Los movimientos del 'Directorio' confirman que el enfrentamiento con las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk incentivará la Tercera Conflagración, ya que ni Rusia ni el mundo soberano permanecerán indiferentes al deseo de aniquilar naciones autodeterminadas.
Acorde con la información aportada en columnas anteriores, Global Research ha alertado de una inminente ofensiva con un carácter final contra la población y milicianos independentistas en Ucrania por parte de la OTAN. Por dicha razón, el mundo no puede ser 'neutral' ante las evidencias cada vez más fuertes que indican una perversa planificación de la guerra en el orbe, denunciando y oponiéndose solidariamente con el fin de imposibilitar dicha acción. La concentración de conflictos, 'amenizada' por las corporaciones mediáticas, está creando un sistema espiritual de temor (psicología e ideología social), ante lo cual la única respuesta parece ser la defensa de las naciones, justificando el incremento militar.
Actualmente existe una movilización secreta y rápida de líderes gubernamentales y miembros de un 'Directorio' que controla las Corporaciones Transnacionales, ocultos a través de la comunicación virtual o presencial, sin dejarlo traslucir a la prensa con el fin de esconder las maniobras en pos de un conflicto armado. Esto se está dando independientemente de que los medios occidentales estén publicando noticias en sentido contrario o deformado.
Las últimas declaraciones que confirman por enésima vez que los enemigos de las Corporaciones no son los grupos terroristas (¿aliados desechables?), han sido refrendadas por el secretario de Defensa adjunto de los Estados Unidos, Robert Work, quien en consonancia con las expresiones del presidente Obama ha señalado directamente a Rusia y China como los grandes adversarios… debido a las aspiraciones globales que poseen. La más grande ironía es que para este Gobierno, autonombrado policía mundial de la seguridad, los pueblos libres junto a las naciones que sustenten dichas opciones de soberanía son considerados peligrosos.
En este sentido, es pertinente mencionar que al finalizar el año 2014 los bloques están definidos en gran parte: un sector importante del mundo que cree en la libertad efectiva de los ciudadanos, en el uso de las riquezas para sus pueblos y en la búsqueda de la justicia solidaria con nuevas relaciones internacionales de acompañamiento a las naciones. Otro, decidido a obedecer a las élites que demandan la guerra como instrumento económico y político de enriquecimiento-sumisión, con una cruenta campaña de agresiones sin importar las falacias implementadas en contra de toda eticidad.
Cinco señales claras muestran el proceso bélico que desea seguirse para exterminar a las fuerzas autonómicas de Donbás:
1. El establecimiento de sanciones a las repúblicas de Donetsk y Lugansk
En la región este de Ucrania —Donbass— el Gobierno Poroshenko ha castigado a estos pueblos al cesar su trabajo las instituciones estatales y suspender todo tipo de pagos, incluidas las pensiones y seguros sociales, afligiendo a más de cinco millones de personas, incluidos discapacitados, niños, ancianos, entre otros golpeados por su imposibilidad de desplazarse en búsqueda de protección y afectándolos de manera grave. El decreto de completo bloqueo económico emitido ha sido considerado como un acto de genocidio, según lo declarado por el dirigente de la República Popular de Lugansk (RPL), Ígor Plótnitski, lo que viola los acuerdos de Minsk sobre el estatus especial de Donbass y la estabilización de la situación humanitaria en la región.
Lo indiscutible es que acepta la existencia de las repúblicas populares y las posiciona como identidades, contradicción que no puede resolver al castigar, pues tiene que identificar a algún ente para no demostrarse ante la opinión pública como un flagelador contra seres indefensos de una comunidad, es decir, sin clarificar que es al pueblo del sureste ucraniano el que destroza, lo cual quedaría consignado como violación grave a los derechos humanos, que es lo que se está haciendo actualmente. Por tanto, no es una política aislada, sino similar al apoyo al Estado Islámico, decididamente dirigida a eliminar ciudadanos por el hambre o las armas.
El reciente acuerdo entre el Gobierno Poroshenko y la República de Lugansk por el cual se acuerda un alto al fuego desde el próximo 5 de diciembre y el retiro del armamento pesado a partir del día siguiente, según la OSCE, es un muy buen paso en la medida que sea sincero y de futuro pacífico, pues también puede significar simplemente un intento de dividir la unidad miliciana o debilitar los esfuerzos de defensa. En esa dirección, también se encamina el alto al fuego en el aeropuerto de Donetsk desde este martes.
2. La nacionalización de los terroristas como ucranianos para limpiar a las potencias de su responsabilidad
Poroshenko ha dicho públicamente que promete el terror para el sureste de Ucrania: "Nosotros tendremos nuestros empleos, ellos no; nosotros tendremos nuestras pensiones, ellos no; nosotros contaremos con cuidado para los niños, las personas y los jubilados, ellos no. Nuestros hijos irán a colegios y jardines de infancia, los suyos estarán escondidos en los sótanos. Porque no podrán hacer nada. ¡Así es exactamente cómo vamos a ganar la guerra!".
En este sentido, ha planteado que se emitirá una ley por la cual sea factible obtener la nacionalidad ucraniana a quien decida combatir para defender la patria, lo que implicaría que mercenarios de grupos extranjeros, agencias de defensa militar, destacamentos internacionales, podrían ser legalizados para ejercer una acción terrorista sin padecer los rigores de la ley ni considerarse delitos, pues la normatividad los protegería.
3. La ayuda militar de la Alianza con armamento pesado
La reciente información de la OTAN según la cual llegarían nuevos asesores militares y el apoyo de la Alianza con armamento, ratifica el deseo de establecer un Ejército fuerte capaz de combatir en condiciones eficaces. Unido a las altas cantidades entregadas al día de hoy por la Unión Europea y EE.UU., se percibe la dirección que marca el proceso.
Cabe mencionar que la resolución de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN sobre Ucrania, que descarga toda la responsabilidad sobre Rusia y crea una Fuerza de Respuesta Rápida —Spearhead Force (Punta de lanza)— con el fin de intervenir en un tiempo muy corto en escenarios conflictivos de urgencia inmediata, es símbolo de las decisiones militaristas.
Las declaraciones del mandatario aseverando que su país entrará a la OTAN como miembro y, en caso de ser necesario, se realizará un referéndum para consultar al pueblo (aunque no a los opositores del sureste) ratifica que la idea es convertir ese país en una base militar euroestadounidense, con los consiguientes riesgos para su población y la seguridad mundial, originado en el país más grande de Europa, ocupado por Estados Unidos y la Unión Europea.
4. La preparación mediática
¡Rusia ha invadido 36 veces a Ucrania! Es lo que se emite reiteradamente en la prensa mundial pese a no existir ningún testimonio que lo confirme mínimamente, información que se conoce sarcásticamente como el 'Mundo paralelo': una realidad que no existe y es creada desde el espacio exterior, supuestamente con logística alienígena afín a la OTAN. Para los analistas serios es simplemente una provocación política que esconde la fachada de las Transnacionales.
Mientras que la dirigencia de las repúblicas populares solicita el envío de cascos azules de la ONU para vigilar el cumplimiento de los acuerdos de Minsk con el claro fin de defender a la población de un genocidio, la prensa internacional genuflexa sigue ocultando la realidad y preparando las condiciones para la intervención del Gobierno Poroshenko.
En ese sentido, la globalización de la noticia internaliza la idea de que el Gobierno de Ucrania tiene el derecho a 'proteger' el territorio de grupos secesionistas, con carácter terrorista, y que la burocracia del poder (al peor estilo weberiano), como posee el uso legítimo de la fuerza, puede utilizarlo en todas las formas posibles.
5. La insistencia en Rusia y China como peligros para la humanidad
El nuevo discurso sobre la amenaza mundial de Rusia y China corresponde a una hoja de ruta cuyo origen proviene de los años cuarenta donde era conveniente la destrucción del primero por la Alemania nazi para luego eliminar al gigante asiático.
Esta persistente crítica no ha podido calar en todos los niveles del poder social debido a que varios sectores han considerado que una escalada nuclear sería el fin de la humanidad. Debido a dicha razón, el mito del oso y el dragón ha tenido impedimentos objetivos para ser introducido a la opinión pública pese a un denodado esfuerzo de propaganda. Ello tiene un fundamento: las definiciones en pro de la paz por parte de Vladímir Putin y el acompañamiento de China en la seguridad mundial han posibilitado que la información falsa sea controvertida por la realidad quedando sus emisores como órganos de la comunicación falseada.
Consideraciones analíticas
Es urgente aclarar que el 'nuevo discurso' en la política estadounidense respecto a los supuestos enemigos no ha cambiado sino que ahora se hace explícito: siempre han sido las naciones que se opongan a sus designios, o que disputen su hegemonía y sueños de dominación, los principales centros de ataque formal o subrepticio.
Así se entiende los golpes de Estado en países que pudiesen desempeñar un 'rol' cercano a estas naciones, tales como Irán, Venezuela, Nicaragua u otras en Centroamérica que aún gravitan en la órbita imperial.
Denunciar con la mayor fortaleza los intentos de un Directorio de Poder internacional es una obligación moral para todo ciudadano que conozca la intención que contienen estos procedimientos mediáticos, financieros, económicos y armados. Prever ante los ojos del orbe quien desea iniciar una Tercera Conflagración, aún más riesgosa que las dos anteriores puesto que su escalada tiene dos o tres continentes como objeto de manera simultánea, es moralmente imprescindible.
Lo más grave es que esta dirección subrepticia entre en pánico y se descontrole producto de una sensación interna de miedo provocado por agentes internos, haciéndoles creer que sus propiedades e inversiones están a punto de ser expropiadas, locura que es factible de sembrar para iniciar la conflagración, suposición lejana de la realidad aunque siempre amenazante.
Algunos analistas consideran que puede ser el Medio Oriente la prioridad aunque no es tan fuerte la argumentación porque se necesita un plan muy bien combinado y que requiere de varios puntos por resolver en un escenario que puede cambiar; por tanto, el objetivo no es fácil de resolver. China puede ser un centro de conflicto debido al avance del gigante asiático aunque el proceso puede ser manejado y no existe con precisión un foco de tensión que pudiese devenir en una guerra inmediata… aunque crear artificialmente conflictos es una especialidad euroestadounidense. No se puede descartar estos dos focos; sin embargo, parece ser Ucrania el más propicio para desencadenar una conflagración de alta escala.
Finalmente, cuando el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, advierte que el conflicto en Ucrania puede prolongarse hasta catorce años debido al empeoramiento de las relaciones entre la Unión Europea y Rusia, un sagaz analista comentaba con total precisión que dicha frase puede significar dos avisos: uno, que hay que dudar totalmente de los tiempos dados pues es un mensaje para los aliados y sus opositores diciéndoles a los primeros que el combate debe ser hasta aniquilar a sus enemigos y, dos, que Alemania seguirá a través de la funcionaria del Directorio, Angela Merkel, todas las órdenes que se emitan, aunque agobien a Alemania misma.
De las lecturas escondidas se concluye la verdad escrita. Lo que espera la ciudadanía de la tierra es que no se avance hasta el punto límite donde todo ser humano pueda ser blanco de un disparo certero; más bien, se desea con profundidad una paz sostenible y donde toda persona pueda mostrar que es objeto sensible de la humanización.