Andrés Manuel López Obrador no solo ganó la elección presidencial: Morena, su partido, también barrió el país entero. Se abre, sin duda, una nueva época histórica. 30 millones de mexicanos, el 53 % de los electores, votamos por López Obrador, por la esperanza y por el cambio.
El tabasqueño duplicó la cantidad de votos recibidos por Vicente Fox en el año 2000 y dejó muy atrás tanto a Ricardo Anaya como a José Antonio Meade. López Obrador ganó en 31 de las 32 entidades federativas, desde Tijuana hasta Tapachula, desde Matamoros hasta Acapulco.
Solamente Guanajuato se quedó fuera de la enorme ola de rebelión ciudadana. En Tabasco, López Obrador recibió el 80 % de la votación; en Oaxaca, el 65 %; en Guerrero, el 63 %. También dos terceras partes de los votos desde el extranjero fueron para AMLO.
La coalición Juntos Haremos Historia contará con una clara mayoría, tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Diputados. También ganó la mayoría de las presidencias municipales y diputaciones locales en disputa, hasta en lugares tradicionalmente bajo un férreo control caciquil, como Hidalgo y el Estado de México.
Todo esto implica una enorme responsabilidad. El contundente mandato popular expresado en las urnas debe generar un Gobierno radicalmente diferente, cercano a la gente, comprometido con la justicia social, la democracia y los derechos humanos. No mentir, no robar y no traicionar: es el compromiso de López Obrador.
Tomemos la palabra al futuro presidente y reconstruyamos juntos la Nación. Con la participación de todos y todas, acabemos con la violencia, la corrupción y la pobreza.