Opinión
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Carmen Parejo Rendón
Escritora y analista en distintos medios audiovisuales y escritos. Directora del medio digital
Revista La Comuna. Colaboradora en Hispan TV y Telesur. Enfocada en el estudio y análisis de
la realidad latinoamericana y de Asia Occidental.
Es necesario volver a ese 14 de diciembre de 1994. En ese momento, EE.UU. se alzaba triunfante en un mundo claramente unipolar, Cuba padecía el aislamiento en pleno período especial, Chávez aún no había llegado al poder, y aún así la historia siguió y las victorias se multiplicaron.
Esta situación se convierte en una oportunidad para la reflexión, la acción estratégica y la reorganización de la esperanza.
No perdamos el foco: EE.UU. y sus aliados europeos son los que se esconden detrás de los monstruos que han ido creando en el mundo para garantizar sus intereses.
El mundo está cambiando, desgraciadamente los miembros del G7 aún no. Esto nos lleva a un escenario de incertidumbre. El derecho internacional está hecho añicos por décadas de unipolaridad.
El uso perverso que EE.UU. ha ejercido a través de su moneda para imponerse a nivel mundial entra en colisión directa con un escenario económico donde emergen nuevas potencias.
Existe una clara continuidad bipartidista en materia económica, política e internacional, más allá de las diferencias superfluas que demócratas y republicanos mantengan en el terreno de la "batalla cultural".
El poco número de operativos especializados sobre el terreno aumentó la rabia de un pueblo que lo había perdido todo y que no comprendía porqué nadie parecía entender la urgencia de la situación.
Es paradójico que la UE esté tratando de forzar a ese país a ser un peón más en la ofensiva de la OTAN contra Rusia.
La pugna geopolítica avanza y el Sur Global tiene cada vez más un protagonismo incuestionable.
En esta vorágine de violencia con tintes freudianos, a Tel Aviv no le está temblando el pulso para aniquilar al organismo que le permitió nacer.
La ofensiva se construye como una pirámide y, en la base, se encuentra la oligarquía colombiana, que se niega a cualquier reforma social que cuestione sus privilegios.
El rol que el "Sur global" está asumiendo en la esfera internacional escenifica una lucha que enfrenta al dominio occidental y a sus herramientas de dominación.