Sorpresa: los agentes estadounidenses ya se encuentran en territorio mexicano.
Hoy en día, quien fuera presidente mexicano, Vicente Fox, hace gala de su supuesto patriotismo pero el 1 de octubre de 2002, durante su mandato y el Gobierno de George W. Bush, permitió que México se incorporara al Mando Norte estadounidense (Northcom) y entrara a formar parte del perímetro de seguridad militar de Estados Unidos de manera oficial.
Otro antiguo mandatario mexicano, Felipe Calderón, también se queja de los planes de Donald Trump para construir un muro en la frontera entre México y EE.UU., pero fue quien subordinó totalmente los militares y las fuerzas de seguridad a Washington.
De hecho, Calderón y Barack Obama armaron numerosos 'fusión centers' —un modelo primero ensayado en Irak y Afgánistan— en territorio de México, en donde agentes estadounidenses y mexicanos "comparten información". En esa época, los drones de EE.UU. también comenzaron a sobrevolar territorio mexicano.
Con el actual líder de México, Enrique Peña Nieto, la situación se ha agravado. Ahora, los agentes estadounidenses se visten con uniformes militares mexicanos para participar directamente en acciones de seguridad pública, de acuerdo con información del 'Wall Street Journal'; por ejemplo, en la detención de 'El Chapo' Guzmán de febrero de 2014.
En 2015, el Congreso mexicano autorizó la portación de armas de parte de agentes extranjeros en México, mientras que los cables de WikiLeaks han revelado como las Fuerzas Armadas de ese país latinoamericano y, en particular, el secretario de la Marina, Vidal Soberon, trabajan en estrecha relación con las Fuerzas Armadas de EE.UU.
Con todos estos hechos, no debería sorprender que el pasado 31 de enero la jefa del Northcom, la general Lori Robinson, realizara una visita secreta a Tapachula (Chiapas) de la mano del canciller mexicano, Luis Videgaray, y la embajadora de EE.UU. en México, Roberta Jacobson, para asegurar que todo estaba "en orden" en "su" frontera sur.
Por estos motivos, no es gratuito que Peña Nieto y Trump no quieran dar a conocer la conversación que tuvieron el pasado 27 de enero. Todo parece indicar que hay un acuerdo secreto entre ambos mandatarios para abrir México de par en par a las fuerzas militares estadounidenses a cambio de impunidad para Peña Nieto y respaldo político para la presunta unión del Partido Revolucionario Institucional y el Partido de Acción Nacional (Prian) en las elecciones presidenciales mexicanas de 2018.
No lo podemos permitir.