Las elecciones en Estados Unidos tienen una programación con antelación: las élites postularán candidatos favoreciendo el bipartidismo en tanto defensa de su potencial económico, aunque se decantan finalmente por aquel que pueda sustentar sus proyectos políticos y geoestratégicos. Esto no es inusual en muchas elecciones donde los grupos corporativos apoyan a ambos candidatos, cuando es de este estilo donde sólo dos partidos participan (como es el caso de España, hoy debilitado por la irrupción de Podemos), con el fin de maniobrar al gobierno seleccionado.
En este caso específico, la publicidad ha dejado claro que en el ámbito republicano habrá una discusión interesante entre dos aspirantes, Donald Trump y Marco Rubio, lo que puede variar dependiendo de factores externos también. En el ala demócrata, todo indicaría que Hillary Clinton, auspiciada por Wall Street, tendría que ser la nominada.
Sin embargo, ha aparecido un factor inesperado que paulatinamente comienza a tener influencia cual es el votante libre, aquel que decide independientemente de las encuestas y que posee un grado de conciencia que va más allá de la militancia por una organización, comprometiéndose con el destino de su país. Esto ha dado impulso a la campaña de un supuesto acompañante en este proceso y que se transforma en un potencial candidato de preferencias altas: es Bernard Sanders.
Sanders es senador por Vermont, uno de los estados más pequeños de la Unión, quien se ha declarado contradictor de las grandes corporaciones. Por ello se ha comprometido a no aceptar para su campaña ni un solo dólar de ellas y hasta el momento ha conseguido recaudar más de 18 millones de dólares estadounidenses gracias a las pequeñas donaciones de unos 200.000 seguidores, ya que ha iniciado con fondos limitados para su campaña.
En su propuesta ha manifestado la necesidad de Educación Superior gratuita, lo que se convierte en una aspiración de grandes sectores jóvenes que aspiran a una carrera profesional sin alto endeudamiento, sanidad pública universal para que el acceso sea igualitario y de calidad, lucha contra el cambio climático con el fin de proteger al planeta de este engendro. También una reforma migratoria y del sistema judicial con el fin de proteger a los inmigrantes y a su vez transparentar la justicia, vacaciones y bajas de maternidad pagadas para los trabajadores, fin de las contribuciones de las corporaciones a las campañas políticas para democratizar la participación de quienes no posean dicho capital excluyente, mayor control de Wall Street y sus bancos privilegiando a la Nación, fin de las rebajas fiscales para los ricos en tanto violaría la Constitución. Su planteamiento crítico ante las multinacionales es decisivo.
Dada las posibilidades que se abren desde Iowa, su elección significaría una gran oportunidad para Estados Unidos pues desde su perspectiva mejoraría notablemente la imagen hoy deteriorada por la invasiones territoriales y financieras, le concitaría respaldos verdaderos más que rechazos y le permitiría concentrar sus esfuerzos en dedicarse a su propio desarrollo en vez de debilitarse en guerras e intervenciones difíciles. Ocurrirían varias situaciones acordes con su perfil: Estados Unidos retomaría un papel pacífico en el mundo, mejoraría sustancialmente la situación económica del país, establecería relaciones cordiales con América Latina, atacaría verdaderamente el terrorismo, comprendería la grave situación en Medio Oriente y, por tanto, renacería el espíritu de confraternidad con Rusia, China, Irán, y los movimientos progresistas en el planeta.
Si el planteamiento socialdemócrata de Sanders se mantiene, defendiendo las clases medias y trabajadoras tan desvalidas actualmente, estableciendo la humildad como aspirante al hacer su anuncio simplemente desde un podio colocado en un jardín del Capitolio, como defensor de la expansión de beneficios sociales y de aumentar el salario mínimo, sosteniendo que el país atraviesa una crisis más seria que cualquier otro período (después de la Gran Depresión de los años 30), convirtiéndose en crítico de las políticas que han favorecido a las multinacionales y a los grandes inversionistas, el resultado puede ser un apoyo de inmensos sectores afrolatinos, progresistas y capas medias.
¿Qué ocurrirá ahora?
Su elección significaría una gran oportunidad para Estados Unidos pues desde su perspectiva mejoraría notablemente la imagen hoy deteriorada por la invasiones territoriales y financieras, le concitaría respaldos verdaderos más que rechazos y le permitiría concentrar sus esfuerzos en dedicarse a su propio desarrollo en vez de debilitarse en guerras e intervenciones difíciles
La carrera para la presidencia parece estar confirmando que en el país del norte existe un nivel más alto de conciencia sobre la necesidad de elegir un nuevo rumbo, lo que preocupa sobremanera a la Corporatocracia, especialmente cuando Hillary Clinton no logra convencer debido a sus nexos con Wall Street, su acción en Bengasi, Irak y la masacre de civiles, los correos secretos, etc.
La hipótesis es que Marcos Rubio y Donald Trump tienen altas posibilidades en la medida que haya una gran abstención demócrata debido a la insatisfacción con las políticas propuestas y su desgaste interno y externo. Tal como se ha dicho, los republicanos alcanzarían la Casa Blanca pues los afrolatinos no votarían por Hillary, especialmente agredidos en este periodo, a no ser que existiese una amenaza directa, lo que volcaría su participación.
En ese sentido, tal como se anunció prospectivamente, algunas hipótesis que pueden darse son que el candidato republicano que sea nominado gane la presidencia; que Hillary Clinton sea candidata demócrata y pierda o gane; que Bernie Sander sea el candidato demócrata atrayendo una posibilidad alta de ser presidente con el apoyo afrolatino. De ser Sanders, debería enfrentar una de las campañas más duras y con ataques directos. En esta dirección, la creación de una trama para detener el avance progresista no está de más analizarlo pues de ser elegido presidente existiría un grave perjuicio para el emporio del negocio armado, comercial, financiero e industrial, y se privilegiaría la mediana y pequeña empresa fortaleciendo las bases sociales del país. El ataque identificándolo como peligro nacional, similar a Jeremy Corbyn en Inglaterra –tildándolo de socialista o generador de caos–, sería un elemento a tener en cuenta, además de acusaciones a su reputación personal; incluso denuncias sobre su incoherencia en los principios.
Los estadounidenses poseen hoy una propuesta de futuro con Sanders, que convertiría a Estados Unidos en la potencia de la verdadera libertad en la medida que privilegie a su pueblo, el honor del respeto a naciones independientes y fundamentalmente dedique sus esfuerzos a desarrollar democracia interna, agravada por la violencia generalizada. Esto es posible y puede convertir a esta nación norteamericana en un puntal de la confraternidad, papel aún por consolidar.