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Argentina, de relato en relato: del Macri liderando la oposición al Fernández que se posiciona

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Argentina, de relato en relato: del Macri liderando la oposición al Fernández que se posiciona

Mauricio Macri comenzó a despedirse de la presidencia pero, contrario a lo que muchos esperaban (y deseaban), no se irá a disfrutar su fortuna a ningún país europeo. Ya confirmó que quiere liderar la oposición al gobierno que el peronista Alberto Fernández comenzará el 10 de diciembre.

Para decepción de quienes se frotaban las manos al interior de la alianza todavía oficialista pensando que el presidente se iba a retirar de la política después de perder la reelección, Macri citó a todos sus funcionarios y aliados y les dijo que pretende ser un opositor "propositivo". Veremos qué entiende por "propositivo". Veremos, también, si lo logra, porque en la alianza que construyó hay heridas por la derrota y cada vez son más las voces que apuestan a desafiarlo. 

Cecilia González, escritora y periodista.
Cecilia González, escritora y periodista.
"La convicción de que hizo un gran gobierno es tal, que no se entiende cómo perdió las elecciones si todo era tan maravilloso como lo cuenta".

Mientras tanto, en el mes que le queda en el poder ya comenzó a reforzar la construcción del relato de sus cuatro años de gestión. La lectura, obvio, es de excelencia. La convicción de que hizo un gran gobierno es tal, que no se entiende cómo perdió las elecciones si todo era tan maravilloso como lo cuenta.

En esa narrativa, el presidente aseguró que se va con la conciencia tranquila y con las manos limpias, "porque gobernamos con honestidad". La Justicia no opina lo mismo y ya están en marcha causas judiciales que le van a traer dolores de cabeza, como la multimillonaria deuda no resuelta del Grupo Macri con el Estado por el Correo Argentino y que el gobierno intentó condonarle a la familia del presidente. O sea, cuando Macri quiso beneficiar a la familia Macri en lo que fue uno de los grandes escándalos de estos años. Otro pendiente es la investigación por el decreto macrista que habilitó el blanqueo de capitales, en una decisión que, para variar, también favoreció a familiares del presidente y de otros funcionarios. 

Macri presumió que él y su equipo cambiaron la cultura política para bien, pero hasta hoy sigue sin aclararse el financiamiento irregular de su campaña en el 2015, ni la falsificación de aportes económicos a las campañas macristas en la provincia de Buenos Aires en 2015 y 2017. Las cuentas no están muy claras.

En el discurso que dio en el Centro Cultural Kirchner y que tuvo un halo de despedida, el presidente insistió en que su gobierno no "atropelló" a nadie. Las personas perseguidas y detenidas por escribir mensajes en redes sociales no piensan lo mismo. Tampoco los miles de manifestantes que durante estos años padecieron el recrudecimiento de las represiones. La violencia de las fuerzas de Seguridad fue cada vez más evidente en las protestas sociales. Y ni hablar de los científicos que fueron denostados en intensas campañas de desprestigio y los trabajadores del Estado acusados de ser "ñoquis" o "grasa militante". O los indigentes que fueron acusados de cobrar para dormir en la calle, con niños incluidos, con el único y maquiavélico fin de afectar la imagen del gobierno.

Cecilia González, escritora y periodista.
Cecilia González, escritora y periodista.
"Macri comenzó a escribir una historia teñida de un tono épico en la que quienes lo apoyan son decentes, republicanos y defensores de la libertad. Los buenos. Los malos son todos los demás".

El macrismo opositor ya tiene una fecha fundacional: es el 24 de agosto, la tarde en que una multitud se citó en Casa Rosada, unida por el susto de la derrota del presidente en las elecciones primarias. A partir de ahí, Macri cambió por completo su estrategia política y electoral y comenzó a escribir una historia teñida de un tono épico en la que quienes lo apoyan son decentes, republicanos y defensores de la libertad. Los buenos. Los malos son todos los demás.

La cuestión es que las cifras oficiales no son nada épicas: durante su gobierno la pobreza creció del 29,7% al 35,1% y, para fines de 2019, rondará el 40 %. La inflación pasó del 27,5 % a más del 50 %. El desempleo se disparó del 6,5% al 10,6%. La deuda aumentó un 26 %. Y la devaluación fue récord: Macri recibió un dólar a 9,5 pesos y lo entregará a casi 70 pesos. Sus promesas de pronta recuperación económica quedaron en la nada y entregará un país en recesión. Por eso, el documento de ocho puntos distribuido por la Jefatura de Gabinete para enumerar los "logros" en economía sorprendió a más de uno. Parecía una 'fake news'.

Conspiraciones

Una de las premisas más exitosas del macrismo entre su propio público fue la convicción de que había una conspiración internacional en su contra en la que participaban rusos, venezolanos, cubanos, iraníes, mapuches, kurdos y kirchneristas. 

Esta semana, creyeron que tenían las pruebas. 

Cecilia González, escritora y periodista.
Cecilia González, escritora y periodista.
"La reunión de Maduro con sindicalistas argentinos no hizo más que confirmar las hipótesis de los macristas convencidos, en un argumento que envidiaría hasta James Bond, de que enfrentaron una oposición digitada desde el temible eje Caracas-La Habana-Moscú".

De qué otra manera interpretar, si no, el viaje de Nicolás Maduro, el más malo de todos los malos, a Cuba, en donde ahora también está, oh casualidad, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, hoy vicepresidenta electa, quien va de manera recurrente a la isla para ver a su hija Florencia que está allá bajo tratamiento médico. La reunión del presidente venezolano con sindicalistas argentinos no hizo más que confirmar las hipótesis de los macristas convencidos, en un argumento que envidiaría hasta James Bond, de que enfrentaron una oposición digitada desde el temible eje Caracas-La Habana-Moscú. 

Hablando de Maduro y de relatos, el venezolano se quedó con las ganas de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, salieran a despotricar juntos contra el neoliberalismo después de su esperada reunión en la ciudad de México. Maduro y muchos daban por hecho que la reunión serviría para que ambos líderes anunciaran un nuevo, esperado y ansiado frente progresista en la región. Pero López Obrador bajó las expectativas, dijo que no había frente alguno contra nadie y que él y Fernández nomás estuvieron de acuerdo en respetar la autodeterminación de los pueblos. El argentino sí habló de construir un "eje", pero para combatir la pobreza, unir a América Latina en una "patria grande" y dejar de renegar de la globalización

Aunque Maduro se quiso colgar de la reunión y no pudo, se debe dar por satisfecho, ya que la posición de López Obrador y Fernández se aleja de los discursos intervencionistas en Venezuela que abundaron los últimos años.

Ya de regreso en Buenos Aires, Fernández prepara primera conferencia de prensa, apertura del Grupo de Puebla, que integran decenas de líderes progresistas, y transición con Macri. Todavía sigue respondiendo las felicitaciones que recibe con tuits que anticipan su política exterior. A Maduro le habló de democracia y a Juan Guaidó no le respondió; con Daniel Ortega fue ascéptico. Se refirió con afecto a Evo Morales, Luiz Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, Rafael Correa y Fernando Lugo. A Boris Johnson le recordó la soberanía (en referencia a Malvinas) y a Merkel, la "protección de los más vulnerables". Con Donald Trump ya dialogó por teléfono y prometió relación cordial pero autónoma. Con Jair Bolsonaro directamente ni se habla.

Son apenas señales del relato que Fernández comenzará a escribir en cuanto se ponga la banda presidencial.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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