Primero hablaron las calles en Chile y Ecuador, ahora las urnas en Argentina, Bolivia y Colombia. América Latina se levanta y dice "¡ya basta!" al neoliberalismo, al neofascismo y al neoimperialismo.
Los resultados electorales en Argentina fueron espectaculares. Hubo una participación electoral de más del 80 % de la población. El 48 % votó a favor de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, suficiente para ganar en la primera vuelta.
Más de 12 millones de argentinos repudiaron el trasnochado modelo neoliberal de Mauricio Macri. Su reciclaje de las viejas recetas del Consenso de Washington había disparado la deuda pública, la inflación y la tasa de desempleo. Hoy, solo el 11 % de los argentinos valora positivamente su economía, de acuerdo con una encuesta reciente.
El crecimiento se encuentra ya en cifras rojas (con una proyección de -3,1 % para 2019). Y el peso argentino hoy vale menos de una cuarta parte de lo que valía cuando Macri llegó al poder, en 2015. Ahora bien, inmediatamente después de su victoria, en un gesto lleno de simbolismo, Alberto Fernández decidió que su primer viaje al extranjero sería a México…
"Quise venir a este México al que tanto queremos los argentinos precisamente en el momento en que llegaba un presidente que volvía a mirar al sur."
…para estrechar lazos con Andrés Manuel López Obrador y construir una nueva unidad latinoamericana a favor de la justicia, la soberanía y la paz.
En Bolivia, Evo Morales también salió victorioso en la primera vuelta el pasado 20 de octubre, recibiendo el 47 % de la votación, derrotando a Carlos Mesa por 10 puntos porcentuales. Fue la cuarta elección exitosa de Evo Morales, siguiendo el ejemplo de la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, quien también fue ratificada por cuarta vez consecutiva en las urnas en 2017.
El golpe de Estado posterior solamente confirma la debilidad de la oposición en Bolivia, que prefirió atacar con violencia en lugar de aceptar la oferta de Morales de organizar nuevas elecciones.
En Colombia también hubo importantes sorpresas electorales. El partido del presidente Iván Duque y el expresidente Álvaro Uribe, Centro Democrático, sufrió un duro revés el pasado 27 de octubre: perdió la ciudad de Bogotá y también la muy importante gobernación de Antioquia. Los uribistas solo ganaron las gubernaturas de Casanare y Vaupés de entre las 32 del país.
Estos resultados electorales, junto con las movilizaciones sociales de Chile y Ecuador, empiezan a poner nerviosas a las mafias económicas y políticas al nivel internacional.
Circulan por las redes sociales videos que hablan de una fantasiosa conspiración de los gobiernos de Cuba y Venezuela para infiltrar todos los países del continente. Reciclan de manera burda el viejo esquema de la Guerra Fría y, al estilo de Hollywood, buscan dividir el continente entre los buenos, cercanos a Washington, y los malos, que se atreven a rebelarse.
Incluso voces supuestamente muy autorizadas como Luis Almagro, el titular de la Organización de los Estados Americanos (OEA), ha repetido el disparate de que "las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse".
Evidentemente, las cosas están cambiando en el continente, pero esta transformación no es resultado de alguna conspiración del 'eje del mal', sino que se debe al despertar de los pueblos de la región y a su exigencia de cada vez más democracia y bienestar.
El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, también estuvo de visita en México hace unos días e hizo un importante llamado, precisamente, a favor de la unidad latinoamericana: "Jamás duden que resistiremos y venceremos. Muchas gracias y hasta la victoria siempre."
Ahora bien, desde México se ha lanzado una propuesta muy concreta para canalizar el nuevo sentir regional. Como próximo presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), México buscará fortalecer esta organización creada en 2011 en Caracas (Venezuela) como un espacio para la articulación libre de los intereses y las iniciativas de América Latina de manera plenamente horizontal y soberana.
En otras palabras, se buscará generar un necesario contrapeso al intervencionismo de Washington y de la OEA en la región. ¿Qué opinas tú con respecto a esta iniciativa? ¿Ya habrá llegado la hora para consolidar la independencia y la plena soberanía de los pueblos de América Latina y el Caribe?