Betty no se equivocó.
Todo empezó aquí, en este lugar
En el camino de Alta Gracia a Córdoba, me dirigí a la iglesia ortodoxa de San Nicolás, pero no había nadie, pronto me senté cerca de la antigua casa de la familia de Alberto Granado en la Calle Roma 535 a tomar mate. Ya no estaba ni la viña, ni el porche y la casa pertenecía a otro propietario, quien abrió una óptica, pero estos cambios externos no jugaban ningún papel.
Hay momentos en la vida cuando sientes que estás en tu lugar como nunca antes. Por ejemplo, cuando llegas a casa después de un largo viaje. O cuando sueñas con algo durante mucho tiempo, luchas, lo buscas, y .... SAZ, sucede ... y te quedas congelado por un instante, hasta el momento en que decides moverte un paso más adelante. O cuando, por ejemplo, regresa alguien muy querido y cercano, y se sientan en silencio uno junto al otro sintiendo con todo su ser la emoción del reencuentro.
Así me pasó a mí. Luego de tres años desde que por primera vez tuve la idea de realizar esta travesía, y tres después de que me metí de lleno en esta historia, finalmente me hallé exactamente en el lugar y el momento en el que debía estar, donde yo quería estar.
Ernesto: "Bajo la parra de la casa de Alberto Granado, tomábamos mate dulce y comentábamos todas las últimas incidencias de la 'perra vida' mientras nos dedicábamos a la tarea de acondicionar La Poderosa II".
Sí, entonces los chicos no sabían las sorprendentes consecuencias que traería a sus vidas y a la vida de un pequeño país caribeño, la historia que comenzó en el porche de esta casa hace 62 años. Y aunque no está vivo Ernesto, que después de diecisiete años murió en Bolivia, ni Alberto, quien vivió una larga vida y encontró la paz eterna en Cuba, esta historia está ahora a punto de repetirse...
Entonces... El plan: hacer un viaje por América Latina de ocho mil kilómetros en dos meses. Método: improvisación total. Objetivo: Explorar la vida de Ernesto Che Guevara. Equipo: La Poderosa III, un caballo de hierro Zanella RX350 de 2011.
Me acompañaban sólo una transeúnte y el dueño del pequeño restaurante el Che, que miraba por la ventana... Por fin, me puse en marcha...
Alberto Granado sobre la partida el 29 de diciembre de 1951:
"La moto parecía un enorme animal prehistórico, flanqueada por dos bolsas de lona impermeable y en la parte posterior un portaequipaje donde llevábamos desde la parrilla del churrasco, hasta la tienda y catres de campaña".