Ya hemos vivido cuatro generaciones de fraude electoral.
- En 1988, “se cayó el sistema”, el conteo de votos se detuvo misteriosamente y de repente apareció como el “ganador” Carlos Salinas de Gortari. Después, el PRI y el PAN pactaron quemar las boletas electorales para que no quedara evidencia alguna del atraco.
- En 2006, el Instituto Federal Electoral también permitió un enorme fraude. Luis Carlos Ugalde limitó el recuento de votos al máximo y se negó rotundamente a permitir una revisión ciudadana de las boletas electorales para ratificar los resultados oficiales. Finalmente aquellas boletas también fueron destruidos en total opacidad.
- En 2012, también se defraudó la voluntad popular. Se desplegó el operativo de compra y coacción del voto más grande en la historia de México. Millones de pesos en dinero irregular fluyeron tanto a las televisoras como a las encuestadoras para crear una realidad falsa e imponer a Enrique Peña Nieto.
- Para 2018, en adición a las viejas estrategias de la compra del voto, la modificación directa de los resultados electorales y la manipulación mediática, también intentarán asustar a la población por medio de una estrategia psicológica de miedo que buscará ahuyentar a los votantes de las urnas.
El régimen buscará que los ciudadanos libres nos quedemos en nuestras casas para que los corruptos puedan imponer a quien sea el candidato de la continuidad por medio de la compra y el acarreo de votantes.
¿Lo permitiremos? ¿Qué harás tú para defender la soberanía popular en las próximas elecciones, tanto estatales en 2017 como federales en 2018? Para salvar a México es necesario la participación de todos y todas.