En México, ¡ni la crisis sanitaria logra frenar a los golpistas! En lugar de apostarle a la unión para juntos derrotar a la pandemia, un sector de la oposición más bien ve esta situación como la perfecta oportunidad para tumbar al presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Es cinismo? ¿Mezquindad? ¿O simple miopía?
La curva de crecimiento del coronavirus en México es mucho menor que en otros países como Italia, España o EE.UU., donde la situación ya está francamente fuera de control.
Ello se debe a que el Gobierno mexicano ha seguido fielmente las recomendaciones de los expertos y de la OMS. Por ejemplo, mientras Italia y España esperaron para cerrar las escuelas y cancelar los eventos públicos hasta que tuvieran 2.000 y 1.000 casos, respectivamente, en México se actuó a partir de los 100 casos.
Después, a partir de la entrada de la Fase 2 el pasado 24 de marzo se difundió masivamente la campaña nacional de 'Susana Distancia' y se establecieron mecanismos para el trabajo desde la casa en los sectores público y privado.
Posteriormente, el jueves 26 de marzo el Gobierno Federal Suspendió todas sus actividades no esenciales en el país.
Todo ello logró una reducción del 60 % en la movilidad. Aun así, el lunes, 31 de marzo el Consejo de Salubridad General fue un paso más allá y, sin esperar hasta entrar oficialmente a la Fase 3, adelantó la declaratoria formal de emergencia sanitaria nacional.
Durante todo el mes de abril el sector privado debería suspender sus actividades no esenciales y también garantizar sus salarios a sus trabajadores. El Gobierno también ha adelantado el pago de las pensiones a adultos mayores y becas para estudiantes y otras poblaciones vulnerables. Y se está reconvirtieron todo el sistema nacional de salud, incluyendo hospitales públicos, privados y militares, para atender a pacientes con covid-19.
También se están haciendo las compras del equipamiento médico necesario para hacer frente al virus e invirtiendo recursos especiales en la investigación científica.
Es imposible evitar totalmente los contagios, pero el Gobierno ha actuado a tiempo, con enorme responsabilidad y siguiendo las recomendaciones de los científicos.
Pero todo ello no satisface a la oposición golpista. De manera perversa, se emocionan con cada muerto y se regocijan con la crisis sanitaria. La ven como su tabla de salvación, su gran oportunidad para, finalmente, deshacerse de un presidente que, desde el primer día ha favorecido y privilegiado a los pobres.
México hoy vive una verdadera pandemia de información falsa y provocaciones mediáticas que obstaculizan las labores de las autoridades.
La oposición ha dado por muertas de manera errónea a importantes figuras públicas.
Ha sembrado supuestas dudas sobre la veracidad de los datos proporcionados por las autoridades.
Y se ha burlado de la cercanía de Andrés Manuel López Obrador con el pueblo en estos momentos difíciles.
Han llegado incluso al ridículo extremo de llamar "pederasta" a López Obrador por haber besado en el cachete a una niña durante una gira reciente… mucho antes de la entrada a la Fase 2, por cierto.
Eso sí, López Obrador sigue cercano al pueblo, trabajando, supervisando obras, animando a la población y otorgando su tradicional conferencia de prensa 'mañanera'.
El presidente dice que actuar de otra manera sería dejar "un vacío de poder" que podría ser aprovechado por los golpistas para retornar al viejo régimen.
La mayoría de los líderes del mundo han tomado otra ruta.
Con el fin, precisamente, de evitar algún vacío de poder, cierran fronteras, aumentan la vigilancia a sus ciudadanos, declaran toques de queda, cancelan elecciones y sacan los militares a las calles.
O, por lo menos, así ha ocurrido en Bolivia, Chile, EE.UU., Turquía, China, España, Argentina, Singapur y muchos otros países. Muchos incluso preguntan si esta crisis marcaría la llegada de un nuevo estado de excepción permanente para todos y todas en el mundo. Pero en México las cosas son diferentes.
Durante el último siglo, Mientras la mayoría de los otros países de América Latina sufrían violentos golpes de Estado y gobiernos militares, México siempre ha sido la excepción, con la continuidad de un gobierno civil desde 1934.
Y, a tono con esta larga tradición libertaria, López Obrador se niega a esconderse atrás de cuatro paredes o recurrir a la fuerza, sino que busca mantenerse presente y a cargo de la nación por la vía democrática, aunque ello ponga en riesgo su vida y también pueda ser considerado "un mal ejemplo" para la población, que debe estar resguardada en sus casas hasta que pase la tormenta.
¿Hace bien López Obrador? ¿Qué opinas tú?