Amnistía y justicia transicional para frenar la espiral de violencia que vive México
Andrés Manuel López Obrador sigue con una ventaja amplia en las encuestas después del primer debate presidencial en México. Su diferencia con el segundo lugar, según un promedio de encuestas, es de 15 puntos, lo que es mucho considerando, además, que de enero a la fecha el que ha crecido más es López Obrador con un 7% mientras que Ricardo Anaya, candidato de la derecha y quien le sigue, solo lo hizo en 1,5%. La estrategia del debate y en los pocos menos de dos meses de campaña que quedan es clara para los adversarios de López Obrador: golpear al puntero, "guerra sucia", acuerdos cupulares, etc. Todo con tal de frenar el avance del líder.
En esa lucha, una de las estrategias favoritas es descontextualizar algún dicho de López Obrador y tergiversarlo en los medios de comunicación. Decía Isaiah Berlin que un error común en la filosofía es confundir las palabras con conceptos y los conceptos con realidades. En política esto no es un error sino que suele ser una práctica común y deliberada de los adversarios para tratar de confundir al electorado a propósito. En la presente campaña hay una palabra que ha resonado más que otras y se ha vuelto un eje de las discusiones políticas: amnistía.
Con casi 250.000 asesinados y más de 30.000 desaparecidos en México durante una década, queda claro que la violencia es una cuestión estructural y sistémica que debe abordarse en toda su complejidad. Para ello, López Obrador propuso en diciembre pasado un diálogo nacional para la paz y la reconciliación y que se pudiera explorar, con expertos en materia de seguridad y familiares de las víctimas, un proceso de amnistía para pequeños infractores: campesinos que son obligados o cultivan por necesidad plantas ilícitas, niños que sirven de vigías (halcones), mujeres que son utilizadas como "mulas", etc. A partir de ahí, la tergiversación tramposa y mal intencionada transfiguró la palabra amnistía en impunidad y a los halcones y mulas en asesinos, secuestradores y violadores.
La propuesta de Obrador para combatir la violencia
Pero, entonces ¿en qué consistiría este proceso de amnistía que propone López Obrador? Lo primero que se propone es un diálogo de reconciliación donde los principales participantes sean los deudos de las víctimas y especialistas en temas de seguridad. De esa reflexión social saldría una iniciativa de ley que cumpla con todos los acuerdos internacionales en materia de derechos humanos con los que cuente México. Al final, esa iniciativa debe pasar por el Congreso para que se delibere y se someta a votación. Esto se complementa con un cambio de la política de mano dura que se aplica actualmente, cuyos resultados son el aumento de la violencia y los asesinatos, hacia mecanismos de integración social como el de becas de estudio y de "primero empleo" a miles de jóvenes en condiciones de vulnerabilidad, cuestiones que se reducen en la frase de "becarios sí, sicarios no". Programas similares se han implementado con éxito en otras latitudes, como fue el caso en El Salvador. Recordemos que los halcones suelen ganar 200-300 dólares mensuales y a los sicarios se les suele pagar 400-600 dólares mensuales. Estos jóvenes no son capos de la droga que nadan en dinero, simplemente forman parte de una generación de excluidos por el sistema y que busca salidas alternas, aunque muchas sean equivocadas.
La propuesta de López Obrador ha sido descalificada por sus adversarios como una "ocurrencia". Nada más alejado de eso. Ignorantes u omisos del derecho y la política internacional no mencionan muchos casos exitosos, aunque la diferencia es que no se le llama amnistía sino justicia transicional. Eso sucedió ampliamente en Latinoamérica después del fin de las dictaduras militares siendo Chile, quizás, el caso donde la medida tuvo mayores alcances. También se ha aplicado para poner fin a conflictos armados entre el gobierno y grupos rebeldes como ha sucedido en Colombia, El Salvador y Guatemala. Igualmente, muchos académicos y juristas mexicanos cuya especialidad es el tema de seguridad han visto con muy buenos ojos el planteamiento.
Jorge Peniche explica que "desde una perspectiva de diseño, se trata […] no de una forma extraordinaria de justicia sino de su entendimiento ordinario operando en un contexto muy imperfecto: uno caracterizado por el quebrantamiento masivo del Estado de Derecho, de grandes riesgos para las instituciones y el sistema jurídico que trata de revertir tales fallas". No es pues una ocurrencia, hay varios mecanismos legales y una amplia literatura en el derecho al respecto. Distintos estudios de caso demuestran el éxito de implementar una política legal de este talante.
Justicia transicional
Con la amnistía se buscar frenar la espiral de violencia que vive México. La situación es extraordinaria y las medidas para enfrentarla deben serlo también. Sobre todo, es imposible continuar con las estrategias de seguridad que han convertido al país en una gran fosa de cadáveres. El continuismo en esta materia solo arrojara más muertos y más violencia. La amnistía busca ser el inicio de un proceso de paz y reconciliación. La amnistía es completamente distinta a la impunidad ya que se busca que exista un proceso legal y que haya justicia. Como lo ha señalado el sacerdote católico Alejandro Solalinde se trata de un perdón con justicia, no de un perdón con impunidad.
Otra muestra que no es una ocurrencia ni una idea que vaya a ser simplemente trasplantada de otro país es que la amnistía está contemplada en el artículo 73, fracción 22 de la Constitución mexicana. Esto la diferencia del indulto presidencial ya que es el poder legislativo el único facultado para materializarla, lo que garantizaría que los límites y las especificaciones de esta posible amnistía sean resultado de un amplio y documentado debate. Las amnistías han sido parte de las democracias y de la legalidad constitucional de nuestros países desde hace muchos años. Incluso, hace algunos días la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México aprobó una ley de amnistía para corregir sentencias injustas a manifestantes políticos que se encontraban encarcelados por protestas contra la autoridad. Nadie se desgarró las vestiduras, al contrario, se celebró la oportunidad de corregir el error.
Los que dicen que la amnistía es impunidad para asesinos y violadores mienten deliberadamente. Para los que no saben qué esperar de una amnistía ahí están los casos en donde ha funcionado. Para los que no les gusta la palabra pueden sustituirlo por la figura legal de justicia transicional. Para las familias de las víctimas representa un perdón con justicia y sin impunidad. Para el país es la oportunidad de crear las condiciones de una reconciliación nacional y empezar a construir el camino de la paz y desmontar la violencia actual.
@BuenrostrJavier
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