Cuando el honor militar está en venta
El honor, sin duda, es uno de los valores que se atribuyen a los militares, al menos, es uno de los valores de los que permanentemente presumen y exigen, a partes iguales, los altos mandos de las Fuerzas Armadas españolas. Sin embargo, dos noticias publicadas en los últimos días (Diario Público y Defensa.com) y una centenaria historia negra cuestionan muy seriamente tan preciado y necesario valor en nuestra cúpula castrense.
La casa por la ventana
El actual Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Fernando Alejandre (seguro que asocian ese apellido al YAK-42), ha sido noticia por haber despilfarrado más de 30.000 euros en la reforma de la lujosa y privilegiada vivienda en la que reside (en una de las zonas más exclusivas de Madrid). Más allá de lo cuestionable del gasto en sí mismo, teniendo en cuenta las necesidades de muchos españoles (recordemos que un tercio de los trabajadores cobra en la actualidad el salario mínimo), cabría resaltar varios aspectos todavía más escandalosos de la cuestión.
En primer lugar, se fraccionó el pago de la citada cantidad a una empresa (Lagoa Interiores SL) en tres contratos menores (inferiores a 18.000 euros) para evitar el control público. Con esta opaca práctica, muy extendida en el ámbito militar, se consiguió adjudicar la reforma a la mencionada empresa sin competencia por parte de otras. Evidentemente, dicha acción no resulta digna de tan alta personalidad, al menos si tenemos en cuenta que se trata, nada más y nada menos, que del militar de mayor poder en España (sin contar a la Monarquía).
En segundo lugar, el objeto del gasto no se antoja en ningún caso justificable, como pudiera ser, por ejemplo, una inversión destinada a solucionar un grave quebranto estructural de la vivienda o un vicio que pudiera afectar a la salud de la vivienda o sus ocupantes. Mas al contrario, el objeto de semejante dispendio no parece otro que lo esencialmente estético: mobiliario (15.371,90 euros), tapizado de sillas y sofás (7.851,24 euros) y pintura para la vivienda (7.438,02 euros).
En tercer lugar, no se aprecia la más mínima intención de dimisión o cese, lo que llama la atención teniendo en cuenta que los altos cargos militares se encuentran, o se supone que se encuentran, sujetos a altos estándares, al menos en Europa. Desgraciadamente, España parece alejarse de esta premisa construyendo unilateralmente una tradición en cuanto a eludir cualquier tipo de responsabilidad, lo que queda refrendado repasando el historial de los últimos seis ministros de Defensa (María Dolores de Cospedal, Pedro Morenés, Carme Chacón, José Antonio Alonso, José Bono o Federico Trillo). En dicho historial no consta la dimisión de ninguno de ellos ni sus Jefes de Estado Mayor de Defensa (José Bono lo hizo por la aprobación del 'Estatut'), aunque fueron objeto de escándalos, corruptelas y negligencias de mayor envergadura que lo narrado aquí (incluso con militares fallecidos).
Como ya he apuntado, dicho proceder contrasta abiertamente con la actuación, por ejemplo, de la ministra holandesa y su jefe de estado mayor, ambos dimitidos por una mina en mal estado que causó la muerte a dos militares.
Por último, hay que destacar que el dispendio del actual JEMAD, Fernando Alejandre, no se trata de un episodio aislado, sino que solo constituye una peripecia más de una conducta normalizada dentro de la oficialidad. Un caso que nos demuestra hasta qué punto estas acciones están admitidas es la sentencia de la Sala V de lo Militar del Tribunal Supremo, el más alto tribunal militar español, que absolvió en el año 2012 a un teniente coronel que 'adecentó' su vivienda (en Javalí Nuevo, Murcia) gastando 92.000 euros en ella, con el agravante de tratarse de dinero que no estaba destinado a tal fin.
Una puerta giratoria que parece una noria
Comentábamos con anterioridad que el honor es una palabra que va mucho más allá en el mundo castrense del propio concepto, un valor que rebasa con creces el significado que le atribuye la Real Academia Española de la Lengua para adentrarse en las páginas sagradas de la biblia militar. Recuerden aquello de la religión de hombres honrados de Calderón de la Barca. Debido a ello, escandaliza saber que junto a la anterior noticia hayamos sabido que tres altos mandos militares han recibido autorización para incorporarse a la industria armamentista: Francisco Javier García Arnaiz, ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa (exJEMA), se incorpora a Global Training Aviation; su mano derecha Eduardo Gil Rosella, ex Segundo Jefe de Estado Mayor de la Defensa (exSEJEMA), ha sido contratado por Oesia Network y Eduardo Pérez Ferrer, ex Jefe del Mando Aéreo de Combate (exMACON), se ha unido a Indra Sistemas.
Cabe destacar lo sorprendente del gran interés suscitado en la industria armamentista por obtener los servicios de unos militares que han sido responsables en gran medida de los numerosos escándalos producidos en el Ejército del Aire en los últimos años: desde los dos accidentes de helicóptero del Servicio Aéreo de Rescate que costaron la vida a siete militares hasta las cuestionables decisiones que concluyeron con 12 Eurofighters almacenados sin ningún uso o 13 unidades del avión de transporte militar A400M devueltos. Ello hace suponer que, más allá de la capacidad de los contratados (muy cuestionable), las citadas contrataciones se deben en mayor medida a los contactos que los recién contratados pudieran tener y los beneficios que estos reportan.
Así pues, no es aventurado concluir que estas contrataciones tengan por objeto sortear, como hasta ahora, las penalizaciones que otros países, Alemania por ejemplo, sí imponen a las empresas en caso de retrasos o carencias graves (como las acaecidas) o, muy probablemente, para conseguir una acumulación de contrataciones difíciles de justificar en muchos casos.
Se trata, pues, de tres claros ejemplos de 'puertas giratorias', de las que, por cierto, también existen numerosos 'antecedentes'. Entre los más sonados destaca el trasvase a la industria armamentista de los antiguos altos mandos de la Armada y el Ejército en el año 2009, lo que constituyó un gran revuelo. En efecto, en ese año Carlos Villar Turrau, el ex Jefe de Estado Mayor del Ejército (exJEME), fue contratado por Santa Bárbara Sistemas [General Dinamics] y Sebastián Zaragoza, ex jefe de Estado Mayor de la Armada (ex AJEMA), por Navantia. Aquello supuso que el coronel Antonio Candil Muñoz, director del programa Leopard, calificara al general Villar como "traidor, inmoral y sinvergüenza".
Un honor a la venta
No parece, por tanto, que el honor conserve, al menos según lo relatado o las palabras del mencionado coronel Candil, el valor que la mayoría de los militares le profesan con un fervor casi religioso. De hecho, no sería de extrañar que alguien pudiera llegar a pensar que el honor de nuestra cúpula militar está en venta.
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