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Los retos y desafíos del nuevo presidente argelino

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Los retos y desafíos del nuevo presidente argelino

Intentos de quemar centros de electorales, pedradas contra la policía y marchas anti-electorales en las regiones de Izi, Ozou, Bouira y parte de Argel Capital. Así se vivieron unas elecciones en Argelia saboteadas por manifestantes del 'Hirak' que enarbolaban eslóganes como "No a las elecciones de la vergüenza", donde la participación fue mínima, y ni siquiera la mitad del censo depositó su papeleta. Las regiones con más participación, las sureñas y humildes Adrar, Bechar y Laghouat apenas llegaron al 60% de participación, aunque no por ello dejaron de ganarse el odio de las clases acomodadas afrancesadas que los acusaron de traidores por "legitimar" el sistema que quieren destruir desde Argel y la Kabyla.

A las 10:50 am del 19 de de diciembre de 2019 Argelia por fin tenía presidente, Abdelmadjid Tebboune, tras diez meses de protestas que depusieron en abril a Bouteflika y abrieron el camino hacia un futuro incierto. Un presidente que, contra lo que miles de refugiados temían, no es pro-marroquí, afirmando en su discurso de investidura que "la cuestión del Sáhara Occidental es una tema de descolonización". Alguien que en su discurso, que indudablemente será histórico para Argelia, ha renegado de pomposidades y 'pedido ayuda' al pueblo argelino para "levantar el país".

Los islamistas han vuelto a fracasar con solo un 17% de los votos para Abdelkader Bengrina, demostrando que apenas se nutren del voto de su militancia a pesar de su intento de instrumentalizar el momento convulso. Abdelmadjid Tebboune, habiendo sido ministro y representando el continuismo del gobierno de Bouteflika, ganó la mayoría absoluta con un 58% de los votos evitando una segunda vuelta en la que los islamistas querían estar presentes.

Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente Medio, propaganda y terrorismo.
Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente Medio, propaganda y terrorismo.
Tebboune tiene que hacer frente a numerosos retos que el anterior gabinete fue incapaz de solucionar: injerencia franco-marroquí, islamismo, hastío, obsolescencia del sistema, saqueo del país por parte de las élites corruptas, dialogo con las fuerzas populares y una Libia poco amigable y potencialmente hostil

Tebboune pertenece a la vieja guardia de Bouteflika habiendo sido ministro y premier, aunque siempre fue considerado un tecnócrata dentro del gobierno. Aunque le espera un momento complicado teniendo que hacer frente a numerosos retos que el anterior gabinete fue incapaz de solucionar: injerencia franco-marroquí, islamismo, hastío, obsolescencia del sistema, saqueo del país por parte de las élites corruptas, dialogo con las fuerzas populares y una Libia poco amigable y potencialmente hostil.

Tebboune, a sus 74 años, enfrenta la mayor crisis política del país desde la guerra y los 20 años de gobierno de Bouteflika. Una crisis que se suma a la catástrofe económica después de que los ingresos por la exportación energética de gas y petróleo (el 95% de los ingresos del estado) cayesen un 12,5% este 2019 por la crisis de hidrocarburos y una reducción del 9% del presupuesto del estado para 2020 que va a tener un impacto muy duro en la población, a la que también se le subirán los impuestos a la riqueza, el tabaco y los coches. Se enfrenta a un momento en el que la juventud argelina no cree en el sistema ni acepta un resultado electoral que aseguran, sobre todo la diáspora afrancesada, no es más que el mismo régimen contra cuya corrupción se levantaron. Unas elecciones que por poco superaron el 40% de la participación que necesitan para ser legitimas, siendo las menos concurridas de toda la democracia argelina.

Sin embargo, y como contrapartida que beneficia al que será nuevo presidente, los manifestantes carecen de liderazgo, por lo que no tienen una posición ventajosa cara a las necesarias negociaciones que deberá haber. Abdelmadjid Tebboune aun así no se ha mostrado intransigente con los manifestantes del 'Hirak', y aunque se niega a poner fin al gobierno cívico-militar, en ocasiones ha compartido la visión popular de que el país necesita reformas. Tal es así que al día siguiente de ganar las elecciones dijo que estaba preparando las consultas para redactar una nueva constitución que llevará a consulta mediante referéndum.

Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente Medio, propaganda y terrorismo.
Alberto Rodríguez García, periodista especializado en Oriente Medio, propaganda y terrorismo.
En un país en el que la desigualdad económica es tan notoria como la generacional reflejada en un gobierno gerontocrático, en el que los jóvenes piden la modernización de un sistema estancado, Tebboune deberá enfrentarse al reto más difícil que debe asumir un líder político: el cambio

La capital, Argel, es el lugar en el que deberá confrontar la oposición más dura que es capaz de organizarse para salir a protestar y organizar boicots. Aun así con la mayoría de los votos, Abdelmadjid Tebboune ha demostrado que el sistema no es el problema sino la gestión del mismo. En una sociedad tan joven como empobrecida, el caos y la convulsión político-social no han impedido que la gente rechace ideas integristas que pudieron tener calado en países vecinos. Los resultados han demostrado también que boicotear sin más una herramienta como son las elecciones tampoco tiene demasiada eficiencia precisamente.

Las próximas semanas irán dibujando el futuro de Argelia, determinando si estamos frente a un nuevo resurgir del país como proyecta Tebboune con su discurso conciliador, pero intransigente para con los usureros que se beneficiaron e hicieron fortuna durante el anterior sistema en el que pide un sistema judicial independiente que respete la libertad de los argelinos. El tiempo dirá si es cierta la promesa de Tebboune de rejuvenecer la política en un país en el que el 53% de la población tiene menos de 30 años.

En un país en el que la desigualdad económica es tan notoria como la generacional reflejada en un gobierno gerontocrático, en el que los jóvenes piden la modernización de un sistema estancado, Tebboune deberá enfrentarse al reto más difícil que debe asumir un líder político: el cambio.

Habiendo hecho carrera durante el gobierno de Bouteflika, Abdelmadjid Tebboune siempre fue visto como un tecnócrata. Ahora asume la presidencia con la promesa de "volver a levantar el país".

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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