Demasiado fuerte para EE.UU.: No funciona la conspiración económica contra Rusia

Rusia, como un país fuerte, ha llevado al mundo la posibilidad del desarrollo global alternativo, lo que no da tregua a EE.UU., que no escatima en esfuerzos para tratar de debilitar al país. Washington pensaba realizar el desgaste vía sanciones económicas, pero de nuevo su conspiración no funcionó.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, como un político sabio, hizo nuevamente sus cálculos e introdujo medidas adecuadas y proporcionales ante los pasos de Occidente. Este agosto el líder ruso firmó un decreto para prohibir o restringir la entrada de algunos productos de los países que se han unido a las sanciones contra Rusia.

Rusia ha introducido la prohibición total de la importación de carne de vacuno, de cerdo, de aves, queso y leche de los países de la UE, EE.UU., Australia, Canadá y Noruega. La importación de productos agrícolas originarios de estos países también se restringirá.

La medida causó pánico entre los productores europeos que activamente cooperaban con Rusia en el sector de la agricultura. Sus pérdidas, según estimaciones preliminares, pueden alcanzar los 15.000 millones de euros. El eurodiputado de la Liga Norte (Italia), Matteo Salvini, opina que "solo cretinos" han podido tomar la decisión de imponer sanciones económicas a Rusia.

Complot de EE.UU. contra la competitividad de Europa

"Solo cretinos en Bruselas y Roma han podido imponer sanciones económicas contra Rusia, que ahora nos devuelve toneladas de productos agrícolas italianos por valor de más de 1.000  millones de euros", escribió el político en su cuenta de Facebook. 

Y el eurodiputado tiene razón en sus declaraciones. La Unión Europea ha perdido un gran mercado y se encontró involucrada en un juego latente de EE.UU. Mientras, para Rusia es una gran oportunidad: las sanciones occidentales movilizaron una serie de industrias internas, además los alimentos originarios de países latinoamericanos podrían ayudar a los productores rusos a cubrir la demanda. 

"Esto (las sanciones) no es solo una medida de respuesta. Son principalmente medidas de apoyo a los fabricantes nacionales, así como la apertura de nuestros mercados para los países y productores que quieran cooperar con Rusia y están listos para esa cooperación", destacó por su parte el presidente Putin.

Se puede decir que toda esa historia de las sanciones contra Rusia se convirtió no en una conspiración contra Rusia, sino en un complot contra la competitividad de Europa. EE.UU. tiene pocas posibilidades de aumentar su competitividad, por eso lo único que puede hacer es reducir la competitividad de Europa.

Rusia ya conoce las reglas del juego de EE.UU.

La tarea de EE.UU. es asustar a Europa, socavar las relaciones económicas de Europa y Rusia. Y el objetivo final se vincula con el gas, en particular, vender gas a Europa a cualquier precio con el fin de que Europa pague su parte de la seguridad global. Es un juego primitivo donde Rusia, que realiza su política independiente y sigue su propia línea sin EE.UU., sabe por qué EE.UU. ha tramado este juego.

Rusia ya conoce de sobra las reglas que utiliza EE.UU. en sus juegos y sabe cómo actuar para preservar su identidad.
"Tenemos que desarrollar nuestro país con calma, dignidad y eficacia sin separarnos del mundo exterior, sin perder la conexión con nuestros socios, pero también sin permitir que nos perciban con desprecio", dijo el presidente de Rusia comentando las sanciones de respuesta.

El presidente también hizo hincapié en que muchos residentes de países extranjeros apoyan a Rusia, con sus valores tradicionales, incluidos ciudadanos de países occidentales donde estos valores en favor del clima político actual "se rompen deliberadamente". 

Así, se puede decir que, como siempre, los ciudadanos de los países occidentales se encuentran atrapados por la política irresponsable de sus líderes.