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Guerra mediática internacional. Seis claves para confrontarla (I)

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Guerra mediática internacional. Seis claves para confrontarla (I)
El primer axioma que hay que dejar en claro es que la evidencia documental de esta guerra mediática es impresionante y escapa a los archivos de cualquier biblioteca de primer orden. Es más, la creatividad en las formas de ejecutarla y la transgresión de valores éticos es de tal magnitud que demuestra también la capacidad humana para el desarrollo de la maldad, incentivada por el egoísmo como principal referente. La fundamentación y las formas como se puede confrontar este belicismo de los Medios contra la soberanía y autodeterminación de los pueblos contribuye a la independencia que requiere el mundo hoy y es urgente explicitarla, develando todas las formas perversas en que se introduce en la opinión pública.

Sin ir más lejos, las recientes imágenes entregadas por la OTAN para “demostrar el afán injerencista actual de Rusia”, donde supuestamente la semana pasada se denuncia movilización de tropas dispuestas a violar las fronteras con Ucrania ¡corresponden al año 2013! Lo anterior indica que la falta de argumentos da paso a crear un ambiente de terror amparado en el uso siniestro de los Medios donde mentir descaradamente también da réditos. Contra ese tipo de adversarios, sin leyes de caballerosidad ni respeto a los derechos humanos, debe hoy enfrentarse el verdadero destino de las naciones que desean modelos sociales ligados a la equicracia. Ello no es un hecho aislado pues anteriormente se habían publicado artículos y fotos falsas extractadas de Manhattan (Nueva York) y Siria, que provocaban temor en la población haciéndolos aparecer como si fuese en Crimea.
 
Esta belicosidad no admite límites por parte de fuerzas oscuras creando información que parece inverosímil y, aunque resulte ridículo, es publicado: se ha sancionado a un periodista ruso ubicándolo en la lista negra de aquellos a los que se les impide viajar a la Unión Europea y, además, se cierran sus activos en esa región…¡pese a no poseerlos! No sin razón, Dmitri Kiseliov-el “castigado”- considera que: “Este comportamiento de Occidente roza la esquizofrenia. La esquizofrenia es una alteración en la percepción de la realidad, una existencia paralela regida por factores secundarios. Cuando nos basamos en algo que tiene poca importancia y lo convertimos en lo importante, cuando nos amparamos en la opinión de personas que cuentan con escaso apoyo social y político dentro de la sociedad rusa, entramos en el reino de los espejos torcidos.”(1) 
 
Si en Europa las sanciones no cesan, en América Latina continúa la negociación para amarrar las naciones: las letras chicas de los regalos que ofrece el régimen estadounidense no son gratuitos ya que la oferta de permiso para Estados Unidos a los ciudadanos chilenos, negociada por el gobierno del presidente Sebastián Piñera, requiere mirar con detención lo que implica ya que el gobierno la aceptó sin plantear la soberanía de sus ciudadanos pues la visa Waiver del tratado exige entregar los datos personales de los chilenos que viajen a ese destino. Siempre con el truco debajo del brazo, en el caso de Venezuela, cerca de 30 fotos de violencia en otros países supuestamente ocurriendo en éste, dan cuenta que la falsedad es una herramienta ya común. Mentir descaradamente y sin argumentos o documentos se hace legal.
 
Sin embargo, en este conflicto bélico por trastocar la cultura de los pueblos, su mentalidad y, por tanto, su comportamiento, se alzan voces metodológicas que otorgan nuevos referentes más ligados a la eticidad que la autodeterminación posee, proponiendo algunas claves para confrontar la guerra mediática.
 
La primera clave es aceptar que dicha tensión existe y durará durante mucho tiempo, por tanto, es importante prepararse para un proceso de enfrentamiento de posturas y modelos con larga duración que sólo finalizará cuando las megafamilias dueñas de parte importante del mundo puedan ser desalojadas de ese poder. Esto implicará el sacrificio de muchas vidas puesto que aquel que se oponga arriesga su integridad ante la crueldad de estos enclaves.
 
Es importante cimentar la idea de modo general que las tensiones no finalizarán sino que pueden amainar o parecer que se van desvaneciendo. Es peligroso creer que los procesos han finalizado pues-al no ser así- conduce al quiebre de los movimientos liberadores. Es fundamental mantener esta perspectiva.
 
La segunda clave es iniciar desde ahora una exigencia de explicación o búsqueda del porqué. Uno de los mecanismos de dominación más efectivos es acostumbrar a la población a interpretar hechos y no analizar las causas del mismo, lo que determina personalidades que funcionan por sentimientos, emociones, hostilidad, en las cuales se crea un odio permanente a todo lo que signifique liberación, estatización, lo público, soberanía, haciéndolo aparecer como “comunismo” o “sovietismo”. En este sentido, se debe bifurcar el trabajo desmitificador: por ejemplo, en América Latina y el Caribe se ha expropiado el lenguaje y su contenido de tal modo que se utiliza corrientemente la palabra americano para significar al “gringo”; en realidad lo correcto es decir estadounidense, identificando su país con régimen de gobierno autoritario. Incluso en un error geográfico craso se denomina norteamericano cuando está contemplado en el mapa a México, que desaparece como “patio trasero” y Canadá que son parte de esa familia europea que inició el exterminio indígena. Por ello, es fundamental dar a nuestro vocabulario su contenido de identidad.
 
De igual modo, en toda discusión sobre la realidad social es urgente iniciar recuperando la palabra porqué, para obligar a exponer las razones de lo que ocurre, lo que conduce a una debilidad inmensa de ciertos exponentes neoconservadores puesto que su fuerza se basa en la consigna sin explicación y la apelación al odio simplemente, dando hechos concretos sin comprender quien los causa y sus objetivos. Insistir siempre, en toda información, en la búsqueda de su razón, es tarea primordial.
 
Una tercera arista es comprender que la guerra mediática existe, se ha globalizado, diversificado e incentivado a los más altos niveles.
 
El cine continúa siendo un instrumento vital para sus intereses pues comporta una pedagogía que logra éxito inmediato y sostenido al introducir conceptos de un modo subrepticio e incluso subliminal, el cual llega a millones de personas tanto en la pantalla del cine como televisor, dvd e internet.
 
Cabe recordar la aburrida película “Invasión USA”, con Chuck Norris (campeón mundial e imagen estadounidense), donde con simples movimientos destruye a sus opositores guerrilleros estableciendo la supremacía de su nación. Sin embargo, en una tradición  ininterrumpida por décadas, en abril de este año 2014 tiene éxito la propaganda de Avatar,  que comienza con los enemigos que han sido vencidos: rusos, alemanes, chinos, iraquíes, vietnamitas, para dar paso a nueva gente peligrosa y hostil que también será derrotada.
 
La película “Cinco días de guerra” es un ejemplo claro de que la confrontación mediática está en su punto más alto y creciendo notablemente. El film inicia diciendo que es un tributo a los cientos de reporteros desaparecidos o asesinados mostrando como este periodista es atacado por las fuerzas rusas junto a los malignos terroristas, salvando grupos de inocentes, manteniendo en su poder el ship que demostrará los crímenes de lesa humanidad, mostrando cómo se degolla a civiles indefensos y procurando incentivar el odio contra los enemigos de la libertad. Con el mismo esquema tradicional desde los años sesenta, se descubre que la diferencia con los verdaderos actores de las masacres aparece distorsionada, faltando  identificar al régimen estadounidense y su alianza con Al Qaeda, cambiando el nombre del “valiente” periodista Tomas Anders por el soldado Chelsea Manning,  encarcelado por denunciar lo que dicho actor tergiversa, obligado por un contrato económico.
 
Se hace imperioso que la diversificación en formato ideológico promueva una acción denodada para aclarar la desfiguración de la realidad en todos los espacios posibles. Participar en programas a través de las redes, cuestionando y de manera sistemática (de tal modo que no puedan borrar críticas o  sigan utilizando la treta de recibir mensajes solo a su favor), es imperioso. Numerosos intelectuales y estudiantes deben asociarse a este papel en el mundo, con sus columnas en periódicos, redes, radio o televisión neofuncionales y críticas, haciendo de las sociedades y sus aulas verdaderos espacios de vida y libertad. 

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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