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La importancia estratégica de Afganistán: Una futura ‘Arabia Saudita del litio’

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La importancia estratégica de Afganistán: Una futura ‘Arabia Saudita del litio’
Cuando se habla de Afganistán en la prensa suele hacerse refiriéndose a los ataques por parte de los talibán contra las fuerzas gubernamentales afganas o de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad) lideradas por la OTAN y con respecto a las bajas por estos incurridas o informando sobre víctimas civiles de ataques aéreos de la OTAN. Lo que no se suele mencionar es la gran riqueza mineral que Afganistán posee en su subsuelo y su potencial como fuente de petróleo y gas natural.
                                                 
Se calcula que Afganistán tiene riquezas minerales por valor actualmente de unos 3 billones (trillion en inglés) de dólares. Los estudios realizados por el Departamento de Defensa de EE. UU. tan solo en la provincia de Ghazni al suroeste de la capital afgana de Kabul indican que Afganistán podría tener yacimientos del mineral de litio tan grandes como los de Bolivia, país con los mayores depósitos de litio que se conocen del planeta. Por ello un documento interno del Pentágono llegó a estimar que Afganistán podría convertirse en la “Arabia Saudita del litio” en referencia al país árabe poseedor de las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. El litio es un metal y mineral estratégico utilizado en la fabricación de baterías para teléfonos celulares y computadoras portátiles, en la manufactura de sistemas ópticos, en aleaciones de gran resistencia utilizadas en la construcción de aviones, en los combustibles de cohetes, en sistemas de aire en submarinos, como combustible de torpedos antisubmarinos y al parecer también en armas nucleares.    
                                                                 
Aparte del litio, los principales yacimientos minerales hallados en Afganistán son: hierro, por valor hace dos años de cerca de 421.000 millones de dólares; cobre, por valor en 2010 de 274.000 millones; niobio, por valor de más de 81.000 millones. Cabe señalar que el niobio es un metal y mineral estratégico que se usa en aleaciones de acero para fortalecerlo, utilizándose  aleaciones que incluyen niobio para la fabricación de motores de aviones jet y cohetes. Por ejemplo, los motores de los cazas de combate estadounidenses F-15 y F-16 contienen niobio y cobalto, lo mismo que los motores de los tanques de combate estadounidense M-1 Abrams. El niobio es utilizado en la fabricación de aleaciones superconductoras, empleadas en la manufactura de magnetos superconductores usados en equipos de representación óptica por resonancia magnética.


 
Otros depósitos de importancia en Afganistán son: cobalto, por valor en 2010 de casi 51.000 millones de dólares; oro, por valor hace dos años de 25.000 millones; molibdeno, por valor de casi 24.000 millones; metales de tierras raras, usados en la fabricación de sistemas electrónicos, magnetos para motores eléctricos de autos híbridos, en sistemas de rayos láser y en casi todos los sistemas de tecnología militar, cuyos yacimientos afganos en 2010 se calculaban en 7.400 millones; asbestos, por valor de 6.300 millones; plata, por valor hace dos años de 5.300 millones; potasa, por valor en aquel entonces de 5.100 millones; aluminio, valorado en 4.400 millones. Otros minerales hallados en Afganistán son: uranio, grafito, lapislázuli, fluorita, fósforo, plomo, zinc, estaño, mercurio, estroncio, sulfuro, talco, magnesita y caolín. Vale añadir que en la segunda mitad de la década pasada EE. UU. tuvo que importar el 100% del niobio y las tierras raras que consumió, siendo estos minerales de especial importancia estratégica  para Washington.   
 
La información sobre estos yacimientos fue inicialmente recogida por geólogos soviéticos  durante la ocupación de Afganistán en los años 80 del siglo pasado, produciendo mapas con la localización de las vetas minerales. Tras la invasión de Afganistán a fines de 2001 por las fuerzas estadounidenses, un equipo del Servicio Geológico de EE. UU. en colaboración con el Pentágono sobrevoló en 2006 los yacimientos minerales marcados en los mapas soviéticos con un avión NP-3D Orión de la Armada de EE. UU., dotado de equipos avanzados incluyendo un magnetómetro y gravímetros para medir campos magnéticos y de gravedad. La exploración aérea cubrió cerca del 70% de Afganistán, lográndose resultados tan positivos que llevó a que en 2007 se realizase otra exploración aérea con pilotos de la Fuerza Aérea de EE. UU. y de la NASA, la agencia espacial estadounidense. Los vuelos de exploración del 2007 se hicieron con un antiguo bombardero WB-57F Canberra de la NASA, empleando desde  15.240 metros de altura un avanzado sensor de representación óptica hiperespectral –probablemente usando LADAR (radar láser)- capaz de hacer un mapa tridimensional de yacimientos minerales en el subsuelo, identificando cada mineral al detectarse la signatura espectral que cada uno tiene. La información así recopilada se combinó con imágenes obtenidas por el satélite de la NASA Landsat y por el satélite japonés ALOS, añadiéndose también información recogida por radar desde el espacio en una misión del año 2000 de un transbordador espacial de la NASA.
 
Después de estos estudios el equipo de desarrollo del sector de negocios del Pentágono contrató a equipos de expertos estadounidenses en minería para que confirmasen los vastos depósitos de minerales hallados en suelo afgano por las prospecciones realizadas hasta la fecha. Tras esto se informó al entonces Secretario de Defensa de EE. UU. Robert M. Gates y al Presidente de Afganistán Hamid Karzai de los resultados obtenidos. Con todo, es probable que antes de la invasión de Afganistán de 2001 EE. UU. haya sabido a través de sus fuentes de inteligencia que existían estos yacimientos con base en las prospecciones hechas por los expertos soviéticos. El relato de que geólogos estadounidenses en Kabul se toparon por accidente en 2004 con los mapas soviéticos mostrando los depósitos de minerales, enterándose por primera vez de ellos, no es imposible, pero es poco probable.


 
Se sabe también que Afganistán tiene depósitos de petróleo y gas natural. Tan sólo en el norte de Afganistán en las regiones Afgana Tayika y del Río Amu Daria se han descubierto yacimientos con 219 millones de toneladas de petróleo o de hasta unos 1.800 millones de barriles de crudo y 440.000 millones de metros cúbicos de gas. Hay que añadir que el sensor de representación óptica hiperespectral del avión Canberra de la NASA pudo haber localizado yacimientos de petróleo al detectar su signatura espectral.    
 
Aún si los fabulosos yacimientos minerales de Afganistán no hubiesen sido un motivo para la invasión del 2001, ciertamente que serían una razón de peso para Occidente mantener una presencia permanente en ese país. Por su gran importancia geopolítica, geoestratégica y geoeconómica, aunque se retiren las tropas combatientes de la ISAF en 2014, quedará después en Afganistán una presencia militar y económica occidental para garantizar que el gobierno afgano no caiga ante los talibán y así poder Occidente junto con sus socios asiáticos tener acceso a sus riquezas del subsuelo. 
El Dr. Lajos Szászdi es analista de asuntos de defensa, seguridad y relaciones internacionales, autor,  conferenciante y comentador en la televisión y la radio 

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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