Provocó tranquilidad en la comunidad internacional la declaración realizada en Suiza el 2 de abril de este año por el canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, y la jefe diplomática de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, confirmando el acta de entendimiento nuclear entre el G5+1 y la nación persa. Los diálogos continuarían hasta el 30 de junio con el fin de precisar algunos puntos que requieren mayor claridad y cimentar esta decisión internacional. Es lo que se denomina la configuración del marco técnico-político en estos acuerdos, los cuales se darán definitivamente pese a los obstáculos encontrados.
Lo anterior es considerado muy positivo puesto que es un pacto que garantiza tanto los derechos nucleares de Irán como su compromiso de usarla con fines pacíficos, tal como se ha ratificado durante más de una década.
No obstante lo anterior, las interrogantes que deben hacerse son fuertes pues desde el origen de este proceso la intencionalidad política se demuestra claramente. Hay que tener claro que después del autoatentado de las Torres Gemelas se perfeccionó el plan destinado a dominar, por la razón o la fuerza, al Medio Oriente, y que uno de los puntos neurálgicos correspondía al sometimiento de Irán.
La causa fundamental es que dicha nación, que había roto su dependencia de Estados Unidos desde 1979, crecía paulatinamente desde el punto organizativo interno como militar, convirtiéndose en un referente concertador de la región. Por tanto, procedía a las Corporaciones Transnacionales desestabilizarlo a través de los mecanismos ya experimentados y que habían dado resultado: hacer chillar la economía, como lo planteó Nixon para Chile, fue una estrategia también adoptada.
El motivo fue artificialmente creado el año 2002 con un "informe" del grupo terrorista Muyahidín Jalq (conocido como MKO), "denunciando al mundo" que el gobierno islámico se encontraba preparando una bomba nuclear en dos centros especializados, los que eran desconocidos a los organismos científicos, amenazando con su aplicación para la guerra.
Independiente que fuera realizado por una banda terrorista (ocultando el hecho de ser patrocinada por agencias de inteligencia de occidente), se hizo válido como base para iniciar el bloqueo económico y establecer una lista de sanciones a la nación persa.
A partir de ese momento, sucedieron dos hechos: una afectación a la economía iraní en grado superlativo empobreciendo a la sociedad y dificultando su nivel de vida, además de mostrarlo como una nación terrorista presta a asesinar a los infieles. Ello obligó al gobierno persa a demostrar al planeta que el objetivo de su energía nuclear era pacífico y no sería empleado para fines violentos. De esa constatación y el papel trascendente que adquiere el país en la región, nace finalmente el G5+1, integrado por los países con derecho a veto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y Alemania, con el fin de estudiar el bloqueo occidental y el levantamiento de sanciones ligado a la decisión de no iniciar actividad de enriquecimiento de uranio con fines bélicos sino pacíficos.
El actual acuerdo de Lausana estipula que la República Islámica no construirá nuevas instalaciones de enriquecimiento ni reactores de agua pesada durante 15 años, limitará la cantidad de uranio enriquecido que posee, suspenderá en dos tercios su capacidad para enriquecer uranio durante los próximos 10 años y someterá el conjunto de sus labores nucleares al control de la comunidad internacional durante los próximos 25 años.
Así, Irán ha confirmado que respetará todas las normas del derecho internacional demostrando el carácter pacífico de su programa nuclear, evidenciando su disposición para alcanzar la confianza de Occidente.
¿Futurología como fundamento para levantar sanciones?
No obstante hay algunos puntos importantes que dilucidar.
Lo primero es recordar que las conversaciones se iniciaron mucho antes de noviembre 2013, cuando el secretario de Estado John Kerry confirmó en Ginebra que Irán había cumplido con todos los compromisos acordados en el llamado ‘Plan de Acción Conjunta’, alcanzado con el G5+1. De allí que el 2 de abril de 2015 finalmente fructificaron las conversaciones realizadas, estableciendo un periodo hasta el 30 de junio para firmar dicho acuerdo. En caso de hacerlo, los compromisos serían que Irán continuaría con su programa nuclear pacífico y en contraprestación se levantarían todas las sanciones.
Sin embargo, como propio de la metodología occidental de trabajo en grupo, las decisiones tomadas son válidas para algunos en la medida que satisfaga sus propias expectativas políticas y no los principios fundamentales que los Derechos Humanos establecen, como son los referidos a la paz mundial, la resolución de conflictos por vía dialogada, entre otros.
Ello se manifiesta en la "aclaración" del gobierno de Estados Unidos manifestando que el levantamiento de sanciones no sería inmediato sino gradual, lo que podría demorar meses o años y cuyo análisis dependería del Senado de los Estados Unidos. Aún más, agravado por las palabras del mandatario estadounidense respecto a que se destrozaría el poderío de Irán si fuese preciso, pese al sistema de misiles antiaéreo concertado con Rusia, amenazando sobre su posible intervención en Yemen. "Nuestro presupuesto militar es de 600.000 millones de dólares, y el de Irán es de 17.000 millones", ha sentenciado.
Estas declaraciones han sido confrontadas duramente por el Líder de la Revolución islámica, el ayatolá Seyed Ali Jameneí, y el presidente iraní, Hasan Rohani, quienes aseguraron que el Acuerdo sólo será efectivo si se levantan las sanciones en el mismo momento en que se firmen los acuerdos. Además, que la negociación no se ha hecho con el Senado de los EE. UU., sino con el Sexteto, por lo cual no se dejaría la soberanía del país sometida a la discusión de un grupo de congresistas extranjeros pues sería entregar la autodeterminación duramente lograda.
Washington, con la complacencia de Inglaterra y el silencio de sus aliados, exige que primero exista una fase de comprobación de la intención pacífica y un sólido control para que de modo secreto no se pueda evitar el examen a la elaboración de armas atómicas, por lo cual la Agencia Internacional de la Energía Atómica-AIEA (organismo responsable de este control mundial), sea orientada por el Gobierno estadounidense teniendo el poder de "supervisar dicha supervisión". En su defecto, tal como lo advirtió el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., general Martin Dempsey, si la vía diplomática no resuelve las cuestiones relacionadas a este programa se atacará las instalaciones nucleares del país persa, aunque una intervención así "sería prematura", según la Casa Blanca.
Teherán ha declarado que desde 2002 se ha demostrado que no hay creación de peligro nuclear, tiempo suficiente para comprobarlo hasta este año, así como más de los últimos 20 meses de suspensión voluntaria de las actividades, reconocidas tanto por la AIEA como por parte de las mismas autoridades de EEUU.
En este sentido, la discusión estriba en dos áreas planteadas por el gobierno estadounidense y cuya consistencia es muy especial: una, la posibilidad de que Irán incumpla lo cumplido y prometido; dos, que Irán desarrolle una lógica ilógica.
Uno. El preacuerdo alcanzado por el G5+1 es el resultado de un estudio profundo, de un diálogo estructurado, de la convicción en que se logrará lo pactado, de una investigación en el lugar de los hechos sobre la no existencia de armas nucleares o factibilidad de construcción, es decir, con base en la realidad. Por tanto, la posición del presidente Barack Hussein Obama respecto a lo paulatino del levantamiento de sanciones desconoce el trabajo realizado por el G5+1 y porque suspicazmente cree que Irán engañaría a todos, argumento que se denominaría "decisión futurológica", o sea, creer que lo que podría ocurrir aunque no tenga constancia determine el rumbo de una nación, conduciendo a posiciones cercanas al campo siquiátrico por la falta de coherencia con el mundo concreto, existente.
Dos, extraña que se exija que Irán cumpla lo prometido cuando es el más interesado en el levantamiento del bloqueo, el cual podría hacerse mucho más fuerte si no se respeta lo acordado. Extrañamente Irán habría hecho todo este procedimiento para no cumplir lo prometido, realizando acciones ligadas a un absurdo racional o un suicidio anunciado. Como corolario, nuevamente en su último informe mensual el director general de la AIEA, Yukiya Amano, manifestó textualmente: "Irán está cumpliendo con todas sus obligaciones en el pacto nuclear preliminar".
Es decir, la futurología o posibilidad de hacer algo determinaría una acción sobre la evidencia actual.
Por el contrario, el escepticismo de Irán si posee un soporte corroborado exhaustivamente: el Gobierno estadounidense tiene como norma incumplir lo prometido por lo cual como mecanismo de defensa ataca a quien cumple lo acordado, estratagema para ocultar su propia debilidad argumental. Ejemplos son innumerables tomando sólo la acusación a Sadam Hussein de tener armas atómicas o a Mohamar Gadafi de elaborar armas para el terrorismo internacional, tal como Hollywood lo difunde diariamente y se ha comprobado con el reciente develamiento de documentos y cartas confirmando dicha relación. Cuando la "Coalición" contra el grupo terrorista DAESH ya podría haberlo destruido si posee un presupuesto inmenso y, en vez de ello, "supervisa" sus movimientos, la desconfianza es corroborada.
Consideraciones finales.
A. No hay que creer que es Estados Unidos como país político al que urge ese acuerdo de paz, pues un sector interno importante está en contra. Es el presidente Obama y su Administración los que lo requieren con urgencia, aunque dando muestras de una dureza implacable pues así lo exige el "modo de vida americano". No obstante, esta situación lleva a interpretar que el mandatario desea mostrar logros como lo de Cuba e Irán para purificar su premio Nobel, pues está caracterizado como belicista… unido a la próxima campaña presidencial. El aislamiento de su nación es tal que debe asociarse a Arabia Saudita y apoyar bombardeos a las Farc-EP en Colombia pese a que la Cumbre de las Américas demostró su soledad.
B. Cabe preguntarse si la AIEA actuará con idoneidad ética o se dejará supervisar por Washington, ya que las dudas sobre su honorabilidad han quedado en entredicho al denunciar Gareth Porter, periodista e investigador estadounidense, que la Agencia Internacional de Energía Atómica citó documentos falsificados por el régimen israelí sobre el posible carácter bélico del programa de energía nuclear de Irán.
C. En varias instancias internacionales se ha planteado que, una vez concluido el acuerdo con Irán, deberá procederse de igual modo con Israel: el G5+1 tendrá que ser transparente y continuar su misión o en su defecto se verá lo subjetivo de su actuar. Por ello, la importancia que todos los países aumenten "las presiones políticas contra el régimen de Tel Aviv para que acate las leyes internacionales", invitándolo a que firme de una vez por todas el Tratado de No Proliferación (TNP), ha dicho el presidente iraní, Hasan Rohani. Como se conoce, Israel es el único en Oriente Medio que posee armas nucleares e impide inspecciones a sus instalaciones, pese a que desde hace cinco décadas realiza actividades reservadas a su entorno de inteligencia y, por ello, secretas, almacenando más de 200 ojivas nucleares.
D. Es delicado constatar que mientras "se conversa", el bloqueo continúa: el Reino Unido ha vuelto a incluir el nombre de la Compañía Nacional de Petróleo iraní (NITC), en su lista de entidades sujetas a sanciones, aceptada de lleno por la Unión Europea pese a la negativa de un tribunal de la misma organización que dictaminó en julio de 2014 que no existe razón para ello, confirmando un doble estándar. De modo similar, algunos congresistas estadounidenses han amenazado con aprobar nuevos paquetes de sanciones contra el país persa. No hay que olvidar que aproximadamente ciento cuarenta mil millones de dólares por ingresos petrolíferos de Irán están congelados unilateralmente en cuentas en el extranjero.
Al respecto, el investigador Rasoul Goudarzi ha explicado claramente que la desconfianza en los países occidentales es cada vez más patente al jugar a doble banda, como por ejemplo, al romper los acuerdos de Minsk en la medida que se presta ayuda militar a Ucrania o se apoya la destrucción de Yemen a través de los aliados monárquicos.
E. El Acuerdo se hará efectivo, aunque la desestabilización y la guerra mediática persistirán mostrando a los iraníes como peligro geosocial. El objetivo de debilitar a Irán es factible parcialmente, aunque difícil, ya que el sentimiento antiestadounidense y la nacionalidad persa son muy fuertes hoy día. Si se une al cumplimiento internacional de su palabra, ello se manifestará en una sólida unidad interna en caso de ser agredidos.
Lo esencial es que Irán ha logrado torcer la mano al destino impuesto por dominación haciendo crecer la esperanza y convicción en el avance significativo de la soberanía y que, tanto la región como el mundo entero, deben deshacerse lo antes posible de armas de destrucción masiva. Seguramente, el Estado de Israel y Palestina serán parte de una nueva geopolítica humanizadora en la medida que la guerra y los castigos no sean el único medio supuestamente funcional para obtener el desarrollo integral en las sociedades actuales.