Ya había descalificado a los países de origen de los migrantes como "hoyos de mierda" y ahora dice que somos "animales". El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lo dijo claramente y con todas sus letras. El pasado 16 de mayo, durante una mesa redonda con políticos de California, el mandatario señaló que muchos migrantes "no son personas", sino simplemente "animales".
Así veían los conquistadores españoles a los pueblos indígenas de América Latina. Así caracterizaban los primeros migrantes europeos en Estados Unidos a los esclavos africanos que importaban para hacer el trabajo duro en sus colonias.
Cuando deshumanizamos al otro, cuando discriminamos en función del color de piel o el origen nacional o étnico de otro grupo social, violamos los principios más básicos de la democracia, los derechos humanos y la civilización.
Lamentablemente, en México también tenemos a nuestros trumpistas. Nunca hay que olvidar cómo Enrique Peña Nieto invitó a Trump a Los Pinos durante su campaña presidencial de 2016, las burlas de Enrique Ochoa sobre los "prietos" y de Javier Lozano sobre los "viejitos" ni las constantes mentiras y noticias falsas inventadas por Ricardo Anaya: todos son claros ejemplos de que el estilo trumpista, lamentablemente, está vivito y coleando.
Humanicemos la política. Rechacemos la intolerancia y el racismo. México merece más, mucho más.