¿Son los modernos terroristas aficionados a los Medios por lo que llaman al 911 para informar con antelación de sus fechorías? ¿Son los modernos terroristas de tan alta educación que llevan sus pasaportes a los lugares donde cometen atentados?
La respuesta devela la ilógica de la información de los Estados neocoloniales al intentar mostrar una realidad que no es, falseando los datos a través de una reiteración que aliena. Por ello aún no dan una contestación a la interrogante internacional: ¿es la muerte de los ciudadanos estadounidenses superior a la muerte de niños sirios?
Obviamente respecto al ataque a un club gay en Orlando por un ciudadano estadounidense, todo asesinato debe ser condenado especialmente cuando de seres indefensos se trata independientemente de su orientación sexual, la que tiene que ser respetada en tanto toda persona es un ser con derechos. Sin embargo, definitivamente según el espíritu de la Excepcionalidad (teoría fratricida de los gobiernos de EE.UU.), las personas de nacionalidades diferentes a este país, Inglaterra y Francia básicamente, son consideradas inferiores, razón de que los atentados en dichas naciones pese a ser muchísimo menores en fallecimientos son destacados como noticias de importancia mundial, ocultando o disminuyendo el valor de otros hechos similares por no ser convenientes a sus propios intereses o simplemente por una política de segregación marcada.
Después de los discursos de Barack Obama atribuyendo a los terroristas el atentado en un bar gay perpetrado por Omar Mateen, matizado con lágrimas en los ojos, complementado por la utilización prosaica de la masacre por Hillary Clintoninvocando el regreso "del espíritu del 12 de septiembre" (que dio origen a la cruenta invasión de Irak), y la solicitud de juicio a la esposa del autor del atentado pues se supone que ésta sabía lo que sucedería, se han conocido hechos que marcan un giro diferente a la información dada por las agencias de inteligencia las que apuntaban a una vinculación directa de este sujeto con los takfiríes de Daesh.
En primer lugar, en cuanto al trabajo desempeñado por Mateen en G4S, la mayor compañía de seguridad del mundo según “The Guardian”, fue su empleado como oficial de seguridad y llevaba un arma como parte de sus funciones durante casi 10 años, por lo que es extraño que fuese un criminal islámico ya que se conoce que dichas empresas hacen un riguroso estudio de su personal por la labor que ejercen en cuanto a vigilancia, control y represión en lo que son especialistas, por tanto, es factible que hayan descartado su peligrosidad en cuanto terrorismo pues ser homosexual no determina violencia implícita.
En segundo lugar, la documentación existente confirma su homosexualidad, sus deseos reprimidos, todo ello ratificado por su esposa a la cual han presionado para que se mantenga en silencio ya que es posible el enjuiciamiento por cargos muy graves como ser cómplice del asesinato de medio centenar de muertos y heridos en el atentado. Ante dicha amenaza ella ha optado por callar.
En tercer lugar, en cuanto a la confiabilidad de la información sobre la supuesta “masacre terrorista” aportada por FBI, éste ha quedado en deuda pues son graves las inconsistencias al manifestar que el asesino llamo al 911-Emergencias para indicar su afiliación a Daesh, que poseía contactos con los supuestos autores del atentado en Boston y que se conocía su historial afecto al Estado Islámico, amén de reiterar su “descendencia afgana”. Es importante mencionar que el FBI entrevistó a Mateen en 2013 y en 2014, pero ellas "no resultaron concluyentes, por lo que no había motivo para mantener la investigación en marcha".
En cuarto lugar, la manipulación de la información ha sido tan burda que muy pronto pasará de moda tenerla en primera página pues se conoce de la inmensidad de datos que demuestra una manipulación procaz donde los Medios subalternos han dado información errónea, sin sustento lógico y basada en supuestos. Cabe informar la intencionalidad obligada pues, por ejemplo, a finales de mayo varios hombres armados mataron a tiros a siete personas y dejaron heridas a muchas más en un bar gay de Veracruz, pero la cobertura mediática de aquella masacre fue ínfima y casi no tuvo repercusión.
Analizando la realidad de esta bandera falsa, incluso Yahoo ha confirmado varios datos sobre el autor insistiendo en su tendencia sexual y manifestando que se ha iniciado una investigación a la esposa por su supuesta responsabilidad penal con lo cual lo básico-homosexualidad-se distorsiona para desviar la investigación evitando la verdad: un atentado no terrorista político sino debido a la personalidad sociopática del asesino.
Las preguntas son muy fuertes: si apoyaba a Al Nusra según la inteligencia secreta, ¿entonces apoyaba a EE.UU?; ¿por qué quejarse de su propio hombre haciendo el trabajo para el cual había sido entrenado?; ¿por qué si el FBI mantuvo bajo vigilancia a Omar Mateen suspendió sus investigaciones?
Los comentarios en la red no dejan de sorprender por las interrogantes claras que presenta manifestando que esta historia “no tiene ni pies ni cabeza”: ¿desde cuándo un terrorista realiza un juramento de lealtad al ISIS y Frente al Nusra, mediante el número de emergencias estadounidense 911? Sólo puede explicarse como una constancia exigida por el FBI lo que demostraría su vinculación con la CÍA a través de su trabajo en seguridad transnacional. Lo objetivo es que “nació en USA, estudio en USA, trabajó en USA, compró armas en USA de fabricación estadounidense, masacró a 50 compatriotas en USA”… y su resultado es un terrorista islámico.
Analistas serios coinciden en que el FBI quiere tapar que existe un sicariato dentro de su propio territorio diciendo que pertenece a grupos terroristas, desconociendo el historial de asesinos seriales más grande en el mundo y que nacen en dicho país. En esencia, fue un ataque homofóbico intentando convertirlo en terrorista probablemente con anhelos poco santos, insistiendo reiteradamente en las noticias en su origen afgano pese a ser estadounidense e involucrando el odio a los musulmanes, ocultando otros hechos que desmienten la supuesta teoría del terrorismo que hizo a Obama “llorar” y a Hillary insistir en su campaña presidencial, utilizando este atroz atentado para sus intereses particulares y sin inmutarse. Si el director del FBI, James Comey, manifestó la existencia de "fuertes indicios de radicalización", sus conexiones con Al Qaeda y Hezbollá, y su relación con los hermanos Tsarnáyev (que perpetraron el doble atentado de la maratón de Boston en abril de 2013): ¿por qué le permitieron una libertad total para portar armas? La respuesta no ha sido entregada.
Finalmente dos reflexiones:
Primera, testimonios comprueban que Mateen utilizaba aplicaciones de citas para gays, que había estado en varias ocasiones en el club nocturno Pulse de Orlando y que había interactuado con hombres en apps gays, lo que conduce a inferir una “homofobia internalizada” que motivó dicho acto. El padre de Mateen también sugirió que su hijo albergaba fuertes opiniones antigay, lo cual apoya la visión generalizada de que el ataque estuvo motivado por una homofobia extrema. También su ex esposa, Sitora Yusufy, le dijo a CNN que era muy factible que tuviera sentimientos ocultos, de angustia o muy contradictorios sobre ser gay. Lo anterior ha conducido a sustentar la hipótesis de la estimulación debido a un poderoso sentimiento de aversión sobre su propia sexualidad, tal como muchos políticos que han cuestionado esta condición descubriéndose posteriormente que poseían dicha tendencia.
Segunda, el debate sobre armas de fuego es un señuelo pues en la medida que dicha nación siga siendo aterrorizada por la supuesta agresión rusa-iraní-china-venezolana o la invasión musulmana, sin resolver sus problemas internos de segregación, pobreza, discriminación, desigualdad, desempleo, control ciudadano, agresión a inmigrantes y afroamericanos, manipulación comunicacional, etc., la situación de crisis continuará.
Es fundamental denunciar la manipulación de un evento atroz por élites frías las que han desnudado su intencionalidad: aprovechar el atentado para insistir en proyectos armamentísticos e invasivos de otras naciones.
La esperanza es que crímenes de horror como éste no se sigan manifestando, a la vez que es obligatoria la denuncia de los crímenes del terror producto de la invasión a países de menor poder para que no continúen realizándose por las élites neoliberales. Asimismo, evidenciar que las banderas falsas muy pronto se vuelven en contra de sus gestores pues siempre la mentira se convierte en un instrumento que doblega al ejecutor.