¿Para quién trabaja realmente el presidente mexicano?

John M. Ackerman

"Somos tú y yo contra el mundo, Enrique, no lo olvides", le dijo Trump a Peña Nieto en su llamada del pasado 27 de enero. "Quiero que seas tan popular que tu pueblo pida una reforma constitucional para que puedas ser reelecto por otros seis años", afirmó el presidente de EE.UU.

Lo único que te pido, amigo Enrique, es que:

"Claro que sí señor presidente", responde una y otra vez Peña Nieto, "a sus órdenes".

Aun en este contexto, el canciller de Peña Nieto, Luis Videgaray, ha tenido la osadía y el cinismo de acusar a otros de ser "cobardes".

En particular, Videgaray ha acusado a Maduro de "usar el poder del Estado para desmantelar la democracia y arremeter contra su propio pueblo".

"El burro hablando de orejas". O mejor se lo decimos 'in English' para que lo entienda el canciller entreguista: "'People who live in glass houses, shouldn't throw stones'".

México es, sin duda, el país latinoamericano que más violenta los derechos humanos y la institucionalidad democrática en toda la región. Ya basta.