El caso de Assange simboliza la hipocresía de los países del norte y la traición de los gobiernos de Sudamérica
Julian Assange es un preso político. Su encarcelamiento simboliza tanto la hipocresía de los países del norte (que, supuestamente, promueven la democracia y la libertad de expresión) como la traición a las causas populares de los nuevos gobiernos neofascistas de Sudamérica, como Lenín Moreno en Ecuador.
Julian Assange no ha cometido delito alguno. Las investigaciones del Gobierno sueco en su contra por presunto abuso sexual en contra de dos mujeres han sido archivadas por falta de pruebas.
Desde 2015, el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de la ONU condenó la persecución judicial en contra de Assange y exigió su liberación. Y las nuevas acusaciones del Gobierno de EE.UU. no tienen pies ni cabeza. Se le acusa a Assange de, supuestamente, haber "conspirado" con la militar estadounidense Chelsea Manning en 2010, cuando lo único que hizo Assange fue publicar, como cualquier periodista, los cables y los videos extraídos por Manning.
Recuerden, por ejemplo, el escalofriante video de un helicóptero estadounidense en Irak asesinando a mansalva y a sangre fría a 12 personas, incluyendo dos periodistas de Reuters. Y, ¡ojo!, la información filtrada por Manning no se publicó solamente en WikiLeaks, sino también en The New York Times, The Guardian y Der Spiegel.
En México, la información fue publicada por el periódico La Jornada y sirvió para evidenciar el oscuro pacto sellado por Felipe Calderón y el Gobierno de EE.UU. en 2006. Específicamente, se reveló que George Bush Jr. apoyó al fraude electoral a favor de Calderón a cambio del entreguismo del nuevo presidente a Washington en materia migratoria, petrolera y de 'guerra' contra el narcotráfico, entre otros temas.
Si los tribunales estadounidenses condenan a Assange por espionaje, tendrían que castigar también a los directores de los otros importantes medios de comunicación que publicaron la misma información.
El verdadero motivo por el nuevo acoso a Assange es el desesperado intento de Donald Trump de sacudirse las acusaciones de que él mismo estuviera detrás de la publicación por WikiLeaks de los correos electrónicos de Hillary Clinton y su equipo durante la campaña presidencial de 2016. Frente a los ataques por la supuesta alianza del presidente estadounidense tanto con el Gobierno ruso como con la empresa Cambridge Analítica, Trump hoy agarra a Assange como su chivo expiatorio.
Pero, en realidad, Assange jamás se ha aliado con ningún gobierno o fuerza política partidista, sino todo lo contrario. Su lucha ha sido siempre de la mano con la sociedad y a favor de la verdad y la transparencia. Es precisamente por este compromiso que en EE.UU. tanto Clinton como Trump, tanto los demócratas como los republicanos, lo han llamado "terrorista" e, incluso, pedido su muerte.
En Ecuador, Assange también ha sido víctima de un linchamiento político. Con el retiro de inmunidad diplomática al fundador de WikiLeaks, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, ha consolidado su traición a cualquier principio democrático o de izquierda. Cada día, este líder se parece más a Juan Guiadó o a Jair Bolsonaro, cuyos únicos intereses son servir a la oligarquía, la intolerancia y al imperio.
La necesaria defensa de Julian Assange rebasa fronteras y ideologías. Todos y todas que valoren la libertad, la democracia y la justicia deberían apoyar la causa de este importante periodista y activista social.
¡Presos políticos libertad!
@JohnMAckerman
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