Existen serios cuestionamientos con respecto al nuevo aeropuerto de Enrique Peña Nieto.
En primer lugar, su construcción requeriría el cierre de las pistas del aeropuerto actual, tirando por la borda los 8.595 millones de pesos utilizados para construir la nueva terminal 2.
Segundo: un lago no es exactamente un lugar ideal para colocar un aeropuerto. El suelo es débil y se hunde constantemente. Requiere de una enorme inversión para habilitar las pistas y, después, para mantenerlas.
Tercero: existen serias preocupaciones ambientales, ya que el proyecto pone en riesgo la vida de 120.000 aves y podría generar una crisis de abastecimiento de agua en la región.
Cuarto: hay claros indicios de corrupción en los contratos del nuevo aeropuerto. El presupuesto inicial fue de 169.000 millones de pesos, pero ahora se habla de hasta 250.000 millones… y eso que apenas inician las obras. Solamente para la construcción de la barda perimetral, por ejemplo, el precio ya se disparó un 89 % por medio de cuatro convenios modificatorios. El 70 % de los contratos del nuevo aeropuerto se realizaron por medio de adjudicaciones directas; es decir, sin las licitaciones públicas que dan transparencia a estos procesos. ¡Y sorpresa! Quienes hoy cuentan con contratos son los empresarios y oligarcas más poderosos del país, como Carlos Slim, Olegario Vázquez Aldir y Carlos Hank Rhon.
Y, para rematar, el Gobierno ahora hipoteca nuestras propias pensiones para seguir alimentando el monstruo de la corrupción. Acaban de enviar más de 13.000 millones de pesos de las Afores para financiar las próximas obras del aeropuerto.
Ya hemos vivido la experiencia de obras faraónicas fallidas y corruptas. Con Felipe Calderón, por ejemplo, el precio de Estela de Luz se disparó cuatro veces más de lo originalmente presupuestado: de 393 millones a 1.312 millones de pesos.
El dinero público no debería utilizarse para el lucimiento del Gobierno en turno, sino para atender las necesidades de los ciudadanos.
Revisemos el proyecto del nuevo aeropuerto, veamos qué otras opciones existen y avancemos con paso firme. ¿O qué opinas tú?