Nestora Salgado no es ninguna delincuente

No se dejen engañar: Nestora Salgado no es ninguna delincuente, sino una valiente luchadora social cuyo único pecado fue defender a su pueblo de los narcotraficantes y los corruptos.

Olinalá es una hermosa comunidad indígena enclavada en la región de La Montaña de Guerrero, conocida históricamente por sus bellas artesanías y su pueblo trabajador, pero décadas de malos gobiernos del PRI y del PRD han desgarrado al tejido social y corrompido la clase política.

Cuando Nestora regresó a su pueblo natal hace unos años, lo encontró destruido por delincuentes y carcomido por narcotraficantes, todos protegidos por las autoridades gubernamentales.

Pero en lugar de huir de regreso hacia el sueño americano que había logrado en los Estados Unidos, Nestora decidió quedarse para luchar, al lado de sus familiares y amigos, a favor de la paz y la justicia.

Nestora Salgado jamás ha cometido delito alguno. Todos los cargos en su contra fueron fabricados por las mismas autoridades delincuenciales que se sintieron amenazadas por sus denuncias. Los supuestos testigos jamás se presentaron a declarar ante el juez y todas las actuaciones de Nestora como comandanta de la Policía Comunitaria se encontraron plenamente amparadas por la Ley 701 del estado de Guerrero, que reconoce plenamente los usos y costumbres de los pueblos indígenas.

La renovada persecución mediática y judicial en contra de Nestora solo evidencia la extrema desesperación de un sistema autoritario que ya se acerca a su fin. Quien tendría que estar en la cárcel no son los valientes luchadores sociales, sino los burócratas y los políticos cómplices de graves crímenes de lesa humanidad y de corruptelas inaceptables.

México hoy está de cabeza, pero llegó la hora para ponerla de pie.