Los filibusteros han existido desde hace milenios. Simplemente han cambiado las formas y los estilos para atentar contra sus objetivos. Similar situación ocurre con los mercenarios que se pueden llamar terroristas, guardias de seguridad, combatientes de la libertad, demócratas o cualquier otro nombre, lo que no obsta para que su trabajo sea pagado en la medida que la muerte sea la herramienta aplicada. En ambos casos, los ideales no existen aunque se intente oscurecer su origen o pretenda literariamente hacerlos parte de una galería heroica. Obviamente existen excepciones que provienen de la novela, como los famosos libros de Emilio Salgari que relatan las aventuras de Sandokán, el tigre de la Malasia, pirata de Borneo que se rebela contra la ocupación británica colonial de su territorio y cuyo jurado lo sostiene cual es vengarse de James Brooke, gobernador inglés que lo ha desposeído de su trono y cómplice de quienes ultimaron a su familia.
En pleno siglo XXI, los nuevos corsos no usan arcabuces, ni viajan en barcos a vela, ni siquiera deben esgrimir argumentos para conquistar. Estos hoy día visten elegante, arman imperios, extraen las riquezas de los países donde pueden extirparlas y, si es del caso, eliminan a quien se oponga, torturan y hacen del genocidio un arma temible.
De allí que los negocios se manejen con un estatuto ético muy alejado de la transparencia, la hidalguía, el respeto al ser humano y se implemente el consumo como una forma de entender el progreso. Así, los códigos se dan en relación a la fuerza y no a la equidad entre similares.
Uno de los ejemplos emblemáticos contemporáneos es el caso Mistral, ya que ha sido puesto en la palestra pues demuestra la filosofía del bucanero en su mejor expresión. Como se sabe, Francia realizó un contrato con Rusia para construir dos portahelicópteros clase Mistral, los que serían entregados en noviembre 2014 el primero y, luego, el segundo el año 2015. Para el efecto, el Gobierno ruso desembolsó la cuota inicial basado en un acuerdo intergubernamental firmado en 2011 por la empresa francesa DCNS y la rusa Rosoboronexport, cuyo suministro debería haberse efectuado exactamente el 14 de noviembre del año pasado. Según el contrato, desde la fecha de entrega del primer buque anfibio de asalto, la espera para el otro podría extenderse hasta tres meses bajo "determinadas circunstancias".
Cabe mencionar que está consignado claramente que la nación gala, sin el permiso de Rusia, no puede vender los buques ya que Moscú es el titular de un certificado de usuario final para la cubierta de las embarcaciones.
Sin embargo, François Hollande ha suspendido la entrega de ambos navíos debido, según él, a la situación en Ucrania y la intervención de Putin en dicho conflicto, pese a que toda la información existente, incluso de la misma OTAN, confirma que es falso. O sea, conociendo la realidad y aceptándola, se esgrime como argumento fidedigno, lo cual no obsta para continuar con el manejo reservado de los diálogos sobre esta temática.
En dicha dirección, el análisis debe centrarse desde un inicio en el modo bastante desfachatado con el cual París ha propuesto un nuevo negocio: está dispuesto a devolver a Rusia 785 millones de euros (895 millones de dólares) del prepago por la construcción de dos buques clase Mistral con la condición de que el Gobierno ruso permita la venta de los portahelicópteros a un tercer país a través de una autorización expresa y gratuita.
En términos de filibustero, lo que se pretende es desconocer el negocio, devolver el dinero ya cancelado como adelanto solo si se cumplen las condiciones del productor, exigir que además se firme una cláusula de aceptación para que dichos barcos puedan ser vendidos a otros —inclusive a mayor precio con la ganancia en opción— y que Rusia asuma todos los costos ocasionados por los cambios que se deba hacer a estos si se entrega a otra nación. Naturalmente, las multas por incumplimiento no son mencionadas y desaparecen por obra de magia.
Considerando este particular asunto y leyendo una a una las condiciones que propone París, el humor se vuelve ridículo pues este negocio así planteado so lo piratas lo harían. Veamos las ideas propuestas nuevamente.
1. El monto a devolver únicamente se hará efectivo después de que el Gobierno ruso autorice por escrito la venta de los buques a terceros, "sin reservas".
2. El país no asumirá los emolumentos por cambios tecnológicos o militares pues la propuesta es, como máximo, compartir con la parte rusa el riesgo y los gastos que supone quitar las armas rusas del buque.
3. No hay indemnización alguna por los costos económicos provocados a la Federación, no se reconoce o devuelve los intereses causados ni se paga la cláusula de multa por rescindir el acuerdo intergubernamental.
En este sentido, en una actitud diplomática y plena de caballerosidad el Gobierno ruso no ha reaccionado con improperios, amenazas, sanciones, típico de las potencias occidentales, y más bien ha manifestado que la cantidad ofrecida por Francia es insuficiente. Moscú no comparte este enfoque de la 'solución' del problema creado por los fabricantes ya que la terminación de los contratos supone gastos y pérdidas por valor de 1.163 millones de euros (1.330 millones de dólares). Además, las autoridades rusas defienden la tesis según la cual la compañía francesa de defensa DCNS, encargada de la producción de barcos militares, es la que debe afrontar las pérdidas ya que el contrato se cancela por iniciativa de París.
A este respecto, el Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar de Rusia ha enviado una misiva al Ministerio de Defensa de Francia para que explique oficialmente las razones del incumplimiento del contrato de compraventa identificado.
Consideraciones analíticas
A. En síntesis, el proyecto de acuerdo enviado es un insulto a todos los negociadores honestos en cualquier lugar del mundo y a los tratados internacionales. De aceptarse, implicaría que ningún contrato tiene validez y que una empresa transnacional, apoyada por su Gobierno, puede apropiarse de capitales a través de negociaciones fraudulentas.
B. Demuestra con absoluta claridad la debilidad del Gobierno de François Hollande, ratificado por la baja imagen como hombre público y confiable reflejado en todas las encuestas, agravado por la sumisión y falta de dignidad geopolítica, lo que deja a Francia como un país irresponsable, falaz, sin posición propia, pues sigue dictados externos.
C. Corrobora que esta es una política común que afecta a líderes occidentales, incluso considerados fuertes, como es la situación de Angela Merkel, que ha sido denunciada por permitir que la Agencia de Seguridad de los Estados Unidos espiará a figuras alemanas, al Parlamento, incluido el teléfono de la canciller, todo lo que implica ceder la soberanía de un país a otro, vinculando el espionaje con traición a la patria. Hollande apostata de su país pues le obliga a un coste internacional en cuanto su prestigio e independencia: ya todos saben que Obama le ordena lo que debe hacer y su espalda es flexible para obedecer.
D. Si hubiera sanciones por parte de Rusia es lógico y conducente, comentándose las posibilidades de que, si fuera preciso entre otras medidas, se suspenderían negocios probablemente quebrando además las relaciones con el satélite proveedor europeo Eutelsat SA, con sede en París (cuyo valor total de los contratos firmados entre RSCC y Eutelsat asciende a 658,9 millones de euros); igualmente cambiando resultados de concursos ganados en 2014 donde obtuvo la victoria EADS Astrium, u otras medidas conducentes a exigir a la nación gala dignidad y respeto por su propia seguridad económica, honrando a los ciudadanos franceses que apoyan en su mayoría la venta.
E. No solo este agravio afectará internacionalmente sino que ya se advierten cambios significativos pues el contrato militar firmado por el Gobierno indio con la aeronáutica francesa Dassault Aviation, para la entrega de 126 cazas multifuncionales Rafale, podría ser suspendido debido a la forma poco seria en que se maneja los negocios desde París, perdiendo tanto el dinero que el Gobierno ruso pagó por la construcción de los Mistral como los 22.000 millones de dólares previstos en el contrato con la India.
F. Se prevé que las autoridades rusas no piensen aprobar la reexportación de los buques clase Mistral antes de que se devuelva todo el monto indicado, lo que costará a Francia alrededor de 3.000 millones de euros (casi 3.800 millones de dólares), sin incluir la mantención en astilleros. El proveedor tendrá que compensar a Rusia el costo total.
G. Lo más importante es que la actitud permanente con los Gobiernos de las potencias occidentales líderes debe ser recordar insistentemente el nivel ínfimo de ética que manejan en la gran mayoría de sus relaciones, estafando o mintiendo descarnadamente a sus pueblos como mecanismo permanente de su moral comercial fundada en el austericidio.
Finalmente, el mote de piratas es adecuado pues cuando se aprueba el ataque descarnado a pueblos indefensos prácticamente, como Yemen, típico del asalto corsario a embarcaciones violando mujeres, eliminando a los adversarios, aprisionando las vidas, el hecho que el Gobierno francés se haya sumado en Riad al ataque inmisericorde que deja más de cinco mil víctimas mortales, especialmente civiles indefensos, es la patente de corso manifiesta.
Desnudarse ante el mundo es mostrarse en su real estatura: la diplomacia de la 'dialoguicidad', los negocios con transparencia, la política de la complementariedad permiten traslucir intencionalidad verdadera. La intención profunda, aquella que esconde la realidad, las falacias escondidas tras sonrisas, el uso de la autoridad y el poder bancario siempre dejan a las figuras como el reflejo del egoísmo anunciado y postulan la sagacidad para actuar frente a ellos. Es el mensaje.