A rajatabla: EE.UU. quiere estrangular a Rusia atascando el South Stream

Liliya Khusainova

Viendo que las sanciones contra Rusia no funcionan EE.UU. trata de inventar nuevas estrategias para estrangular al país, por ejemplo entorpeciendo el prometedor proyecto South Stream y poniendo trabas a la cooperación de Moscú con Europa.
 
Tras el importante acuerdo de gas sellado entre Rusia y China, que representa nuevas oportunidades económicas para ambos países y fortalece sus posiciones en la arena geopolítica, EE.UU. ha emprendido todos los esfuerzos posibles para impedir la ascensión de Rusia, esta vez intentando persuadir a los países participantes en el proyecto South Stream para que abandonen el proyecto.

La semana pasada el primer ministro de Bulgaria, Plamen Oresharski, ordenó suspender las obras de construcción del gasoducto South Stream. Unos días después Serbia seguía el mismo ejemplo. Pero posteriormente ambos países se echaron atrás en su decisión alegando que el proyecto se realizará según el plan estipulado. Sofía atribuyó la revisión de su postura al hecho de que actualmente casi todo el gas que consume Bulgaria es suministrado por Gazprom. 

La suspensión del proyecto afecta no solo a Bulgaria, cuya economía se encuentra en el límite de la supervivencia, sino también a otros países del continente, como por ejemplo la tercera economía de la zona euro, Italia: uno de los principales accionistas de South Stream es la empresa italiana Eni. Para Europa en su conjunto, South Stream es un factor muy importante para garantizar la seguridad energética y Rusia es garante de esa seguridad, algo que ha reconocido en varias ocasiones el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger.

El principal objetivo de EE.UU. es hacer daño a Rusia

Según varias fuentes, la decisión de Oresharski fue un paso dictado por tres senadores estadounidenses: John McCain, Ron Johnson y Christopher Murphy. "Bulgaria se rindió a la influencia de Washington, que a menudo utiliza similares visitas semioficiales de senadores para dialogar con países 'problemáticos' donde la participación directa de la Casa Blanca sería inadecuada", destacan las fuentes.

Pero además, hay otras razones, como por ejemplo la idea de vender el sistema ucraniano de transporte de gas a un consorcio de inversionistas estadounidenses y europeos, que ahora se está discutiendo activamente. Kiev ya está negociando con Shell, ExxonMobil y Chevron el destino del sistema ucraniano de transporte de gas. El problema principal reside en las garantías de tránsito por parte de Gazprom, ya que sin ellas el valor y la importancia del sistema ucraniano de transporte de gas serán mínimos. Es decir, para hacer rentable la participación de EE.UU. y la UE, necesitan eliminar cualquier alternativa, obligando así a Gazprom a usar el tránsito ucraniano. 

Pero es poco probable que EE.UU. lo consiga, ya que el objetivo principal del proyecto South Stream, con una capacidad total de 63.000 millones de metros cúbicos anuales, es la diversificación de las rutas de exportación de gas y la eliminación de los riesgos de tránsito; en otras palabras eludiendo, a Ucrania y poniendo a cero el valor de su sistema de transporte de gas.

En condiciones de una disminución de suministros de gas hacia Europa por parte de otros países, los beneficios de la cooperación con Rusia se hicieron evidentes para todos los participantes en el proyecto: para Belgrado, Sofía y Atenas. Además, bloqueando la cooperación energética con Rusia, EE.UU. no ofrece ninguna alternativa; en otras palabras: engaña a los países. EE.UU. incluso es capaz de congelar a Europa persiguiendo su único objetivo de hacer daño a Rusia.