El mundo camina desde hace una década hacia un nuevo orden mundial: China emerge cada vez con más poder, Rusia recupera el estatus de superpotencia, Estados Unidos muestra síntomas de debilidad y las empresas privadas exhiben cada vez mayor capital. El reequilibrio de fuerzas nos conduce a un mundo con tres superpotencias y un difuso pero cada vez más poderoso grupo de multimillonarios que controlan el tejido empresarial y el capital.
El programa espacial norteamericano
Este escenario ha sido fundamental para revitalizar una carrera espacial que había muerto de inanición y había quedado reducida a museos. Si desde 1972 Estados Unidos no mandaba un hombre fuera de la órbita de la Tierra y en el año 2010 los museos se rifaban los transbordadores espaciales, en verano del año 2017 Mike Pence, vicepresidente de EE.UU., anunció que la NASA enviaría astronautas de nuevo a la Luna, pero esta vez como estación intermedia para la llegada a Marte. La nueva carrera espacial acababa de definir la línea de meta, Marte.
Sin la emergente China y la recuperada Rusia, seguramente la carrera espacial habría quedado reducida a la fabricación de drones espaciales. Prueba de ello lo constituye el X-37B, un dron espacial del que se sospechó que pudiera tratarse de una arma para ser utilizada desde el espacio y que mide casi 9 metros de largo y 3 de alto y pesa unas 5 toneladas. Cifras que contrastan con los 38 metros de largo, 18 de alto y 105 toneladas de los antiguos transbordadores espaciales. El X-37B, a diferencia de los antiguos transbordadores que transportaban entre 5 y 7 personas, carece de tripulantes.
En esta carrera no sabemos exactamente el lugar que ocupan los contendientes, aunque muchos analistas afirman que China parece llevar la delantera. No obstante, el paso dado por la sonda Chang'e 4 el pasado 3 de enero cuando alunizó por primera vez en la historia en la cara oculta de la luna solo puede catalogarse como un hito sin precedentes y un gran paso para la conquista del espacio. Y para la humanidad.
El programa Chang'e
La cuarta sonda del programa Chang'e, denominado así en honor a la diosa que la mitología china sitúa como habitante del satélite de la Tierra, continúa el camino marcado por la primera sonda orbital lanzada por China en 2007.
Chang'e 4, con un vehículo explorador, preparará la llegada de una misión tripulada sobre el año 2036 con la cartografía del terreno, el conocimiento de la composición mineral y la estructura de la superficie y la medición de la radiación de neutrones y átomos neutrales. Por tanto, si EE.UU. ha definido como su objetivo habitar la Luna para llegar a Marte, China de momento solo plantea habitar los dominios de Chang'e.
La compleja situación rusa
La Unión Soviética no venció la batalla por llegar primero a la Luna, pero según una gran cantidad de analistas sí venció la carrera espacial. Sputnik, Laika, Gagarin o MIR son cuatro de los grandes hitos soviéticos que le otorgaron la definitiva victoria en la carrera espacial. Tal es así que la Estación Espacial Internacional (EEI) habría sido imposible sin el conocimiento ruso. Por ello y por la recuperación de su estatus de potencia mundial, Rusia es también uno de los países que está revitalizando sus capacidades y aspiraciones espaciales.
Hace menos de un año, en abril de 2018, a pesar de las sanciones internacionales, Vladímir Putin aseguró que Rusia planeaba enviar un cosmonauta a la Luna aproximadamente en el año 2030 y confirmó la próxima finalización del nuevo transbordador Federatsia, la construcción de un cohete supervisado para vuelos a la Luna y la edificación de un nuevo cosmódromo de 700 km cuadrados en Amur, cerca de la frontera con China. No era una iniciativa nueva, ya en 2015 se anunció que Rusia retomaba la carrera espacial.
Además, comparte con otros países (Canadá, Japón, Estados Unidos o la Unión Europea) el desarrollo de una estación internacional en la órbita de la Luna, para posteriormente alunizar en los polos y construir módulos habitables para su colonización. El primer módulo sería lanzado en 2022. Sin embargo, queda por ver si el resquebrajamiento de las relaciones entre Rusia y Occidente y el aumento de la tensión bélica conducen a Rusia a un programa espacial independiente o, incluso, a asociarse al programa chino. A día de hoy, China aparece como un socio más fiable y amistoso que Occidente.
Las empresas privadas
Pero como el mundo capitalista ha deshilachado las fronteras y ha desdibujado los estados-nación, gran cantidad de analistas se inclina por atribuir ventaja en la carrera espacial a las iniciativas privadas. Lo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que en 2016 hasta cinco empresas poseían capital suficiente como para situarse entre las veinte naciones más poderosas del mundo.
En este contexto, los multimillonarios y las grandes empresas también compiten en la carrera espacial. Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson están gastando considerables cantidades de dinero para desarrollar el turismo espacial y obtener réditos de asentamientos humanos en la Luna o en Marte. Y no es una broma, pues el cohete más potente del mundo, Falcon Heavy, es propiedad de una empresa privada (SpaceX).
El primer objetivo para los empresarios privados es recudir el coste de los viajes espaciales mediante la construcción de cohetes orbitales reutilizables. Tanto Blue Origin como SpaceX o Virgin Galactic batallan por rentabilizar el espacio para luego conquistarlo. Lo primero será conseguir turistas espaciales y ampliar y rentabilizar el negocio para cada vez avanzar más lejos, sin olvidar la lucrativa asociación con los gobiernos, como Estados Unidos.
Quizás, aunque de momento todo son proyecciones e intuiciones, serán los minerales y el agua existentes en la Luna y Marte los grandes dinamizadores de la carrera espacial. Así, no son pocos los que predicen que los primeros habitantes espaciales serán empleados por las compañías mineras. Algo con lo que se viene especulando con gran intensidad desde hace años y ha desatado una pequeña 'fiebre del oro'.
No habitamos la Luna ni Marte, pero ya pretendemos esquilmarlos y rentabilizarlos. Sería casi imposible predecirqué país/países o corporación/corporaciones ganará o ganarán esta carrera o qué país/países o corporación/corporaciones colonizará o colonizarán la Luna o Marte, pero no resulta muy complejo intuir cuál será el final de nuestro satélite, del planeta rojo y de cualquier lugar al que lleguemos.