Estados Unidos tejió su expansión militar en territorio europeo en etapas de un mundo bipolar. El mundo que viene demanda más autonomía y el 'Viejo Continente' supone interrogantes abiertos frente a posiciones ganadas por Washington.
Hace seis décadas, el 'Viejo Continente' era una tierra desvastada y cargada de resentimientos. En un largo proceso que hoy continúa, la palabra 'integración' se convirtió en el significado del progreso y la consolidación de un modelo de convivencia entre naciones que es el más admirable de la historia de la humanidad. Europa es hoy el continente que ofrece mejores condiciones de vida en el planeta, haciendo de ello un gran atractivo para habitantes de otras latitudes. Un gran esfuerzo, líderes visionarios, superación de presiones externas; claves del diseño de un exitoso formato de gobernanza regional constituido en un gran actor protagónico de la arena política global.
La mirada hacia la autonomía
En esta década de profundas transformaciones a favor del 'multilateralismo', donde las relaciones internacionales tendrán mayores componentes de democratización, se abre el debate sobre la interpretación de un mundo 'multipolar'. Distintos puntos de poder del planeta sugieren un esquema de simetrías y competencias que algunos analistas consideran que es el significado de serias fricciones de intereses. Pero lo cierto es que una hegemonía central de poder unipolar será cada vez mas parte del pasado, también plasmado por la vía de las instituciones.
En este escenario global, Europa encara sus desafíos de autonomía. En materia de política exterior estrenó el 2010 la implementación del tratado de Lisboa, que crea la figura de un representante del continente ante el mundo. Apostando por unificación de posiciones y actuación en 'bloque' de los Estados miembros.
El cargo máximo de Alto Representante de Política Exterior y Seguridad cayó en manos de la británica Catherine Ashton, luego de negociaciones donde Londres conquistó estratégicamente esta posición con una candidata que se hizo acreedora de innumerables críticas que pusieron en duda sus competencias para el puesto.
Al cierre del primer año de gestión, la nueva política exterior europea se maneja en un péndulo con avances y buenas intenciones por un lado, y numerosos pasos pendientes que siembran incertidumbres por el otro. Incertidumbres sobre cómo se presenta la realidad política para que se establezca un rumbo real de autonomía continental en sintonía con los parámetros del mundo actual, indefectiblemente multipolar.
Un bloque regional ¿Qué mapa hay entre los veintisiete?
La crisis económica no dejó dudas del rol de Alemania y otras naciones a favor de la integración, aplicando la fórmula 'más Europa' y 'más integración' ante las dificultades. Mientras, otras conductas son visibles desde expresiones de menos colaboración que expanden hacia las voces con la palabra 'fracaso', al referirse sobre Europa.
Hay numerosas ataduras del pasado en materia de defensa, muchas desde la Segunda Guerra y con modificaciones que se convierten en modernizaciones, hasta las constituidas en la etapa post caída del comunismo. Donde se fueron multiplicando las unidades militares de un solo proveedor externo de seguridad para Europa como ha sido Washington, con gran utilidad de 'paraguas de protección' que significa la 'membresía OTAN' (hoy hay países europeos que no pertenecen a la alianza). Las políticas transcurridas en tiempos de bipolarismo, llevan a un presente con circunstancias que no condicen con los formatos actuales.
Hoy las complejidades en materia de seguridad continental tienen la participación de 'pseudo aliados' para seguir con la militarización norteamericana. Como Polonia (Con la base Morag desde el norte de su territorio) entre otros, frente a la alternativa de otros países miembros de la UE aportan para construir un esquema de defensa realmente europeísta, desde otra perspectiva.
Incomodidades diplomáticas, sí; algunas incongruencias, también
Las recientes publicaciones de WikiLeaks dejaron trascender intenciones de consolidar algo más que una división entre las naciones europeas. La OTAN se predisponía a instalar un escudo protector en el Báltico ante un eventual ataque de Moscú cuando, paralelamente, se convocaba a Rusia como 'nuevo socio'. Esto desnuda contradicciones sobre lo que se pretende hacer en Europa en un doble juego diplomático.
Por un lado quienes son parte de la OTAN (hoy es una alianza nuclear en el mundo) cuentan con mecanismos diferentes de protección frente a quienes no están en la alianza. Su fuerza militar tiene disponibilidad ejecutiva de acción inmediata. Mientras que ciudadanos de naciones que no pertenecen, no gozan de mismo sistema ante eventualidades o crisis. Es un desequilibrio que se contrapone con iniciativas continentales desde las instituciones europeas, donde se persigue la mayor cantidad de criterios unificados posible. Un grieta abierta como interrogante resolutivo.
Algo más que escépticos
En el 2007, en el acto de proclamación solemne de la Carta de Derechos Fundamentales, ante el pleno de la Eurocámara en Estrasburgo, se vivieron inéditas protestas de los parlamentarios 'euroescépticos' británicos y polacos. Interrumpieron los discursos del primer ministro portugués y presidente de turno de la UE, José Sócrates, y del presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. Con una enorme bulla para entorpecer el canto del himno de Europa, se demostró también la existente falta de tolerancia. Hecho que no se ha visto reflejado en la prensa hispana, como muchas otras muestras de activismo permanente en contra del espíritu del ala integracionista.
Otro reconocido personaje del activo núcleo llamado 'eurofóbico' es el líder de República Checa, Vaclav Klaus. Se ganó oportunamente el reproche del presidente de la Eurocámara, Hans-Gert Pöttering, al recordarle por las libertades ganadas siendo que "en un Parlamento del pasado, probablemente usted no habría podido pronunciar su discurso". Luego de un speech orientado a desacreditar avances comunitarios.
Sabemos que Europa tiene en su haber varios reconocidos referentes que han iluminado el camino de la integración. Figuras a las que se las considera hoy “padres” de Europa, ya que supieron aportar ideas para el rumbo político supranacional. Pero desde el anonimato y con discreta presencia en los medios, transitan intensamente aquellos 'euroescépticos'. Su falta de encanto a la integración va más allá del debate de ideas y se pasa a la funcionalidad de un proyecto político que rompe con la unidad de los Estados miembros.
Acontecimientos que deslumbran una estrategia
El visible lobby de Washington por el ingreso de Turquía al bloque comunitario tiene mucho sentido al imaginar que la política exterior de Europa llegaría a otro tipo de nivel de complejidad con las disparidades de poder, con los desequilibrios que Turquía (más euroescépticos) puede imponer al liderazgo franco-alemán. Larga es la historia de antecedentes, donde en el campo de las relaciones internacionales oficia la noción geopolítica de 'dividir'.
“Es muy importante que Turquía sea miembro de la alianza" expresa Anders Fogh Rasmussen Secretario General de la OTAN. Con Turquía en el bloque comunitario y con las asperezas que Gran Bretaña dispone permanentemente al camino integracionista, la conformación virtual de una troica Londres-Ankara-Washington no hará fácil la interpretación que se tiene por el rumbo europeo desde Berlín o Bruselas mismo. Aquí no se piensa en los 'turcos sin papeles', sino en un trazado de puestos militares de dominio norteamericano, desde Aviano en Italia, o en Incirlik en Turquía, hasta Morag en Polonia.
Espacios regionales de poder, tendencia de autonomía
En el día a día hay avances en los niveles de gobernanza en Europa desde el dificultoso escenario de la gran crisis económica, un hecho muy positivo que contagia, lidera conductas y prácticas para toda la comunidad internacional.
Pero detrás, la lucha por los intereses es implícita y abierta para las interpretaciones por aquellos que ponen empeño por la sostener influencia desde Washington, todo genera un evidente impacto a nivel global. Hay hechos que invitan a ver tras los discursos, qué tipo de tejido de poder se confecciona, mientras se pueden comparar otros formatos que se emprenden en diversas regiones del mundo. Caso de UNASUR en Sudamérica o de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva en Asia Central, donde se avanza en el concepto de integración desde una 'mayor autonomía regional'. Con colaboración y cooperación, pero sin intromisiones externas.
Europa lleva décadas evolucionando en sucesos por la unidad continental, con numerosos logros, con pruebas superadas pero con un escollo pendiente entre otros tantos: “ganar una auténtica política de seguridad y defensa sin dependencia estadounidense". Estos interrogantes componen inquietudes sobre el nuevo orden global hacia un mayor equilibrio del poder, con modelos emergentes de absoluto componente multipolar.