Por qué EE.UU. no debe seguir la política de apaciguamiento de Romney hacia Israel: El ataque al USS Liberty (Parte I)

Dr. Lajos Szaszdi analista político

Ha sido un suceso afortunado el que Mitt Romney no haya sido elegido presidente de EE.UU. en vista de su planeada política de apaciguamiento o contemporización ('appeasement' en inglés) hacia Israel, política de apaciguamiento compartida por el liderato del Partido Republicano y sus políticos en el Congreso. En este sentido, Romney y los republicanos se han dejado llevar por la retórica y los argumentos del Gobierno de coalición de derecha, ultranacionalista y fundamentalista religioso hebreo israelí del primer ministro Benjamín Netanyahu, creyendo en las declaraciones de este Gobierno basadas en argumentos deliberadamente exagerados o alevosamente falsos con respecto al programa nuclear iraní. Para añadir más pólvora – o kilotones – a su campaña propagandística de justificación ante Washington y el mundo de un planeado y deseado ataque aéreo y con misiles contra las instalaciones del programa nuclear iraní, el Gobierno israelí ha esgrimido el argumento exagerado de que los líderes de Irán han dicho que quieren destruir a Israel, tema que en blogs anteriores he tocado y donde menciono la declaración de un ministro de Netanyahu, Dan Meridor, que reconoce que las declaraciones iraníes al respecto han sido exageradas por el primer ministro israelí. Es importante por la paz y la seguridad internacional que el presidente electo Barack Obama se mantenga al margen de una política de apaciguamiento como pretendía seguir Romney.

Barack Obama y Mitt Romney:

Cabe repetir que, según Teherán, su programa nuclear es para fines pacíficos, posición apoyada por Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. La intención iraní de usar sus instalaciones nucleares para usos civiles ha sido irónicamente confirmada por el ministro de Defensa israelí recién este jueves 8 de noviembre pasado, al reconocer que la capacidad potencial iraní para fabricar armas nucleares se ha visto postergada por unos 8 meses, al parecer porque según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) las autoridades iraníes decidieron utilizar una gran parte del uranio enriquecido que tienen para convertirlo en polvo utilizado para ser usado en un reactor nuclear de investigación médica.

Inclusive, se puede considerar como algo deliberado el que el Gobierno israelí no hubiese hecho esta declaración antes de las elecciones presidenciales estadounidenses del martes 6 de noviembre, muy probablemente para que dicha noticia no influenciase de manera negativa en el voto a favor del candidato favorecido por Israel, Mitt Romney, quien ha repetido junto con los de su partido los argumentos israelíes de que la capacidad nuclear de Irán es una amenaza nuclear para Israel, EE.UU. y el mundo. Y la inteligencia israelí del Mossad tuvo que haber sabido de esta decisión del Gobierno iraní antes de hacerla pública la OIEA. Como se dijo en un artículo de prensa de Internet de hace unos días, la intervención de Netanyahu a favor de Romney en la campaña política de las elecciones presidenciales de EE.UU. ha sido considerada por “muchos” como una “flagrante intervención en los asuntos internos de América”.

A pesar de la estrecha alianza entre EE.UU. e Israel, como se ha cansado de decir el presidente electo estadounidense, el Gobierno de Obama debe de tener cuidado con el actual Gobierno israelí de la coalición de derecha de línea dura y belicista del Likud. En el pasado el Gobierno israelí ha demostrado no sólo que ha podido engañar flagrantemente a EE.UU., como cuando ocultó su programa de armas nucleares en Dimona al presidente Kennedy, pero también que puede atacar militarmente y de forma abierta e impune a una unidad de las fuerzas armadas estadounidenses, como ocurrió con el ataque israelí contra el barco de la Armada de EE.UU., el USS Liberty, el 8 de junio de 1967. Y en este año se cumplió el 45 aniversario del ataque israelí al USS Liberty, ataque que por la evidencia existente fue deliberado y con premeditación por Israel contra un barco de su aliado más estrecho. Ataque que duró una hora y 15 minutos cometido por tres cazabombarderos y tres lanchas torpederas israelíes a plena luz del día, contra un barco desplegando su nombre en inglés y nacionalidad, su número de identificación naval americano y enarbolando durante el ataque una bandera americana 4 veces del tamaño de la bandera oficial. Acto de agresión que causó la muerte a 34 marinos americanos y heridas a 171.

USS Liberty  

Pero a pesar del aniversario del ataque israelí contra el barco americano USS Liberty, ni Mitt Romney ni Paul Ryan, su candidato a la vicepresidencia, mencionaron nada al respecto, ni ninguno de los líderes republicanos en el Congreso o en la Convención Nacional Republicana. ¡Qué patriotismo! Más bien, el 29 de julio de este año Romney dio un discurso electoral en Jerusalén ante una audiencia israelí ensalzando la gran amistad entre EE.UU. e Israel, declarando: “Y la nuestra es una alianza basada no solo en intereses compartidos pero también en valores compartidos imperecederos”.  Fue el 29 de julio de 1967, 45 años antes, cuando el USS Liberty, reparado en Malta tras el ataque israelí, arribaba a EE.UU. Y Romney tenía 20 años cuando el USS Liberty fue atacado, así que tenía que haber sabido y haber recordado el suceso. Pero en cambio, silencio. Sin duda muy patriota, pero el que calla otorga.

Recordemos esos trágicos sucesos del 8 de junio de 1967. La Guerra de los Seis Días había estallado en la madrugada del 5 de junio de aquel año entre Israel y los países árabes de Egipto, Jordania, Siria e Irak. Al finalizar el primer día de la guerra, al anochecer del 5 de junio, la Fuerza Aérea Israelí había destruido 441 aviones de guerra egipcios y ganado superioridad aérea sobre la Península del Sinaí. Para el tercer día de la contienda, el 7 de junio, las fuerzas terrestres y acorazadas egipcias en el Sinaí habían sido destruidas. El USS Liberty, perteneciente a la Armada de EE.UU. y utilizado por el Pentágono y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana, era un barco espía de inteligencia de comunicaciones y señales basado en la base naval española de Rota y equipado con el equipo más sofisticado de aquel entonces capaz de interceptar todas las comunicaciones radiales y de video en la región donde operase. La NSA es una agencia gubernamental estadounidense de espionaje de comunicaciones que sigue siendo altamente secreta.

Al USS Liberty se le había ordenado inicialmente operar a tan solo 13 millas de la costa del Sinaí para interceptar las comunicaciones militares tácticas entre aviones y sus bases o entre unidades militares de tierra involucradas en la Guerra de los Seis Días. Al parecer había interés por parte del Pentágono en saber si tripulaciones rusas operaban, durante el conflicto, bombarderos de largo alcance de fabricación soviética basados en Alejandría, Egipto. Dicha orden de operar a 13 millas de la zona de conflicto fue remplazada por otra de que el barco operase a unas 100 millas marinas del Sinaí, pero dichas órdenes no llegaron al capitán del USS Liberty, según se dijo oficialmente, por retrasos burocráticos.

Según la tripulación del USS Liberty y recogidos los testimonios por un documental del History Channel, a las 8 AM del 8 de junio y estando el barco cerca de la ciudad egipcia de Al Arish en el Sinaí, la cual había sido capturada por los israelíes 2 días antes, aviones de reconocimiento israelíes les empezaron sobrevolar, marcados con la estrella de David y volando en círculos lentamente alrededor del barco americano, tan cerca del buque que se podían ver las caras de los pilotos. Hubo 13 de esos vuelos de vigilancia israelíes sobre el Liberty, y a las 11 AM dos de esos aviones sobrevolaban tan cerca, según un antiguo miembro de la tripulación del barco, que los marineros podían ver las caras de los pilotos israelíes, saludándose mutuamente. A las 11:45 AM hubo una gran explosión en la ciudad de El Arish, sin haber más novedad. Pero a eso de las 2 PM aparecieron en el radar del Liberty 3 lanchas rápidas y 3 aviones aproximándose a gran velocidad.


 

Los aviones jet no estaban marcados con insignia y durante 25 minutos ametrallaron con sus cañones la cubierta del barco, lanzando cohetes y bombas de napalm incendiarias. A todo marino que corría por la cubierta le disparaban, persiguiéndolos con cohetes y tiros de los cañones que penetraban fácilmente la estructura no blindada del Liberty. Un cohete impactó en uno de los montajes de ametralladora de 12,7 mm del barco cortando en dos a los marinos que lo operaban.
El Liberty sólo llevaba 4 ametralladoras de 12,7 mm para su autodefensa. Después de que la bandera regular del barco fuera cortada por los disparos israelíes a comienzos del ataque, se izó una bandera 4 veces más grande que la reglamentaria, usada para días festivos, pero aun así el ataque aéreo siguió, disparando los aviones israelíes contra el puente y la cubierta del barco, cuya superestructura estaba en llamas por las bombas de napalm.
Entretanto la tripulación del Liberty trataba de enviar mensajes de socorro a la VI Flota de EE.UU. operando en el Mediterráneo, cuyos cazas y cazabombarderos embarcados en el portaaviones USS Saratoga podían en minutos haber acudido a su auxilio. Pero los mensajes del Liberty no salían por estar sufriendo también un ataque de interferencia electrónica que impedía que se enviasen o recibiesen comunicaciones radiales. Según miembros de la tripulación del Liberty, en intervalos de unos segundos, cuando los cohetes disparados por los aviones atacantes estaban en el aire, la interferencia electrónica cesaba, y así pudieron salir mensajes de auxilio que fueron recibidos por la VI Flota. Marineros en el interior del barco pensaban que los atacantes podrían ser soviéticos o egipcios, debido a las tensiones de la Guerra Fría y porque nadie se podía imaginar que los israelíes, aliados de EE.UU., les llegasen a atacar.