Por qué Obama no debe seguir una política de apaciguamiento hacia Israel: el 11 de septiembre de 2001 (Parte II)

Dr. Lajos Szaszdi analista político

El que calla otorga. Como veremos, nuevamente el Gobierno estadounidense en sus poderes ejecutivo, legislativo y judicial ha encubierto lo que, según parece, fue la complicidad israelí en los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, por no haber advertido su Gobierno deliberadamente a las autoridades estadounidenses sobre los planes de los terroristas de al-Qaeda para llevarlos a cabo. Como en el caso del ataque deliberado israelí contra el buque USS Liberty de la Armada de EE.UU. en 1967, habría habido una complicidad de silencio por parte del Gobierno, de políticos y de la prensa norteamericana acerca del aparente conocimiento por parte del servicio de inteligencia israelí Mossad de la intención de al-Qaeda de atacar a EE.UU. el 11 de septiembre de 2001, y de que presumiblemente el Gobierno israelí no hubiese advertido a propósito a Washington de los atentados terroristas que iban a cometerse por haber sido su deseo que ocurriesen. Tal complicidad de silencio, de haber ocurrido, sería realmente un acto de traición a EE.UU. que habría salpicado a miembros de los tres poderes del Estado.


La historia ha sido recogida en detalle en el artículo del periódico escocés 'The Sunday Herald' del 2 de noviembre de 2003 por Neil Mackay, titulado 'Cinco israelíes fueron vistos filmando mientras aviones de pasajeros se estrellaban dentro de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001' ('Five Israelis were seen filming as jet liners ploughed into the Twin Tower on September 11, 2001').

Imagen del avión del Vuelo 175 de United Airlines momentos antes de impactar contra la Torre Sur del World Trade Center:


Resumiendo, probablemente la manera de pensar de algunos en Israel acerca de los atentados terroristas de al-Qaeda del 11 de septiembre de 2001 – incluyendo aquellos que permitieron que los atentados ocurriesen – según el artículo del periódico escocés, el entonces ex primer ministro israelí Benjamín Netanyahu (que lo es actualmente) al preguntársele sobre el impacto que los atentados tendrían en las relaciones entre Israel y EE.UU., dijo: “Esto es muy bueno... bueno, no es bueno, pero esto generará inmediata simpatía por Israel de [parte de] los americanos”. Debe de recordarse que aunque Netanyahu no era primer ministro en 2001, pertenecía, como aún pertenece, al partido de derecha israelí Likud del entonces primer ministro Ariel Sharon, quien habría sido por ello presunto responsable de la decisión de no compartir con las autoridades estadounidenses la información de inteligencia que el Mossad habría presumiblemente recogido sobre los planes de al-Qaeda de atentar contra EE.UU. aquel 11 de septiembre de 2001.   


Según el artículo del 'Sunday Herald' de Escocia, el 11 de septiembre de 2001 un ama de casa de Nueva Jersey se puso a observar con binoculares las Torres Gemelas en Manhattan al otro lado del Río Hudson que habían sido impactadas por los aviones comerciales secuestrados por los terroristas de al-Qaeda. La señora, que sólo se quiso identificar como María y que probablemente era hispanoamericana, empezó a ver el drama de las Torres Gemelas después que una vecina de su edificio de apartamentos le avisase del ataque a la primera torre del World Trade Center. Pero María observó extrañada cómo en el estacionamiento de su edificio había cinco hombres sobre el techo de una camioneta (“van”) blanca que, según el artículo, estaban bailando en celebración mientras las Torres Gemelas ardían, filmándolas también. Según la testigo: “Parecía que estaban haciendo una película. Estaban como felices, usted sabe... ellos no me parecían horrorizados. Yo pensé que eso era extraño”. María apuntó el número de la tablilla de la camioneta y llamó a la Policía. El FBI (Buró Federal de Investigación) fue alertado,  transmitiéndose una orden estatal para la detención de la camioneta y sus ocupantes mientras que la Policía vinculaba el vehículo a una compañía de mudanzas llamada Urban Moving. Según el jefe de la Policía: “Tres individuos fueron vistos celebrando en el Liberty State Park (Parque Estatal de la Libertad) después del impacto [de los aviones]. Dijeron que tres personas estaban dando saltos”.


A las 4 de la tarde del 11 de septiembre de 2001, la camioneta fue vista cerca del estadio de los Gigantes de Nueva Jersey, apareciendo dentro de ésta cinco hombres de unos veintitantos años que fueron detenidos, hallándose cerca de 5,000 dólares en efectivo, pasaportes extranjeros y un par de cortadores de cajas. Debe de recordarse que los terroristas que cometieron los ataques de aquel 11 de septiembre usaron cortadores de caja para tomar el control de los aviones que secuestraron por estar dotados estos cortadores con navajas del tipo Navaja Stanley. También se hallaron en la camioneta detenida fotografías tomadas recientemente con los hombres detenidos posando junto a los restos humeantes de las Torres Gemelas en el fondo, habiendo una foto en que aparecía una mano con un encendedor de cigarrillos con la llama encendida junto a los edificios atacados, como si se hubiese estado  -como sugiere el artículo del periódico- en un concierto de música rock.


A pesar de haber sido arrestados a punta de pistola, el conductor del vehículo, identificado como Sivan Kurzberg, tuvo ganas de revelar lo que probablemente era la justificación de la acción  -o inacción- de la inteligencia israelí: “Nosotros somos israelíes. Nosotros no somos tu problema. Tus problemas son nuestros problemas. Los palestinos son el problema”. Los otros detenidos se llamaban Paul Kurzberg, hermano de Sivan, Oded Ellner, Omer Marmari y Yaron Shmuel, quienes fueron enviados a prisión bajo la responsabilidad de la Sección de Contraespionaje Extranjero del FBI.


De acuerdo a Vince Cannistraro, que fue jefe de operaciones antiterroristas de la CIA, les llamó la atención a los investigadores estadounidenses del caso el que al menos dos de los nombres de los israelíes arrestados aparecían en la lista nacional de inteligencia, como agentes de inteligencia israelíes vinculados al Mossad. Se especuló entonces que la compañía de mudanzas Urban Moving para la cual los israelíes trabajaban había sido “montada o explotada para el propósito de lanzar una operación de inteligencia contra islamistas radicales”. Una orden de registro se expidió para investigar la instalación de Urban Moving, localizada en Weehawken, Nueva Jersey, donde computadoras y cajas con documentos fueron confiscadas. Un empleado de la compañía de mudanzas contó que sus compañeros de trabajo se reían sobre los atentados de las Torres Gemelas aquel día 11 de septiembre de 2001 y dijo: “Yo estaba con lágrimas [en los ojos]. Estos tipos estaban bromeando y eso me molestaba. Estos tipos estaban como: 'Ahora América sabe lo que nosotros estamos pasando'”. 


El FBI interrogó al dueño de Urban Moving, Dominik Otto Suter, pero cuando los agentes de la investigación regresaron para hacerle más preguntas, Suter había desaparecido, habiendo vaciado el contenido de su casa familiar en Nueva Jersey y volado de vuelta a Israel. Parecía como si las instalaciones de Urban Moving hubiesen sido clausuradas deprisa, con teléfonos celulares regados por el suelo, con las pertenencias de al menos una docena de clientes de la compañía almacenadas en una bodega y con los teléfonos de la oficina del negocio todavía conectados.


Lo increíble fue que las autoridades estadounidenses no hubiesen tomado medidas más severas hacia estos presuntos agentes del Mossad detenidos, pues dos semanas después de su arresto los cinco israelíes seguían detenidos pero sólo bajo cargos de haber violado las leyes de inmigración. Peor aun, un juez dictaminó que los cinco fuesen deportados de EE.UU., lo que los hubiese liberado de la justicia americana. Pero en eso la CIA intervino para bloquear la salida de los cinco sospechosos del país, permaneciendo estos detenidos dos meses más. Los cinco israelíes fueron sometidos a pruebas de polígrafo y uno de ellos fue sometido a siete pruebas de detector de mentiras antes de que fuesen todos ellos deportados a finales de noviembre de 2001, el mes de la invasión norteamericana de Afganistán por considerar el Gobierno de George W. Bush al Gobierno talibán afgano cómplice de al-Qaeda en los atentados del 11 de septiembre anterior. Paul Kurzberg, hermano de Sivan Kurzberg, el conductor de la camioneta blanca detenida por la Policía en Nueva Jersey, rehusó tomar la prueba del polígrafo por unos 70 días hasta que lo hizo, fallando el examen. Esto lo justificó su abogado al revelar que Paul no quiso pasar por la prueba por haber trabajado anteriormente en otro país para la inteligencia de Israel. “Cuando el río suena es porque piedras trae”.

Ante las vehementes negativas de la embajada israelí y de los abogados de los israelíes detenidos, fuentes oficiales estadounidenses insistían en que los sospechosos recogían inteligencia sobre actividades para recaudar fondos de grupos considerados terroristas como Yihad Islámica y Hamás. Los cinco israelíes se justificaban diciendo que escucharon de los atentados por Internet y al no poder ver las Torres Gemelas atacadas desde su oficina, que para ello fueron al estacionamiento -donde una vecina los vio-, daban saltos para poder ver mejor las torres en llamas. Tanto sus abogados como la embajada israelí justificaron las celebraciones de los sospechosos como un acto de estupidez de juventud. Pero según un periódico judío neoyorquino, 'The Forward', un funcionario estadounidense informado por agencias de la ley y el orden le reveló al periódico que una de las hipótesis “era que Urban Moving Systems era una pantalla para el Mossad y agentes empleados por éste. La conclusión del FBI fue que estaban espiando a árabes locales”. Y los cinco fueron liberados porque “no sabían nada sobre el 11S”. Sin embargo, uno de los cinco detenidos ya de vuelta a su país comentó en un programa de televisión israelí lo siguiente: “El hecho del asunto es que nosotros venimos de un país que sufre el terrorismo diariamente. Nuestro propósito era documentar el evento”. Pero como acertadamente sugirió el 'Sunday Herald', sólo podían tener el objetivo de “documentar” el suceso si sabían de antemano que iba a ocurrir.