Cuando un sistema político obstaculiza la movilidad humana es señal clara de su debilidad y su autoritarismo. Así como el muro de Berlín simbolizaba la decadencia del comunismo realmente existente, los nuevos muros de Donald Trump, Juan Orlando Hernández, Jimmy Morales y Enrique Peña Nieto indican una crisis de legitimidad del sistema neoliberal.
Miles de migrantes centroamericanos hoy hacen su camino por el territorio mexicano hacia EE.UU., en un abierto acto de desobediencia civil pacífica a las reglas del orden mundial. En lugar de esconderse y andar a salto de mata en pequeños grupos, estos migrantes marchan juntos y a plena luz del día. Como Martin Luther King con su marcha supuestamente 'ilegal' de Selma a Montgomery a favor de las libertades de los estadounidenses, hoy los migrantes también defienden sus derechos humanos fundamentales.
Donald Trump ha respondido con su típica actitud agresiva y racista: amenazando con cortar el suministro de recursos a Centroamérica, suspender los acuerdos de libre comercio con México y enviar las Fuerzas Armadas a la frontera sur de EE.UU. Este domingo, 28 de octubre, su Patrulla Fronteriza incluso realizó un ensayo utilizando armas de grueso calibre y vallas para cerrar temporalmente tres puentes internacionales, como si estuvieran repeliendo un ataque armado desde México.
Los gobiernos de México, Honduras y Guatemala también han hecho todo lo posible por obstaculizar el tránsito de los migrantes desplegando policías, gases lacrimógenos y una agresiva guerra propagandística para convencer a los migrantes a detener su marcha y retornar a sus hogares. Esto no es un fenómeno aislado. En Europa, por ejemplo, también ha habido un enorme crecimiento de las fuerzas políticas antimigrantes y racistas: en Francia, Austria, Reino Unido y Suecia, entre otros países. En Brasil, Jair Bolsonaro acaba de llevar esta misma lógica autoritaria hasta la Presidencia de la República.
Recordemos cómo durante la guerra fría los ideólogos del bloque capitalista criticaban duramente la supuesta falta de libertades en el bloque soviético. Utilizaban constantemente el ejemplo del muro de Berlín y, en general, las limitaciones al tránsito extranjero como ejemplo del carácter autoritario de aquellos regímenes.
Pero hoy, quienes construyen muros y están obsesionados con limitar el tránsito de las personas son, precisamente, los países del 'Occidente' que, supuestamente, defendían tanto la libertad. El mundo globalizado está atravesado por una enorme contradicción: fluyen libremente las mercancías, pero los seres humanos son criminalizados y gaseados cuando intentan cruzar las fronteras.
¿Te parece correcta esta situación? ¿Qué pasaría si las personas pudiéramos transitar tan libremente como las cosas?