OEA, Unasur y Venezuela: El microclima de Almagro
El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, había planificado otro escenario. No contaba entre las posibilidades que el Consejo Permanente lo desautorizara en su campaña -ya pública, esquiva de la diplomacia y también de la equidistancia- contra el Gobierno de Maduro. Pero aquello pasó y la mediación entre Gobierno y oposición planificada por Unasur bajo la presencia de los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero (España), Martín Torrijos (Panamá) y Leonel Fernández (República Dominicana) fue refrendada por la organización con sede en Washington, que pasó de intentar confrontar con el organismo nacido en 2008 a "ir al pie" del mismo.
El uruguayo ex Frente Amplio no fue el único que quedó 'offside': también le sucedió lo propio al presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Henry Ramos Allup, quien, desencantado con la posición argentina, le dedicó una serie de mensajes al presidente Mauricio Macri, acusándolo de abandonar la "preocupación" por Venezuela en base a los objetivos de Malcorra en torno a la Secretaría General de la ONU. "Cristina al menos no era hipócrita" disparó el veterano dirigente adeco, conocido por sus exabruptos dentro y fuera de las redes sociales.
Pero para Almagro el golpe es aún mayor por un factor adicional: jugó su reputación en el mundo del derecho pidiendo la activación de la Carta Democrática en 132 páginas repletas de errores estadísticos, con una sola consultora de fuente (Datanálisis), citas de Twitter como respaldo y el llamado a expresidentes abiertamente parciales en el tema de Venezuela (José María Aznar, Tuto Quiroga, Felipe González, entre otros).
Tal fue el descalabro presentado, que al uruguayo le soltó la mano hasta la propia Malcorra. En los pasillos de la diplomacia latinoamericana algunos alegan que tras el desafío velado de la canciller argentina a Almagro se esconde una posible salida a su improbable elección como secretaria seneral de la ONU, donde necesita de los votos de los países emergentes, desdeñados por el nuevo Palacio de San Martín.
Resumiendo: ¿La trampa a Almagro fue tendida por una Malcorra que se mostró favorable a la Carta Democrática primero y luego puso el freno de mano, buscando lugar en Washington en caso que fracase su carrera a la ONU?, ¿o bien Almagro quedó solo producto de un "microclima" que le creó la oposición venezolana, endulzando su oído en los fríos salones norteamericanos? Ambas parecen ser interpretaciones posibles, que sólo podrán ser refrendadas a la luz de los acontecimientos de los próximos meses -ya que "la única verdad es la realidad".
Mientras tanto, Venezuela cuenta con un breve respiro diplomático internacional en medio de la convulsión económica y social. Unasur, que fuera clave en la desactivación de los intentos destituyentes en Bolivia (2008), Ecuador (2010) y la propia Venezuela (2014), tiene mucho que ver en este nuevo proceso de diálogo que se abre en el país bolivariano. ¿Intentará Almagro igualmente avanzar en su intento de implementación de la Carta Democrática el 13 y 14 de junio próximo? ¿Cómo responderán los países de América Latina frente a la derrota parcial del uruguayo?
Por Juan Manuel Karg
Politólogo UBA / Analista Internacional
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