El general David Petraeus: ¿“Comandante jefe” del Ejército Libre de Siria? (Parte II)

Dr. Lajos Szaszdi analista político

La guerra secreta del presidente de EE.UU., Barack Obama, para derrocar al Gobierno sirio utilizando a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana sería la operación de índole militar más ambiciosa y compleja que hasta ahora la CIA haya realizado. 
 
La complejidad de esta operación se debería no sólo por ser Siria una potencia militar regional de Oriente Medio con sólidas instituciones estatales y un Estado moderno de 22 millones y medio de habitantes, pero también por las numerosas agencias y departamentos gubernamentales estadounidenses involucrados operando en coordinación con varios países aliados de dentro y fuera de la región. 
La guerra de Siria sería una nueva forma de guerra moderna, vista ya en Nicaragua en los años 80 del siglo pasado y particularmente en la invasión de Afganistán de 2001, en que una agencia de inteligencia planea y coordina operaciones militares propias de una guerra. En el caso de la guerra civil siria, el instrumento militar de la CIA es el Ejercito Libre de Siria (ELS). El supervisor de la estrategia militar del ELS y su presunto comandante jefe de hecho sería un experto en la forma que opera una insurgencia, además de ser un oficial militar de alto rango y estratega profesional con experiencia en operar conjuntamente con fuerzas aliadas dentro de una coalición multinacional o alianza. El candidato lógico para ello sería el actual director de la CIA, el general retirado David Petraeus, debido a su gran experiencia en Irak y Afganistán.  
 

El general David Petraeus


El objetivo de esta guerra dirigida y coordinada por la CIA por mandato del presidente Obama es el cambio de Gobierno en Siria por uno amigo de EE.UU., que mantuviese buenas relaciones con Israel y así firmase una paz ventajosa para los israelíes, que se desarmase de su arsenal de armas químicas y biológicas y de misiles balísticos manteniendo fuerzas armadas relativamente débiles que no amenazasen a Israel y que dependiesen de armamento norteamericano y europeo, y que se opusiese a los actuales aliados de Siria, Irán y la organización político-cívico-militar Hezbollah del Líbano, alineándose con Occidente en vez de con Eurasia (Rusia y China). En el peor de los casos, de no caer el Gobierno sirio, el objetivo sería la destrucción de Siria por la guerra civil —como ocurrió con Irak— la destrucción de su unidad y seguridad nacional por la violencia sectaria y su debilitamiento como potencia regional y elemento de influencia en los asuntos del Oriente Medio. Para lograr estos objetivos el ELS, de derrocar al Gobierno en Damasco, abriría las puertas a un Gobierno de mayoría musulmana sunita, objetivo que coincidiría con los de Arabia Saudita, Qatar y los otros países árabes del golfo Pérsico, con Turquía, Jordania y la mayoría de los miembros de la Liga Árabe. 
Es posible también que el presidente Obama decidiera intervenir en Siria para apaciguar a Israel a modo de premio de consolación al no lograr que Irán abandonase su programa nuclear con sanciones y por no querer intervenir militarmente contra Irán por la firme oposicion rusa y china. Es posible que la guerra secreta de Siria sea una forma de apaciguar a los israelíes desbancando, de lograr sus objetivos, a un Gobierno hostil a Israel y en estado de guerra con éste, eliminando de paso sus armas de destrucción masiva con que amenazaría a Israel, ganando así tiempo y postergando un ataque israelí contra Irán antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre. La caída del Gobierno sirio y su reemplazo por uno pro occidental eliminaría las relaciones estratégicas con Irán, cortando así el apoyo iraní a Hezbollah a través de Siria y el apoyo sirio a la organización chiíta libanesa. El aislamiento de Hezbollah abriría las puertas a una invasión extranjera del Líbano para destruirla.  En la guerra secreta de Siria se sabe que por parte del Gobierno de EE.UU. intervienen la CIA, el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro, el Departamento de Defensa y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). Los países que participan junto con EE.UU. en hacer caer al Gobierno sirio incluyen a Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Jordania y probablemente a Israel, Francia y el Reino Unido. 

 


 La CIA proporcionaría coordinación de los esfuerzos de los países envueltos en la guerra secreta, preparando para el ELS las directrices estratégicas —si no los planes— para operaciones militares de gran envergadura como en el caso de la Operación Volcán de Damasco, la ocupación de la ciudad de Alepo o la campaña de ataques con bomba contra sedes de la inteligencia militar y de la fuerza aérea sirias y los asesinatos de generales y altos miembros del Gobierno sirio. La CIA desarrollaría el plan estratégico para derrocar al Gobierno sirio y derrotar a su Ejército. Operando desde Turquía, la CIA suministra armas a los rebeldes del ELS, incluidos fusiles de asalto, municiones, cohetes y armas antitanque, supervisando en colaboración con agencias de inteligencia aliadas que las armas no caigan en manos de grupos terroristas islamistas como Al Qaeda. Las armas y suministros para el ELS llegarían por avión a la base aérea turca de Incirlik. Se ha revelado que en Turquía la CIA también ha proporcionado entrenamiento para los combatientes del ELS. Es de señalar que en marzo pasado Petraeus visitó Turquía, reuniéndose con el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan y con el director de la Organización de Inteligencia Nacional turca.

Según se ha informado, la CIA estaría proporcionando inteligencia al ELS, incluyendo imágenes de satélite de las posiciones de las fuerzas gubernamentales sirias. La agencia de inteligencia estadounidense ha proporcionado también información de inteligencia a las entidades militares de Turquía y Jordania que colaboran con los rebeldes sirios. Se ha revelado que la CIA ha usado sus informantes para colaborar con la oposicion política siria. Es por ello probable que si estos agentes informantes colaboran con las fuerzas opositoras, no es improbable así mismo que agentes operativos de la CIA estén en Siria para actos de sabotaje y reconocimiento militar, habiendo quizás a estas alturas unidades de la División de Actividades Especiales de la CIA operando junto con unidades rebeldes, como lo hicieron en 2001 en Afganistán.

 Hay que añadir que la colaboración del Pentágono con la CIA en la guerra civil siria quizás se vea facilitada por el hecho que el Secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, fue Director de la CIA desde febrero de 2009 hasta junio de 2011, y que el actual director de la agencia de inteligencia, David Petraeus, es un militar de carrera y general de cuatro estrellas, retirado, del Ejército de EE.UU. Además, el Departamento de Estado estadounidense anunció el pasado mes de abril que proporcionará a la oposicion siria equipo de comunicaciones y suministros médicos. Lo que Washington no le ha dado al ELS según un informe es una sala de operaciones de mando y control, quizás porque ésta se la reserva la CIA para sí.