El 'Juego de Patriotas' del Presidente Obama: un 'Peligro Inminente'

Dr. Lajos Szaszdi analista político

Haciendo uso de los títulos de las novelas de Tom Clancy, Juego de Patriotas (Patriot Games) y Peligro Inminente (Clear and Present Danger), célebres por el cine de Hollywood y la actuación protagónica de Harrison Ford, pretendo expresar el peligroso juego de poder y fuerza en las relaciones internacionales con el que el presidente Barack Obama de EE. UU. está poniendo en peligro el frágil equilibrio de la paz mundial. Obama está empleando fuerzas selectas, tanto militares como de inteligencia, para librar una guerra secreta en varios frentes con la colaboración y en coordinación con países aliados de EE. UU.

                                                   

Algunos de los medios utilizados en esta guerra secreta son sofisticados virus de guerra cibernética, como el Stuxnet, para causar sabotajes industriales, o como el Flame (Llama), para substraer información y espionaje, aviones no tripulados armados con bombas de precisión y misiles como el MQ-1B Predator (Depredador) o el MQ-9B Reaper (Segador: la Muerte) y aviones no tripulados extremadamente poco observables equipados con sofisticados sistemas de inteligencia, vigilancia y reconocimiento como el RQ-170 Sentinel (Centinela) capturado por Irán. En particular, el presidente estadounidense aprueba personalmente la muerte de presuntos terroristas de Al Qaeda o guerrilleros talibanes cuyos nombres aparecen en una lista de la muerte y que terminan siendo volados en pedazos por los misiles y bombas de los aviones no tripulados.   

 

Avión no tripulado MQ-1B Predator equipado con dos misiles antitanque Hellfire                              

La publicación de información detallada sobre esto en un libro, producto de entrevistas con altos funcionarios del Gobierno de Obama, y en artículos del periódico New York Times sobre el contenido del libro desató una tormenta política en Washington, con políticos tanto republicanos como demócratas del Congreso estadounidense pidiendo una investigación criminal por la filtración de secretos de Estado. Los críticos acusan al Gobierno de Obama de haber puesto en peligro la seguridad nacional de EE. UU. y de Israel, país que colabora con EE. UU. -según las revelaciones del libro- en los llamados Juegos Olímpicos, nombre dado a la operación de ataques cibernéticos contra el programa nuclear iraní.

                                            

Realmente, los mismos iraníes, al analizar con apoyo de aliados como los chinos la composición del programa de virus informáticos como Stuxnet y Flame, se habrían dado cuenta de dónde se habrían originado -en EE.UU. con apoyo de Israel- como se dieron cuenta expertos de compañías privadas de programas antivirus que los han analizado. Por ello no necesitaban del New York Times para saberlo. Irán probablemente se ha enterado de más cosas que las que se han publicado en EE. UU. últimamente gracias a la estación de inteligencia de señales (SIGINT) operada conjuntamente por sirios e iraníes en el territorio sirio de los Altos del Golán. Según un artículo del 2006 de la revista de defensa inglesa Jane’s Defence Weekly, habría en total unas cuatro estaciones de inteligencia SIGINT en territorio sirio operadas conjuntamente tras firmarse un acuerdo de cooperación estratégica de inteligencia de señales entre Damasco y Teherán.

 

La revelación de los secretos publicados no es una amenaza para la seguridad nacional pero sí lo es la guerra cibernética llevada a cabo, pues una vez que se usa un virus por lo general es capturado por la parte atacada, lo que permite su análisis y su potencial copia y perfeccionamiento para ser usado contra sus creadores originales. Un ejemplo es el sospechado uso por los israelíes del virus informático Suter en el 2007, cuando atacaron un supuesto reactor nuclear secreto en Siria. Suter fue desarrollado por EE. UU. probablemente con ayuda de Israel, como en el caso del Stuxnet y al parecer también del Flame. Las primeras versiones de Suter permitían el control de las computadoras de  radares de la defensa aérea enemiga al asumir el atacante el rol de administrador de sistemas. Tras haber sido “capturado” por Siria el virus Suter habría sido compartido con países aliados como Irán y China, que lo habrían examinado y mejorado. Es posible que a un avión espía americano RQ-170 se le haya ordenado aterrizar en Irán tras haberse tomado control de sus computadoras por un virus como Suter. Hay que advertir que el uso de virus informáticos de forma ofensiva y destructiva podría ser considerado un acto de guerra, pues por los daños que puede causar una guerra cibernética podría llevar a una guerra convencional.

                                              

No está de más añadir que el uso de aviones no tripulados para bombardear blancos humanos en Pakistán puede provocar a Islamabad a reaccionar militarmente para defender su soberanía. La Fuerza Aérea y la defensa antiaérea pakistaníes podrían recibir la orden de derribar a los aviones Predator y Reaper, lo que podría iniciar una escalada bélica con EE. UU. con insospechadas consecuencias, pues China apoyaría a Pakistán.

                                   

Foto de RIA Novosti del incendio del submarino Yekaterinburg

 

Pero estas operaciones militares descritas en papel impreso podrían ser solo la punta del témpano. Hay una serie de coincidencias que podrían indicar, de no ser tales, una escalada mayor en el Juego de Patriotas de Obama. El 23 de diciembre de 2011, según la televisión estatal siria, la sede de la inteligencia rusa en Damasco sufrió ataques con bomba. Probablemente fue la sede del GRU, la inteligencia militar rusa, debido a la estrecha colaboración entre Siria y Rusia en inteligencia de señales, de lo que se ocupa la inteligencia militar de ambos países. Un día después, el 24 de diciembre, el diario ruso Kommersant reportó que el jefe del GRU renunció, hecho corroborado por la prensa oficial rusa dos días después. En eso, el 29 de diciembre se desató un incendio en el submarino de propulsión nuclear y misiles balísticos Yekaterinburg de la Flota del Norte de la Armada Rusa, cuando estaba en reparaciones en un astillero al norte de la ciudad de Murmansk, en la Península de Kola. El incendio del submarino de la clase Delta-IV (según la denominación de la OTAN) duró 20 horas, destruyendo el sistema de sónar de la proa del  navío y quemando la cubierta de goma anecoica (que absorbe las ondas del sónar activo enemigo) del casco externo de proa. Según un representante de la Corporación de Construcción Naval Unida rusa, la reparación del submarino Yekaterinburg podría costar hasta unos 30 millones de dólares.

                                         

El submarino USS Miami ardiendo

 

Pero quizás ahí no quedó la historia. El 23 de mayo pasado se incendió el submarino de propulsión nuclear y ataque USS Miami de la clase Los Angeles Mejorada de la Armada de EE. UU. mientras permanecía en un astillero en el estado de Maine para recibir mantenimiento. El fuego tomó 12 horas en ser extinguido y ocurrió dentro del submarino, causando daños estimados en 400 millones de dólares (el precio del submarino se estima en unos 900 millones). ¿Y dónde dicen las autoridades que empezó el incendio? ¡En una aspiradora de limpieza! ¿Coincidencia todo? ¿Accidentes nada más? Ojalá que así sea, pues en el Juego de Patriotas y en los Juegos Olímpicos de la Casa Blanca se está jugando con fuego y un incendio puede consumir la paz del mundo.