Un ejército digital con miles de cuentas en Twitter: cómo Arabia Saudí busca imponer su narrativa en Oriente Próximo
Ríos de tinta se han escrito sobre los denominados 'bots rusos' capaces de condicionar resultados electorales, activar movimientos secesionistas o incluso colocar presidentes. Unos bots que supuestamente dominan las redes sociales pero de los que nadie sabe nada; ni siquiera los instigadores de estas teorías de lo absurdo. No obstante, donde se ve humo es porque hubo fuego, y sí que hay un país que ha perfeccionado como nadie el uso de las redes sociales para organizar campañas propagandísticas, de acoso e incluso guerra informativa: hablamos de Arabia Saudí y su 'ejército digital'.
Entre los cambios para Arabia Saudí propuestos por el príncipe heredero Mohammed bin Salman también está el explotar todas las potencialiades que hoy día ofrece internet. Así, valiéndose de influencers, instagramers, pero principalmente de twitter, la monarquía ha creado toda una red para mejorar su imagen, pero también para vigilar, censurar y acosar a enemigos políticos tanto dentro como fuera. Cada vez que sucede algo en Oriente Próximo, las redes tardan apenas unos minutos en saturarse con mensajes de cuentas asociadas a la monarquía saudí. Cuentas cuyo único fin es crear narrativas, confrontar y, en definitiva, hacer de la guerra informativa la punta de lanza de su disputa por imponerse en la esfera local, regional e internacional.
Estas campañas, lejos de ser una conspiración imposible de atribuir a nada ni nadie, tienen un nombre: Saud al-Qahtani 'Mr. Hashtag'. Es el arquitecto de 'la armada electrónica' de Arabia Saudí, compuesta por miles de usuarios que, como abejas, construyen redes y se organizan en torno a cuentas concretas que dirigen la estrategia del momento, como las reinas del panal. (Antes de continuar es necesario abrir un pequeño paréntesis: Qahtani fue rescindido del cargo en 2019 y ha permanecido bajo arresto domiciliario por el asesinato de Jamal Kashoggi hasta hace dos semanas, que fue absuelto por un jurado, por lo que pronto podría volver a supervisar el monstruo que el mismo ideó… si es que algún día realmente dejó de hacerlo).
La campaña de redes de la monarquía saudí dista mucho de ser algo simplón que se desarrolla sobre la marcha. Dos de las mayores cuentas en árabe de twitter, dedicadas a publicar contenidos favorables al sistema saudí, HashKSA y SaudiNews50 (con 10 y 13,5 millones de seguidores respectivamente), están gestionadas por la compañía de marketing digital Smaat, que a su vez trabaja con otras entidades del régimen de los saud y está implicada en un caso de espionaje de ciudadanos saudíes a través de dos antiguos empleados de twitter que utilizaron su posición para acceder a correos electrónicos, números de teléfonos, direcciones IP… de críticos con la monarquía.
No es raro leer a Twitter Safety anunciar que han eliminado de tanto en cuanto miles de cuentas asociadas al Reino de Arabia Saudí dedicadas a amplificar el contenido de loas a la monarquía y críticas a los enemigos regionales, tales como Qatar, Turquía e Irán.
Twitter cobró vital importancia durante la llamada Primavera Árabe'. Se convirtió en la principal herramienta para apelar a la audiencia global, pedir ayuda, justificar injerencias… en definitiva, crear narrativas con mensajes que llegaban rápido y se retenían fácilmente. Y cómo no, esta forma de guerra comunicacional tan efectiva, rápida y barata, llamó la atención a los líderes árabes; destacando a los saudíes que supieron entender el potencial de la nueva herramienta. Por apenas unos ciento y pocos euros, cualquiera puede comprar una cuenta grande, miles de seguidores y magnificar mensajes automatizados. Twitter hace lo posible para desactivar estas cuentas y prácticas, pero la empresa está perdiendo la batalla.
Con solo 33 millones de habitantes, Arabia Saudí es uno de los países del mundo con más usuarios que producen contenido 'spammer' (un simple eufemismo para referirse a campañas perfectamente coordinadas de descrédito o blanqueamiento de imagen del reino) en Twitter. En diciembre del año pasado la compañía norteamericana desactivó 88.000 cuentas ligadas a Arabia Saudí que se dedicaban a hacer spam agresivo de contenidos a favor del gobierno de los saud. Es la mayor 'limpia' de 'trolls', 'bots', 'propagandistas', 'apologistas' o como se los quiera calificar que ha llevado a cabo la red social. Y aun así, el problema nunca se ha detenido. En abril de este año Twitter volvió a eliminar 5.350 cuentas ligadas a la monarquía saudí; práctica que ya se ha vuelto habitual.
Basta con navegar por las tendencias en twitter de países árabes cada vez que sucede algo para ver que enseguida se saturan de usuarios saudíes. Uno de los casos más estudiados es el del asesinato de Jamal Khashoggi, cuando en pleno descrédito internacional el estado saudí se vio obligado a reaccionar. En cuestión de horas hubo decenas de miles de interacciones como contra-narrativa a las opiniones e información del asesinato del periodista. La estrategia utilizada no fue la de unos pocos usuarios repitiendo muchos mensajes, sino la de un mismo mensaje repetido por miles y miles de cuentas que se retroalimentaban con retuits. Una estrategia que lleva la firma de Qahtani.
La campaña más reciente del régimen saudí ha sido en agosto, destacando por agresiva y cínica; aprovechando la explosión del puerto de Beirut para, valiéndose de la división sectaria de la sociedad, focalizar la ira de la población contra Irán y Hezbollah, a quienes acusaron del incidente. Inmediatamente después de la explosión, twitter se saturó de mensajes como "el amonio de Hezbollah quema Beirut" que llegaron a convertirse en tendencias gracias a 'la tropa del ejército digital saudí' que repetía los mensajes –de acuerdo a declaraciones del profesor Marc Owen Jones para el Daily Beast– de un grupo muy concreto de usuarios.
Usuarios que ya habían dirigido previamente campañas contra activistas, periodistas… y en general disidentes de Arabia Saudí. Unas campañas que no distinguen de estatus social y profesional, dirigiendo el acoso incluso contra periodistas con cierto renombre como la libanesa Ghada Oueiss, del medio ligado a la qatarí Al Jazeera, que lleva sufriendo desde verano una brutal campaña de difamación junto a su compañera del mismo medio, Ola al-Fares, que con casi cinco millones de seguidores es una de las mujeres más conocidas de Jordania. Sencillamente, nadie se libra de las redes saudíes; ni siquiera Jeff Bezos, contra quien se lanzó la campaña #قاطعوا_منتجات_امازون (Boicot a los productos de Amazon) convirtiéndola en tendencia después de que el fundador de la compañía mil millonaria acusase al príncipe heredero Mohammed bin Salman de haber hackeado su teléfono móvil.
Los nuevos tiempos llevan a nuevos métodos. Si bien las películas y los videojuegos siguen siendo una piedra angular de la propaganda, las redes sociales –y twitter más que ninguna otra– se han ganado un lugar más que merecido entre los grandes de la guerra informativa. Mensajes cortos, directos, globales y que revisan la historia sin consecuencias de ningún tipo. Twitter se ha convertido en una herramienta perfecta para –poco a poco– moldear la opinión pública, tanto dentro como fuera de casa… y Arabia Saudí lo sabe muy bien.
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