Tucker Carlson es un periodista y polemista estadounidense cercano a Donald Trump. Por lo tanto, la reciente entrevista con el presidente ruso, Vladímir Putin, no se puede comprender fuera del contexto de la campaña electoral de EE.UU.
En el Congreso estadounidense es cada vez más difícil aprobar la financiación para Ucrania, lo que se ha convertido en otra de las armas arrojadizas presentes en el actual escenario preelectoral en el país.
Las diferencias entre la estrategia demócrata y la de Donald Trump al respecto de cómo evitar una gran alianza euroasiática que termine por colapsar la hegemonía estadounidense radica en que, si bien los demócratas han trabajado en la dirección de aumentar la distancia entre Europa y Rusia, la estrategia Trump se centró en buscar el aislamiento de China. Todos estos elementos han estado presentes durante esta entrevista.
En tanto, Vladímir Putin, presidente de la Federación de Rusia, concedió la primera entrevista con un medio occidental desde el inicio de la Operación Especial en Ucrania, en un escenario donde las contradicciones dentro de EE.UU. permiten romper el cerco mediático que se había impuesto sobre Rusia.
La mayoría de los medios de comunicación occidentales no han tenido más remedio que comentar la entrevista, aun con tergiversaciones, no hacerlo llevaría al ridículo profesional y a perder toda credibilidad pública. Estamos ante un ejemplo evidente del llamado 'efecto Streisand', donde el intento por censurar o denostar cierta información genera el efecto inverso.
Las claves de la entrevista
La entrevista abarca tres ejes temáticos fundamentales: el conflicto en Ucrania, las relaciones EE.UU.-Rusia y la visión de Rusia acerca del orden multilateral en gestación. Tres temas guiados de forma calculada por Carlson que, no obstante, han sido abordados por el presidente ruso, rompiendo el esquema propagandístico que pretendía el periodista estadounidense.
Si durante la entrevista Carlson habla para su público interno, posibles votantes, Putin fue más allá abriendo un diálogo con la opinión pública occidental.
La entrevista inicia con un "monólogo" (denominado así por el propio presidente) de Putin acerca del contexto histórico de Ucrania y Rusia.
En este punto, el periodista estadounidense insistió en varias oportunidades sobre por qué Putin no había hecho referencia a estos elementos históricos previamente. "Rusia aceptó la desintegración de la URSS con las fronteras de las Repúblicas que la componían, lo que no aceptamos es el avance de la OTAN al Este", aclaró el presidente ruso a este respecto. Intentando especificar que el relato histórico atiende a la comprensión del porqué una serie de acontecimientos habían llevado a la actual situación.
De hecho, en relación a las motivaciones del inicio de la operación militar especial, Putin también fue claro: "Nosotros no queríamos iniciar una guerra, queríamos terminarla". Así, mencionó las primeras negociaciones, donde se exigió a Rusia alejarse de Kiev, algo que hicieron, para que después los acuerdos alcanzados hasta ese momento fueran rotos por la otra parte.
El presidente ruso insistió varias veces en la idea de la negociación. Una negociación que no quiere la otra parte, o quizás sus aliados. "El final de la guerra llegará cuando dejen de enviar armas". Esto es presentado por el presidente ruso como una avanzadilla de posible negociación, pese a que en los medios occidentales lo han planteado como una amenaza.
Carlson también preguntó al presidente ruso por su pretensión de "desnazificar" Ucrania. A este respecto, Putin fue bastante claro. Aunque existen grupos y movimientos neonazis en todas las partes del mundo, lo normal es combatirlos, y no reivindicarlos y convertirlos en el centro de la construcción de su identidad nacional, como ocurre en Ucrania. E incluso aplaudirles, como ocurrió en Canadá. Volviendo al inicio, esta situación es clave para comprender el contexto interno en Ucrania y como esa desestabilización acaba por afectar a Rusia. El presidente ruso señaló que en las negociaciones que se habían llevado a cabo esta era una exigencia que incluso fue aceptada en un primer momento, antes de que esas negociaciones se rompieran.
Putin fue bastante claro. Aunque existen grupos y movimientos neonazis en todas las partes del mundo, lo normal es combatirlos, y no reivindicarlos y convertirlos en el centro de la construcción de su identidad nacional, como ocurre en Ucrania.
Rusia y Occidente
Preguntado por el mundo en bloques que se está configurando, el presidente ruso estableció un símil con el cerebro humano compuesto por dos hemisferios, pero dentro de una sola cabeza. Insistió en que Rusia ha buscado un acercamiento con Occidente desde la caída de la URSS, que incluso él mismo trató una integración de su país en la OTAN y que esto no se produjo porque EE.UU. lo rechazó. De nuevo, en diálogo directo con la opinión pública occidental, Putin llamó a no alimentar el temor nuclear, aseguró que existen vías de comunicación, aunque, desgraciadamente, no se han podido establecer alianzas internacionales y acuerdos concretos que sirvan de garantía.
Aunque muchos analistas se han centrado en que el momento incómodo de la entrevista fue cuando el presidente de Rusia aludió al intento frustrado de Tucker Carlson por ingresar en la CIA, el golpe dialéctico de Putin hacia la estrategia de un supuesto acercamiento estadounidense por parte de Carlson se materializó de una forma más evidente cuando llegó el momento de hablar de China.
EE.UU., China y Rusia
No olvidemos que la estrategia Trump en este momento de pérdida de hegemonía estadounidense se ha basado en buscar el aislamiento de la gran potencia asiática. Putin aclaró que EE.UU. no teme una Rusia fuerte sino una China fuerte. Una síntesis del escenario geopolítico y la conciencia del presidente ruso sobre el rol que cumple cada quién.
El cerco a Rusia es solo un paso intermedio en una estrategia mayor. Igualmente, los falsos amigos se acercan con este mismo fin. El presidente de Rusia también señaló que China es un país vecino, con el que comparte frontera y, sobre todo, que no es una fuerza agresiva en el mundo. De EE.UU. no pudo decir lo mismo cuando recordó los bombardeos contra Serbia, o acusó directamente al país americano de incumplimientos sucesivos de acuerdos y de volar el Nord Stream.
Las relaciones entre China y Rusia no siempre han sido fáciles por compartir fronteras y zonas de influencia. Sin embargo, desde hace años tanto Moscú como Pekín han trabajado para garantizar una buena relación de vecindad que entienden beneficiosa para ambos y para la paz mundial. Además de compartir espacios como el grupo BRICS o la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Pese a los intentos de provocación de Carlson, el presidente ruso dejó claro que una victoria de Trump y un llamamiento al acercamiento no iba a hacer mella en su consolidada relación con China.
Desde hace años tanto Moscú como Pekín han trabajado para garantizar una buena relación de vecindad que entienden beneficiosa para ambos y para la paz mundial.
A su vez, Putin destacó el ascenso económico de China, que llega incluso hasta los países europeos aliados de EE.UU., y pareció invitar a los seguidores del periodista a comprender que el mundo simplemente ha cambiado.
Carlson quería incidir en el conocido enfrentamiento que los trumpistas tienen con algunos países europeos como Alemania. De forma muy diplomática, el presidente ruso se limitó a asegurar que el país germano estaba anteponiendo la estrategia internacional a sus intereses nacionales. Algo que también pone de manifiesto que quizás el presidente ruso considera que las heridas actualmente creadas entre ambas naciones también pueden cicatrizar. Recordemos que entre otras cosas mencionó que aún hay posibilidades para reabrir el flujo de gas hacia Alemania.
Esta entrevista se ha convertido ya en una de las entrevistas del siglo. Al fin Occidente, pudiendo estar o no de acuerdo, ha podido escuchar al presidente ruso tras dos años de censura, relatos infantiles y maniqueos y un telón de acero mediático.