El PRD nació el 5 de mayo de 1989 como una vía para dar cauce a la enorme indignación ciudadana que surgió a raíz del fraude electoral de 1988.
En su momento, reunió a los líderes políticos y sociales más valiosos del país con el fin de juntos derrocar pacíficamente la dictadura del PRIAN, encabezado por Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos.
Pero el anuncio de que el PRD ahora se aliará con el PAN para las elecciones presidenciales de 2018 implica el fin definitivo del Sol Azteca como partido independiente y lo convierte en el 'Partido Verde del PAN', un simple palero del régimen autoritario.
El partido de la esperanza democrática ahora camina de la mano con el partido del fraude y de la violencia.
El partido del pueblo y de los movimientos sociales ahora se acuesta con el partido de las élites y los oligarcas.
El partido de la soberanía y la independencia nacional ahora se arrodilla frente al partido que ruega la intervención estadounidense en las elecciones presidenciales de 2018.
¿Tiene algún sentido que las bases del PRD reclamen a sus líderes, a esos mismos dirigentes que firmaron el Pacto por México y apoyaron la candidatura de Miguel Angel Yunes en Veracruz?
Sería inútil. La única respuesta efectiva, me parece, sería simplemente darle la espalda a estos nuevos paleros del sistema y elegir otro camino.
En todo el mundo los partidos de la vieja izquierda hipócrita, corrupta y burocratizada están encontrando su fin y empiezan a surgir nuevos movimientos políticos que enarbolan la esperanza ciudadana en un nuevo régimen.
México es un gran país y merece un gobierno a la altura de su pueblo.