El asunto pendiente del BRICS: protagonizar la yuanización de la economía mundial
En la ciudad rusa de Ufá, casi al pie de los montes Urales, se llevaron a cabo las cumbres del BRICS, conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), que integra a China, Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán.
En materia de cooperación financiera, el BRICS anunció los detalles de su nuevo banco de desarrollo, así como de su Acuerdo de Reservas de Contingencia. Sin embargo, el modus operandi de ambas instituciones reveló que ninguna promueve el proceso de desdolarización global. Es que los créditos del nuevo banco de desarrollo del BRICS se denominarán en dólares, lo mismo pasará con la liquidez provista por el Acuerdo de Reservas de Contingencia, que además necesitará del aval del Fondo Monetario Internacional (FMI) para actuar como estabilizador de las balanzas de pagos del BRICS.
En cambio, China sí socava –en solitario– la dominación del dólar a través de la yuanización de la economía mundial. Bien sea estableciendo permutas de divisas (‘swap’) de carácter bilateral entre bancos centrales, bien sea instalando bancos de liquidación directa (‘clearing bank’), bien sea otorgando licencias para participar en el Programa Chino de Inversores Institucionales Extranjeros Calificados en Renminbi (RQFII, por sus siglas en inglés), la “moneda del pueblo” (‘renminbi’) se abre camino.
Sin embargo, cabe destacar que China impulsa el yuan únicamente a través de acuerdos bilaterales, desaprovechando así el extraordinario potencial de sus instituciones para el financiamiento de infraestructura, apoyadas de manera mayoritaria por las economías emergentes. Las operaciones de crédito del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB, por sus siglas en inglés), el Fondo de la Ruta de la Seda (‘Silk Road Fund’) y el nuevo banco de desarrollo del BRICS, se llevarán a cabo todas ellas en dólares.
Por lo tanto, si bien es cierto que por la cantidad de recursos a disposición de las 3 instituciones (240,000 millones de dólares) China desafía el poderío del FMI y el Banco Mundial, a su vez sostiene sobre sus hombros el Imperio del dólar, la piedra angular del Sistema Monetario Internacional establecido en 1944.
En el seno del BRICS, el impulso del yuan es marginal. Hasta la fecha ningún miembro del BRICS ha mostrado disposición a participar en el RQFII. Tan sólo apenas la semana pasada, la República de Sudáfrica se convirtió en el primer integrante del BRICS en instalar un banco de liquidación directa (‘clearing bank’) para facilitar las operaciones en yuanes.
En el caso de la India, ni la proximidad geográfica ni la complementariedad geoeconómica con China animan a que el primer ministro, Narendra Modi, solicite un acuerdo ‘swap’ a las puertas del Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas inglés) para proteger a su país de la volatilidad del dólar.
¿Por qué hay resistencia a apoyar el yuan? ¿Qué sucede con la cooperación en el bloque? De acuerdo con el FMI, el PIB combinado del BRICS alcanzó los 16.9 billones de dólares (a precios corrientes) en 2014, monto que representa más de la cuarta parte (27%) del PIB mundial. Aunque sus tasas de acumulación de capital se han visto disminuidas, el BRICS contribuyó con la mitad del crecimiento de la economía mundial durante la última década.
Sin embargo, esos registros históricos contrastan con los escasos volúmenes de comercio y de inversión entre los países del BRICS. Mientras que las exportaciones del BRICS (336,000 millones de dólares) constituyen 16% de las exportaciones globales, los intercambios de mercancías intra-bloque apenas representan 1.5% del total mundial.
Lo mismo sucede en el caso de las inversiones, a excepción de los proyectos multimillonarios lanzados por China, los flujos de capitales entre Brasil, Rusia, India y Sudáfrica son muy pequeños, equivalen a menos de 5% del total invertido por los 4 países, según la base de datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés).
Frente a ese escenario, es necesario que el BRICS asuma el compromiso hacia 3 tareas fundamentales. En primer lugar, el BRICS debe acelerar la construcción de una ‘asociación económica integral’ para profundizar la cooperación industrial, tecnológica, energética, financiera, etcétera.
En segundo lugar, la creación de un Área de Libre Comercio (FTA, por sus siglas en inglés) del BRICS sería un paso decisivo con vistas a aumentar los vínculos económicos entre los miembros del bloque pentapartita. En ese sentido, China debería incrementar el monto de sus importaciones para disminuir los desequilibrios comerciales.
En tercer lugar, finalmente, es urgente abandonar la órbita del dólar. Bien sea creando una ‘canasta de divisas’, bien sea promoviendo el uso del yuan, el BRICS debe comenzar a desafiar la hegemonía de la divisa norteamericana.
En definitiva, si el BRICS continúa sin colocar el yuan en la mayor parte de sus transacciones será imposible que más adelante, las iniciativas de financiamiento de infraestructura (AIIB, Fondo de la Ruta de la Seda y banco de desarrollo del BRICS) auspiciadas por China se conviertan en los cimientos de un sistema monetario multipolar.
Economista egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Integrante del Centro de Investigación sobre la Globalización, Global Research, con sede en Montreal (Canadá). El Club de Periodistas de México lo ha galardonado en dos ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de Mejor Análisis Económico y Financiero.
Twitter: @noyola_ariel.
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