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La violencia de los cárteles y las polémicas de López Obrador alrededor del narco se saltan la cuarentena en México

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La violencia de los cárteles y las polémicas de López Obrador alrededor del narco se saltan la cuarentena en México

En los tres primeros meses de este año hubo 7.168 asesinatos en México, la tercera parte de ellos durante marzo, en pleno estallido de la pandemia del coronavirus.

Las cifras oficiales, dadas a conocer esta semana por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, demuestran que la violencia narco no se ha frenado, aunque sí opacado ante la emergencia de salud que recorre el mundo. La tendencia es oscilante. En enero se registraron 2.819 homicidios; en febrero bajaron a 2.294 y en marzo aumentaron a 2.505.

Los crímenes no paran. Desde 2006, cuando Felipe Calderón inició su guerra contra el narcotráfico, la violencia se convirtió en una pandemia propia que contagió a todo el país, que continuó con Enrique Peña Nieto y que López Obrador no puede terminar por decreto, ni con su cuestionada política de "abrazos, no balazos", con la que todavía apuesta a terminar con las masacres para alcanzar una pacificación que nomás no llega.

El afán concertador del presidente ha derivado en polémicas que polarizan el debate público. El caso más reciente fue su saludo a María Consuelo Loera Pérez, la mamá de Joaquín "El Chapo" Guzmán, en la sierra de Sinaloa, cuna del narcotráfico mexicano.

Cecilia González, escritora y periodista.
Cecilia González, escritora y periodista.
El afán concertador del presidente ha derivado en polémicas que polarizan el debate público. El caso más reciente fue su saludo a María Consuelo Loera Pérez, la mamá de Joaquín "El Chapo" Guzmán, en la sierra de Sinaloa, cuna del narcotráfico mexicano.

La imagen, que comenzó a circular en redes sociales el domingo por la noche, produjo una inicial reacción de incredulidad. Mostraba a López Obrador vestido con camisa blanca, rodeado por decenas de personas, mientras se acercaba a una camioneta y le extendía la mano a una anciana que estaba en el asiento delantero derecho. "Te saludo, no te bajes, ya recibí tu carta", le dice el presidente. El apretón dura escasos segundos. Hay sonrisas.

El gobierno confirmó que se trataba de la mamá del "Chapo", el líder del Cártel de Sinaloa que, corrupción mediante, se fugó dos veces de prisiones de (falsa) máxima seguridad de México y que el año pasado fue condenado a cadena perpetua en EE.UU. Uno de los responsables de la imparable oleada de ejecuciones y desapariciones que suman cientos de miles en el país.

Las críticas estallaron, y no sólo porque el presidente, paciente de riesgo por su edad igual que la señora, violó el distanciamiento social dictado en cuarentena. La pregunta es por qué un jefe de Estado tiene tantas deferencias con la familia de un criminal. Como siempre, López Obrador adjudicó los reproches a sus adversarios "conservadores". Se justificó con argumentos humanitarios. Presentó a Loera Pérez como una mujer de 92 años que le había pedido interferir para que el gobierno estadounidense le otorgara una visa que le permitiera visitar a su hijo.

"La peste funesta es la corrupción, no un adulto mayor que merece todo mi respeto, independientemente de quién sea su hijo", afirmó el presidente.

También aprovechó para recordar, con razón, que quien tuvo cercanía con el Cártel de Sinaloa fue el gobierno de Calderón: "Yo me reúno con la señora, la saludo, (pero) un gobierno conservador negoció con el hijo de la señora… de veras que son hipócritas". Aludió así a la captura de Genaro García Luna, el exsecretario de Seguridad acusado de vínculos con el crimen organizado y que ahora enfrenta en EE.UU. al mismo tribunal que condenó al "Chapo".

Lo que no explicó López Obrador es por qué se acercó a saludar a la mamá del capo después de negarse a recibir a las víctimas de la guerra narco, que en enero realizaron la Marcha por la Paz. En ese momento aseguró que no les daría una audiencia porque debía cuidar "la investidura presidencial" pero, ¿no queda más expuesto al ayudar a la familia de un jefe narco? ¿No pone en riesgo su relación con las Fuerzas Armadas? De por sí hay sectores inconformes porque prometió sacar al Ejército de la guerra narco, lo que incumplió al crear una Guardia Nacional. Por otra parte, ¿cómo van a reaccionar los otros cárteles que están en plena disputa de poder con los sinaloenses?, ¿y las organizaciones de derechos humanos?, ¿y las víctimas que esperan justicia?

Cecilia González, escritora y periodista.
Cecilia González, escritora y periodista.
Lo que no explicó López Obrador es por qué se acercó a saludar a la mamá del capo después de negarse a recibir a las víctimas de la guerra narco, que en enero realizaron la Marcha por la Paz. En ese momento aseguró que no les daría una audiencia porque debía cuidar "la investidura presidencial" pero, ¿no queda más expuesto al ayudar a la familia de un jefe narco?

Imposible olvidar, además, que hace casi seis meses el gobierno enfrentó una de sus primeras y graves crisis al detener y luego liberar a Ovidio Guzmán, hijo del "Chapo". La jornada de terror que sufrieron los habitantes durante el operativo que se realizó el pasado 17 de octubre en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, y que angustió a millones de mexicanos, desnudó la fragilidad del Estado para enfrentar al crimen organizado. Con las balaceras como forma de presión, los narcos lograron que las autoridades dejaran ir a uno de los sucesores del capo. El presidente dijo que lo había hecho para evitar una masacre, lo que podría entenderse y hasta avalarse, pero la confusa información oficial ayudó poco y nada a combatir la sensación de impunidad de los criminales y la desprotección de los ciudadanos.

Luego vino la boda de Alejandrina Gisselle Guzmán Salazar, la hija del "Chapo". La empresaria, que aprovechó la fama de su padre para registrar su nombre como una marca de ropa y cerveza, entre otros productos, se casó el 25 de enero con Edgar Cázares, sobrino de Blanca Margarita Cázares Salazar, a quien la DEA acusa de formar parte de la cadena de lavado de dinero del Cártel de Sinaloa. La fastuosidad de la fiesta fue obscena, tanto como la exhibición de poder de la familia del "Chapo", que incluyó una catedral cerrada para la ceremonia, calles acordonadas; vestido exclusivo, de diseñador; desfile interminable de vehículos de lujo y blindados; amplia difusión de fotos del enlace en las redes sociales; guardaespaldas por doquier, fuegos artificiales y la actuación de populares artistas en vivo.

Cecilia González, escritora y periodista.
Cecilia González, escritora y periodista.
Cuando a López Obrador le preguntaron si los servicios de inteligencia le habían notificado sobre la boda, ya que se sospechaba que el hijo del "Chapo" había asistido, el presidente se limitó a decir que no tenía ningún tipo de información. No hizo ningún tipo de crítica o cuestionamiento hacia las demostraciones del poder narco.

Cuando a López Obrador le preguntaron si los servicios de inteligencia le habían notificado sobre la boda, ya que se sospechaba que el hijo del "Chapo" había asistido, el presidente se limitó a decir que no tenía ningún tipo de información. No hizo ningún tipo de crítica o cuestionamiento hacia las demostraciones del poder narco. Para entonces, ya había recibido la primera carta con pedidos de ayuda de la mamá del capo. Dos meses después, el mismo día del cumpleaños del liberado Ovidio Guzmán, el presidente viajó a Sinaloa, saludó con la mano a la señora y acumuló reproches por su manejo de una crisis narco que resiste cualquier pandemia.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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