¡Cuidado! ¡Ahí viene la Lady Bomba!
En las celebraciones de las fiestas patrias, una joven piloto de la línea Interjet expresó su deseo de que una bomba cayera sobre la multitud reunida en el Zócalo.
¿Odio de clase? ¿Inspiración trumpista? ¿O solo una broma de mal gusto?
El pasado 15 de septiembre, justo en el momento de mayor unidad y reconciliación nacional, precisamente cuando el presidente López Obrador daba el grito de la independencia a favor de los próceres de la patria y también de los héroes anónimos, la piloto Ximena García sintió tanto coraje y desesperación que lanzó un tuit como si fuera una bomba al ciberespacio.
La piloto, después, ofrecería disculpas.
A ver, señorita García, sabemos que usted no es una terrorista de esas 'talibanes' que quieren acabar con la civilización occidental, pero su problema tampoco es solamente su inmadurez, sino su profundo odio de clase e inspiración trumpista lo cual, le informo, quizás sea aún peor que el fundamentalismo religioso, ¿eh?
Un mar de caras morenas reunidas en la plaza central de la patria, más de 100.000 almas llenas de esperanza y felicidad emocionadas por la recuperación de la soberanía nacional solo puede generar coraje e indignación en alguien que vive en un mundo aparte, en una burbuja atrás de rejas de seguridad, perdida entre las series gringas de Netflix y con miedo del pueblo mexicano, al cual seguramente considera "una bola de nacos".
La distancia entre usted, señorita García, y Patrick Crusius, el asesino del Walmart de El Paso [Texas, EE.UU.] con su manifiesto racista contra los mexicanos, es mucho más corta de lo que imagina.
Sabemos que usted no se atrevería a lanzar una bomba desde el cielo, pero también nos queda claro que su ideología, su visión del mundo es, precisamente, lo que mantiene vigente un sistema de exclusión y de privilegios que se ha convertido en una máquina de muerte, mucho peor que cualquier bomba, para los millones de pobres y desamparados de México.
López Obrador está tocando fibras muy profundas en la sociedad mexicana. El simbolismo y la realidad de tener un presidente que quiere una verdadera unidad nacional, con la inclusión de absolutamente todos y todas, asusta a las personas acostumbradas a una sociedad dividida y elitista.
Recordemos cómo la modelo Celia Lora también deseó la muerte de López Obrador y, el año pasado, el periodista Ricardo Alemán promovió abiertamente el asesinato del entonces candidato presidencial. Así que no, señor Felipe Calderón, esto no fue solamente "una mala broma" y una disculpa no es suficiente. Lo que hace falta es un total cambio de actitud de las clases acomodadas del país. En lugar de defender sus privilegios, deberían participar en la transformación de la nación.