Imagínese un país con un sistema judicial tan corrupto que un juez puede seleccionar a un 'abogado amigo', que trabaja en un bufete privado que defiende a los criminales de 'cuello blanco' –o sea, empresarios y ejecutivos que cometen crímenes financieros–, y nombrarlo como fiscal 'especial' para perseguir a un abogado que ha ganado un caso contra una multinacional por corrupción y contaminación del medioambiente.
Imagínese que ese juez habría nombrado al 'abogado amigo' como 'fiscal especial privado', porque los fiscales públicos –aquellos oficialmente autorizados para investigar actos criminales– se negaron a tomar el caso solicitado por el juez debido a que no encontraron evidencias de actos criminales cometidos por el abogado. Imagínese, además, que ese juez tiene vínculos financieros con la multinacional acusada de corrupción y contaminación del medioambiente y, asimismo, el bufete de abogados, donde trabaja el fiscal especial nombrado por el juez, también tiene vínculos financieros con la misma multinacional.
Después, imagínese que en ese país, que suele criticar a otros países por sus sistemas judiciales corruptos e injustos, el abogado perseguido por el juez termina encarcelado en su hogar durante más de un año y medio, sin su debido proceso, con un candado en su tobillo, sin haber sido acusado de un acto criminal, y pierde su licencia para ejercer el derecho.
La victoria frente a la petrolera
Este es el caso de Steven Donziger, abogado defensor de las comunidades indígenas de la Amazonía del Ecuador. Durante más de 25 años, Donziger ha lucha por los derechos de las comunidades amazónicas en Ecuador, que son víctimas de la contaminación provocada por Chevron (anteriormente Texaco). En 1993, Donziger y un equipo de abogados estadounidenses y ecuatorianos demandaron a la petrolera Texaco (comprada por Chevron en 2001) por su masiva contaminación de una región rural en la Amazonía ecuatoriana, conocida como Lago Agrio. Las víctimas incluyen a más de 30.000 campesinos e indígenas de la región, que han padecido enfermedades como cáncer, asma y malestar crónico debido a los tóxicos causados por la petrolera de forma ilegal. Además, decenas de personas han muerto por enfermedades derivadas de la contaminación.
Después de años de investigaciones, audiencias, juicios y apelaciones contra Chevron en Estados Unidos por los daños ambientales en la Amazonía, la compañía solicitó un cambio de jurisdicción a Ecuador, donde según la petrolera, los tribunales eran 'imparciales y justos'. Los demandantes ecuatorianos aceptaron el cambio de los tribunales y, en 2011, una corte ecuatoriana encontró culpable a Chevron y ordenó a la multinacional a pagar 18.000 millones de dólares a las víctimas. Luego, el monto fue reducido a 9.500 millones de dólares, pero siguió siendo una tremenda victoria para las comunidades afectadas, que han sufrido, con sus vidas y su salud, las consecuencias de los desechos tóxicos de Chevron. Fue una sentencia histórica en todos los sentidos. Los humildes indígenas y campesinos de la Amazonía derrotaron a una de las más grandes multinacionales petroleras del mundo.
Detrás de la batalla jurídica estaba Donziger, el líder del equipo de abogados de Estados Unidos, que sacrificó más de dos décadas de su vida y su carrera para persistir en el caso. Y logró su objetivo. Logró vencer en los tribunales.
Sin embargo, una empresa tan grande y poderosa como Chevron no iba a aceptar una derrota en un tribunal de un país tercermundista y menos iba a pagar miles de millones de dólares a los pobres indígenas de la selva. Los ejecutivos de Chevron habían apostado que su influencia y su poder iba a intimidar a la corte ecuatoriana. Jamás pensaron que iban a perder el caso.
Entonces, simplemente decidieron que no iban a pagar. Y Ecuador no podía hacer nada. Chevron se fue de Ecuador, no le quedaban bienes o inversiones en el país sudamericano. Por su parte, los indígenas de la selva no podían tocar a Chevron fuera de su país. Pero hubo alguien que podía seguir persiguiendo a Chevron en Estados Unidos, y en cualquier lugar del mundo: el abogado de Nueva York Steven Donziger.
La campaña de desprestigio y la persecución
Chevron decidió que su estrategia a largo plazo era demonizar a Donziger y destruirlo. Desde entonces, la multinacional ha perseguido al abogado por todos los rincones del mundo y ha usado su inmensa influencia en Estados Unidos para promover investigaciones y cargos en su contra. Así, Chevron ha contratado a investigadores privados para vigilar a Donziger, monitorear sus movimientos, destruir su reputación pública y hundirlo económicamente. La compañía organizó un equipo de cientos de abogados de 60 bufetes privados para promover la campaña contra Donziger.
La influencia de la poderosa multinacional, que goza del apoyo de los más altos niveles de poder político en Estados Unidos, logró captar la atención de un juez federal, Lewis Kaplan, quien asumió una postura hostil hacia Donziger, llamándolo 'criminal', aunque nunca lo acusó de un crimen específico. El único 'crimen' de Donziger fue hacer responsable a la poderosa multinacional petrolera Chevron por su grave contaminación de la Amazonía.
El juez Kaplan es una figura poderosa, tanto como lo es Chevron, y aunque su recomendación de enjuiciar a Donziger por 'corrupción' fue desestimada por los fiscales públicos, Kaplan buscó una manera irregular de perseguir y destruir al abogado. Nombró un fiscal 'privado' de un bufete de abogados que había tenido a Chevron como cliente durante años, Seward & Kissel, para llevar un caso contra Donziger. El juez Kaplan también nombró a otra jueza para presidir el caso, Loretta Preska, miembro de la Sociedad Federalista, un grupo de juristas ultra-conservadores, que tienen a Chevron como uno de sus principales donantes financieros. Kaplan también tiene inversiones en Chevron.
Esta olla pudrida contra Donziger fue exitosa. La jueza Preska decretó detención domiciliaria para el abogado en agosto de 2019, cuando este se negó a entregar a Chevron sus computadores y teléfonos, y toda la data incluida. Obviamente eso sería una violación del derecho a la confidencialidad entre abogados y clientes, que es uno de los derechos más sagrados de la Constitución estadounidense. La jueza congeló las cuentas bancarias de Donziger y lo forzó a llevar un candado eléctrico en su tobillo, que no lo permite salir de su apartamento.
Donziger no ha sido acusado de ningún crimen penal, solo lo acusan de una ofensa menor, por no entregar sus equipos confidenciales a Chevron. Es el único abogado en la historia de Estados Unidos que ha sido encarcelado en su hogar durante más de un año y medio sin haber sido acusado de un crimen penal. No ha tenido un juicio hasta la fecha. Como parte de la campaña sucia en su contra, y bajo presiones de los jueces Kaplan y Preska, y otros aliados de Chevron, Donziger perdió su licencia para ejercer como abogado.
David contra Goliath
El caso de Donziger es el propio David contra Goliath, pero el monstruo aquí está ganando. Los medios estadounidenses no han informado sobre esta atrocidad de abuso y corrupción judicial contra un abogado estadounidense. Ni siquiera cubrieron el caso contra Chevron que ganaron los indígenas ecuatorianos. Si esto sucediera en un país adversario de Estados Unidos, estaría en todos los titulares de los noticieros y las primeras planas de los periódicos. ¡Corrupción judicial! ¡Un abogado, defensor de los derechos humanos, encarcelado por un juez corrupto!
Cincuenta y cinco ganadores del Premio Nobel, junto a cientos de organizaciones y movimientos políticos y sociales en el mundo, así como miles de individuos, han demandado la liberación de Steven Donziger. Denuncian la grave persecución de Chevron en su contra y la clara corrupción del sistema judicial en Estados Unidos.
Donziger es un preso político en Estados Unidos; preso por órdenes de una corporación. El enorme esfuerzo que Chevron ha empleado para destruir a Donziger evidencia el inmenso impacto de la sentencia multimillonaria que él logró en Ecuador. Si Chevron aceptara su responsabilidad por los desechos tóxicos que contaminaron la Amazonía ecuatoriana y dejaron enfermos a miles de habitantes de la región, y pagara millones de dólares a las comunidades afectadas, estaría abriendo la puerta a demandas legales contra multinacionales por todo el mundo. Es algo que simplemente no va a permitir.
La persecución de Donziger es un mensaje de Chevron a todos los activistas, abogados y defensores del medioambiente y de los derechos humanos que contemplan demandar a las multinacionales y las corporaciones por abusos y violaciones: hazlo y te destruiremos. No hay límites a los recursos que tiene Chevron para perseguir a sus enemigos.
¡Liberen a Steven Donziger!