En la última semana un misterioso caso ha llegado a los medios de comunicación cuando se ha conocido que miles de ciudadanos chinos han sufrido el bloqueo de sus cuentas bancarias en sucursales españolas, muchas pertenecientes al banco BBVA. Aunque no hay cifras exactas y todo parece envolverse en el tradicional hermetismo de la comunidad china, el escándalo ha llegado a los medios de comunicación, sobre todo porque es absolutamente inusual que los chinos se manifiesten públicamente. Menos aún que protesten o inicien procesos legales, pues en cierto sentido son una comunidad fantasma. Esta vez lo han hecho y hasta en China ha tenido repercusión el problema de sus ciudadanos.
Unos 5.000 chinos del distrito de Usera, en Madrid, el lugar en el que mayor concentración de ciudadanos de esta nacionalidad hay en España (8.215 residentes del total de 34.517 en Madrid y 195.345 en todo el país), no solo se han quejado y manifestado por el bloqueo de sus cuentas bancarias, sino que están dispuestos a acudir al Tribunal Constitucional con tal de desbloquearlas. Lo que es normal, si tenemos en cuenta que algunas de estas llevan meses bloqueadas.
Cumplimiento de normativa según los bancos, racismo según las asociaciones chinas
Según las entidades bancarias lo único que hacen es cumplir con sus obligaciones para el control de blanqueo de capitales que emana de Sepblac, la agencia estatal española para la prevención de esta actividad ilegal. Sin embargo, lo que en los medios españoles se está informando es que las cuentas pueden ser desbloqueadas una vez se presenta la documentación requerida, algo que en principio sitúa a los bancos en un comportamiento claramente abusivo. Por ejemplo, en algunas informaciones se puede encontrar que representantes de entidades bancarias afirman que el nivel de desbloqueo de cuentas bancarias se efectúa a buen ritmo, ¿no debería pedirse información primero y bloquear después?
En el otro extremo, los distintos representantes de asociaciones chinas alegan que las medidas se están produciendo sin un motivo aparente y en muchos casos los perfiles no son los de ciudadanos que blanquean capitales, pues se trata de estudiantes, ancianos, trabajadores o pequeños comerciantes. Por tanto, entienden que los bloqueos se están produciendo más por una cuestión de nacionalidad que realmente por encontrarse verdaderos motivos que sustenten el bloqueo de las cuentas.
En distintos diarios españoles pueden encontrarse quejas de ciudadanos con importes bajos en sus cuentas que han sido bloqueadas o ciudadanos a los que se les solicita documentación en múltiples ocasiones sin que finalmente su cuenta se desbloquee.
La barrera idiomática y cultural no está ayudando en absoluto. Aunque la mayoría habla el idioma lo suficiente para poder desarrollar su trabajo, no se trata de un dominio suficiente a la hora de emprender acciones legales o conocer la alambicada estructura legal del país. Por ello, están acudiendo a asociaciones de protección y asistencia legal de chinos, las cuales, al igual que las oficinas consulares, se encuentran completamente desbordadas, pues han recibido cientos de quejas solo en la última semana.
En situación dramática
Dado que los ciudadanos chinos llevan con las cuentas bloqueadas desde 2018, algunos durante muchos meses, la situación personal empieza a ser dramática pues muchos no tienen liquidez para los gastos básicos y han estado subsistiendo gracias a familiares y amigos, pero el masivo bloqueo está también dificultando que este apoyo solidario se mantenga en el tiempo. Todo ello, además, coincidiendo con las celebraciones del Año Nuevo Lunar chino, una festividad de enorme importancia.
¿Cuál es el prototipo de blanqueador de capitales?
Hay que explicar que el blanqueo de capitales es, por lo normal, una actividad ilícita que sirve para legalizar el dinero ganado con otras actividades ilegales. Por ejemplo, un criminal que obtiene cuantiosos beneficios con una actividad ilegal (venta de armas o drogas, prostitución, etc.) o un empleado público corrupto que recibe una comisión por otorgar una concesión a una empresa intentará blanquear el dinero si su montante es superior a lo que pueda gastar. Es entonces cuando surgen distintos tipos de blanqueadores de capitales. Desde los profesionales del crimen, con estructuras muy complejas en las que suelen intervenir abogados, economistas o testaferros, hasta los delincuentes o corruptos de poca monta que suelen recurrir a familiares o amigos.
Por tanto, cuando las entidades bancarias, en especial BBVA, están bloqueando cuentas de ciudadanos chinos, y lo hacen por miles, es que entienden que están blanqueando dinero ilegal. Es decir, se trata de un delito sobre otro delito. Obviamente, ninguno de los ciudadanos chinos a los que se les ha bloqueado las cuentas encajan en el perfil del blanqueador de capitales, tampoco su método es el más habitual: no compran boletos de lotería, no compran inmuebles para luego venderlos, no compran en el casino fichas y después de perder unas cuantas solicitan un cheque al portador, no venden y comprar obras de arte… No son delincuentes blanqueando dinero.
¿Qué son? Son, suponiendo que las autoridades bancarias estuvieran en lo correcto, ciudadanos con una parte de su economía sumergida o no declarada oficialmente. En este caso, lo que se entiende es que no están declarando todo el capital que obtienen de sus negocios (pequeñas y medianas empresas) y/o no tienen en regla toda la documentación debida. Pero ¿es normal perseguir a trabajadores que reciben o manejan una parte de dinero de la economía sumergida y bloquearles las cuentas de forma tan masiva?
No, porque de ser esto normal hay muchos sectores en España en los que se sospecha que existe una cantidad de dinero fluyendo por la economía sumergida y en ningún caso se les bloquea las cuentas bancarias de forma general. Mucho menos durante meses. Lo que se hace para solucionar esta problemática son inspecciones, regularizaciones, sanciones o multas. En definitiva, se aumentan los controles y la presión, pero en ningún caso se bloquean las cuentas de forma multitudinaria de taxistas, obreros, abogados o pequeños comerciantes. En otras cuestiones, porque ello supone criminalizar a todo un sector, convertir a todos en delincuentes por lo que unos pocos o unos muchos hacen. Menos aún sobre una comunidad migrante, como es en este caso los ciudadanos chinos, a los que convierten en delincuentes por ser chinos.
Además, dado que se trata de por lo general de ciudadanos normales, las cuantías finales son bastante insignificantes para el Estado, pero demasiado importantes para las familias. Lo que no quiere decir, como ya se ha comentado antes, que no se regularicen.
¿Un daño colateral de la guerra comercial con China?
Resulta difícil creer que lo relatado aquí sea una cuestión al margen de la situación geopolítica mundial, sobre todo porque si lo que realmente desea España es combatir el blanqueo de capitales lo normal es que tome medidas serias sobre otro tipo de empresas y mercados. Y sobre otros perfiles, como hemos visto, de corruptos y blanqueadores de capitales. Y porque si lo que está sucediendo en las sucursales bancarias españolas, especialmente en el BBVA, no es por cuestiones geopolíticas, se trata de un comportamiento meridianamente racista.
Lo que es de esperar, en cualquier caso, es que se aplique el sentido común, se desbloqueen las cuentas de los miles de ciudadanos chinos y se les inspeccione y trate como a todos los demás ciudadanos y colectivos. Ser dentista, abogado, taxista o comerciante no puede ser suficiente razón en un estado de derecho para ver bloqueada una cuenta bancaria. Ser chino, tampoco.