¿La mascarilla es el nuevo símbolo en la guerra política estadounidense?
¿Deberías llevar una mascarilla durante la pandemia? Según los expertos médicos y científicos, una mascarilla podría prevenir la transmisión del coronavirus en más de 90 %. Ahora, una de las acciones más fáciles para protegerse del peligroso y contagioso coronavirus se ha convertido en una batalla cultural en Estados Unidos. En este 'país de la libertad', los extremistas defensores del 'libertarianísmo' y el 'individualismo', denuncian el uso de la mascarilla como una violación de sus derechos constitucionales y contrario al concepto de la libertad estadounidense.
Pero, ¿es así? ¿Cómo es posible que un pedazo de tela, que ayuda a protegerse de un virus potencialmente fatal, se ha convertido en un arma política? En Estados Unidos, todo apunta a Donald Trump, quien se ha negado a llevar una mascarilla en pública, en plena violación de las recomendaciones de su propio gobierno, y quien se ha burlado de otros que optan por llevar una.
Durante el día memorial, una fecha para conmemorar a todos que han perdido sus vidas en servicio a la patria, el exvicepresidente Joe Biden, quien también es el candidato demócrata a la presidencia, realizó una visita solemne a un monumento conmemorativo a los veteranos de guerra en el estado Delaware, donde reside, y llevó puesto una mascarilla negra. Los seguidores de Trump y FOX News no esperaron para lanzar sus burlas, cuestionando la 'masculinidad' de Biden por llevar la mascarilla. Trump también hizo eco de esas burlas en redes sociales. Un periodista de FOX News, el presentador Brit Humes, tuiteó una foto de Biden con su mascarilla, comentando que "esto podría explicar porque a Trump no le gusta llevar una mascarilla en público. Biden hoy".
Biden, por su parte, respondió a las burlas de Trump, denunciándolo por su machismo y su 'falsa masculinidad'. También lo llamó "un bobo" que estaba "promoviendo la muerte" por burlarse de la mascarilla. "Llevar una mascarilla en público para combatir el contagioso coronavirus es una señal de liderazgo", agregó Biden.
Sin embargo, Trump ha dejado claro a sus seguidores y asesores que, para él, la mascarilla es un símbolo de la debilidad y representa a los demócratas.
Desde el comienzo de la pandemia, Trump la ha politizado, primero llamándola falsa y una fabricación de los demócratas para impedir su reelección, y negando que iba a ser un problema para Estados Unidos. Su pésima y lenta respuesta ha resultado en la muerte de más de 100.000 estadounidenses, solo desde finales de febrero, y casi 40 millones de desempleados. Según un estudio de la Universidad Columbia, si el gobierno hubiese actuado una semana antes, a principios de marzo, para implementar medidas preventivas contra el virus —como el distanciamiento social y las cuarentenas— se hubiesen salvado las vidas de al menos 36.000 personas.
Ahora que las elecciones presidenciales se realizarán en menos de seis meses, Trump está desesperado para subir sus 'números' de popularidad, que han caído fuertemente durante los últimos meses debido a la crisis económica y las fallas de su administración.
Para Trump, el uso de la mascarilla es un recuerdo de la crisis, un símbolo de sus fallas y una evidencia de la gravedad de lo que vive Estados Unidos. Trump cree que si no utiliza la mascarilla, todo puede volver a la normalidad. En estos días, durante una conferencia de prensa desde la Casa Blanca, Trump le pidió a un reportero que se retirara la mascarilla cuando hacía su pregunta. Cuando el reportero se negó a hacerlo, Trump lo acusó de querer ser "políticamente correcto". Porque para Trump, la mascarilla no es una protección de vida, es un símbolo político.
Cuando varias personas dieron por positivo con covid-19 en la Casa Blanca, su Administración fue forzada a implementar una regla para llevar mascarillas en el edificio presidencial, con la excepción de Trump. No obstante, el tema está dividiendo hasta los mismos republicanos, con solo los más extremistas y leales a Trump en contra de su uso. Varios gobernadores han hecho público sus opiniones sobre la mascarilla, incluso suplicando a sus residentes a llevarla puesta para salvar vidas. El gobernador republicano del estado Dakota de Norte, Doug Burgum, estuvo a punto de lágrimas cuando denunció "la línea sin sentido que nos está dividiendo", en torno a la mascarilla. "Este es un momento cuando estamos verdaderamente todos juntos", declaró, pidiendo al público a llevar la mascarilla para poder volver a la vida normal sin poner a otros en riesgo de infección o muerte.
Mientras tanto, los extremistas seguidores de Trump han estado protestando, a veces violentamente y con armas, el uso de las mascarillas, las cuarentenas y el distanciamiento física. Y Trump los ha dado su apoyo públicamente a través de las redes sociales y durante sus apariencias públicas. Una mayoría de estados en el país han estado relajando sus cuarentenas durante las últimas semanas y los casos de coronavirus han estado aumentando. Es una correlación directa. La única manera de poder "abrir" la sociedad de nuevo, es haciéndolo con cautela y con medidas de protección.
En Hong Kong, casi 99 % de los residentes han llevado mascarillas desde febrero, cuando el coronavirus comenzó a expandirse en su región. El resultado está claro: solo han reportado 4 muertos por covid-19 en ese tiempo. En contraste, Estados Unidos, donde menos de un tercio de estadounidenses llevan mascarilla a veces en público, más de 100.000 personas han muerto desde finales de febrero por el virus, y hay más de 1,6 millones de infectados.
La mascarilla es una salvavidas. O como dice mi hijo, es un super-poder que nos da la fuerza de proteger a nuestras familias y nuestras comunidades. Tan simple y fácil que hasta un niño lo entiende.
La mascarilla representa respeto a otros, compasión, empatía y ganas de avanzar positivamente como una sociedad colectiva.
La dificultad para Trump y sus seguidores extremistas y ultra-derechistas, es que son egoístas sin empatía, que no les importa el colectivo. A ellos, solo les importan ellos mismos. Lo que no entienden es que sin la mascarilla, están desnudos y vulnerables frente al enemigo.
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