorio.
Además, ya se están empezando a poner todos los esfuerzos en reconstruir el país para que las condiciones de vida de la población mejoren. Recientemente el gobierno propuso una ley para que los ciudadanos reclamasen sus propiedades en un plazo de un año. De no reclamarse una propiedad en ese plazo, pasaría a manos del gobierno que se encargará de reconstruirla y habilitarla como un espacio público o incluso se le podrá entregar a personas que hayan perdido sus hogares.
Sin embargo, no se está dando en todos lados, y la inestabilidad en el territorio controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias, respaldadas por Estados Unidos y aliados como Arabia Saudí, se han convertido en un impedimento para las familias árabes que quieren volver. Tampoco controlan grandes ciudades, y la principal, Raqqa, está tan devastada que apenas unas pocas familias han podido volver.
Turquía está también devolviendo refugiados sirios en su territorio a Afrín; algo que no ha gustado ni un poco a los tan idealizados en occidente nacionalistas kurdos, que han llegado a amenazar de muerte a las familias árabes que quieran asentarse ahí. Esto no hace si no sacar a la luz el etnicismo más radical obviando que se trata de refugiados que preferirían sin lugar a dudas volver a sus hogares antes de la guerra, pero que no les queda otra que intentar rehacer su vida allá donde puedan.
No se puede negar, eso sí, que Turquía está asentando en Afrín y otras zonas de Alepo a los más afines con su gobierno para tener una zona de influencia dentro de Siria y poder presionar a todos los bandos en las negociaciones. Sin embargo, resulta ridículo plantear que es algo indeseable que los sirios puedan volver a Siria. Sobre todo cuando el propio gobierno está abriendo las puertas a opositores que quieren reconciliarse y apostar por los cambios a través de los mecanismos democráticos en lugar de con el fusil.
Los refugiados como una herramienta más para atacar a Siria
Hay un patrón que parece que se repite en este caso, y es que los países que más hostiles se han mostrado hacia el gobierno sirio y más concretamente Bashar al-Assad, están utilizando a los refugiados como moneda de cambio; como una forma de atacar indirectamente al país a través de la demografía.
Ya no es que los territorios con influencia estadounidense sean los que más trabas ponen a las familias para que vuelvan, es que, por ejemplo, en Alemania, Angela Merkel no ocultaba este verano su rechazo a la posibilidad de que los refugiados volviesen a Siria bajo la excusa de que "no se dan las condiciones de seguridad suficientes". A Merkel, sin embargo, no le importa que esos mismos refugiados decidan volver a Turquía de forma ilegal y expuestos a las mafias de tráfico de personas por la precaria situación a la que tienen que hacer frente en suelo alemán.
La ministra de Defensa de Alemania, Ursula von de Leyen, es mucho más directa y deja claro que su objetivo es tener una influencia dentro de Siria como la tiene Rusia.
La realidad es que los refugiados interesan como un arma política, ya que permiten la penetración de la ideología dominante a través de un discurso irracional que anula a cualquiera que lo cuestione, presentando a esta persona como a un extremista o un insensible. Las rotativas solo hablan de refugiados cuando el gobierno sirio con apoyo ruso prepara una ofensiva contra organizaciones indiscutiblemente terroristas. Los vimos en Ghouta. Lo vimos en Daraa. Lo vimos y lo veremos en Idlib.
Sin embargo, los refugiados dejan de interesar cuando vuelven a Siria; concretamente al territorio controlado por el gobierno. Los refugiados dejan de interesar cuando los provocan los aliados de Estados Unidos en el noreste de Siria o cuando los provocan los rebeldes en Idlib y Alepo.
Tampoco interesa hablar de las causas que fuerzan a las personas a huir de sus hogares con lo puesto, porque los mismos que jalean 'Refugiados Bienvenidos' piden el derrocamiento de un presidente que no es el suyo, en un país que muy probablemente no han pisado en su vida
Muchos ya no volverán a su país. Porque han muerto en el camino o porque ya han empezado una nueva vida. Lo mismo pasó en el caso de Yugoslavia, donde un enorme número de su población está repartida todavía hoy por Europa. Sin embargo, y a pesar de todo el drama vivido, hay familias dispuestas a volver a sus hogares en Siria. Por esas personas, creo que también debería reivindicarse el lema 'Refugiados Bienvenidos'.
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