El neonazi legionario que ensambla a la extrema derecha en su jubilación dorada en España (y estuvo en las dictaduras de América Latina)
Joachim Fiebelkorn (Leipzig, 5 de abril de 1947), neonazi alemán y legionario español, es un desconocido para la mayoría —gracias a que su historia, ya publicada, ha sido omitida por los grandes diarios españoles, como El País o El Mundo— y, sin embargo, se trata de una de los personajes más singulares del siglo pasado y el actual.
Fiebelkorn posee un castillo con símbolos nazis y franquistas en la costa mediterránea española (Rojales, Alicante), en el que se celebraban reuniones organizadas por la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de la Vega Baja. Sin embargo, Joachim Fiebelkorn es mucho más que un hermano mayor de antiguos legionarios: es historia viva de los últimos ochenta años, es el nexo de unión entre nazis, la CIA, la Legión española, el Bundeswehr, la cúpula militar española, altos mandos de la Guardia Civil, las sangrientas dictaduras latinoamericanas del siglo XX y algunas de las masacres terroristas más sangrientas de las últimas décadas.
Joachim juró bandera en la Legión española junto a Herbert Kopplin, miembro de las Waffen SS durante la II Guerra Mundial, en El Aaiún en 1966. Tenía 19 años de edad. Durante los años setenta se alistó en el Bundeswehr, el Ejército alemán, pero fue expulsado por posesión de armas.
En las dictaduras de Paraguay y Bolivia, años setenta
El rastro de Fiebelkorn aparece en América Latina. Primero en Paraguay, durante la dictadura de Alfredo Stroessner, dictador de origen alemán, hasta que fue expulsado del país tras la muerte de Adolf Meinike, otro nazi, que falleció tras jugar con Joachim a la ruleta rusa.
De Paraguay pasó a Bolivia, donde entabló amistad con Klaus Barbie ('El carnicero de Lyon'). Fue en estos años en Bolivia, durante las dictaduras bolivianas de los generales Hugo Banzer (1971-1978) y Luis García Meza (1980-1982), cuando se integró junto a otros neonazis, antiguos combatientes nazis y ultraderechistas en fuerzas paramilitares —Comando Especial Águila, también conocido como 'Novios de la muerte' en referencia al pasado legionario de Joachim—. Lo hizo mientras regentaba una cervecería —llamada 'Baviera', en Santa Cruz de la Sierra—.
Fiebelkorn y sus camaradas se involucraron en el narcotráfico y entraron en contacto con personajes de la extrema derecha mundial como los italianos Licio Gelli —fascista que luchó en la Guerra Civil española, estuvo en la Italia de Mussolini y después en Argentina— o Stefano Delle Chiaie —fontanero de dictaduras en casi toda Latinoamérica y fundador de Avanguardia Nazionale—. Los 'Novios de la muerte' también se relacionaron con organizaciones de ultraderecha al servicio de los Estados Unidos —para combatir al comunismo tras el auge de este en 1969—, como La Internacional Negra, Gladio o la OAS (Organización del Ejército Secreto).
En ese momento, los vínculos con España resultaban incuestionables. Por un lado, la OAS fue creada en Madrid en los años cincuenta por el régimen franquista para asesinar en Argelia y crear un problema a Francia. Por otro lado, el mayor Luis Arce Gómez, formado en España, fue el organizador del golpe de Estado que derrocó a Lidia Guelier en Bolivia en 1980 tras vencer en las elecciones celebradas un año antes. Además, Stefano Delle Chiaie estuvo en España y llegó a poseer una pizzería en la Gran Vía gracias a sus contactos con la Cedade (Círculo Español de Amigos de Europa) y con otros miembros de las SS como Otto Skorzeny o León Degrelle.
Tras la caída de la narcodictadura boliviana, Fiebelkorn y el resto de ultraderechistas tuvieron que buscar nuevos horizontes. Joachim los encontró en Europa.
En Europa, años ochenta
Fiebelkorn fue acusado de ser uno de los terroristas que hizo estallar una bomba en Bolonia en 1980 provocando la muerte de 85 personas, por lo cual se emitió en Italia una orden internacional para su captura en 1982. Un año después, en 1983, fue detenido en Alemania y acusado de varios delitos, entre ellos tráfico de drogas, pero se denegó la extradición a Italia por el atentado de Bolonia. Por ello, su responsabilidad en el mismo no pudo probarse, como tampoco se pudo probar su vinculación con otro atentado perpetrado en Alemania, también en 1980, en el que murieron 13 personas. En este segundo atentado, el autor material, Gundolf Köhler, falleció, lo que unido a la falta de voluntad en la investigación, impidió que se conocieran gran parte de los responsables. Tampoco ha podido probarse su vinculación en el asesinato de 28 personas ametralladas en Bélgica entre 1982 y 1985, pero su sombra, como la de muchos otros aparece siniestra para investigadores y víctimas.
Una de las causas para que estos casos no hayan sido instruidos debidamente es la más que probable vinculación de la OTAN, los servicios de inteligencia norteamericanos y la connivencia de los países de la entonces Europa occidental en el asunto. Sin embargo, medios, víctimas y activistas intentan que se consiga justicia —un ejemplo es el documental NATO´s Secrets Armies—, aunque gran cantidad de las pruebas han sido destruidas.
En España, la jubilación
España siempre fue un refugio insuperable para ultraderechistas, fascistas, nazis y neonazis de todo el mundo. Y continúa siéndolo. Por este motivo y por su pasado legionario, Joachim Fiebelkorn eligió España para terminar sus días, pero no abandonó del todo sus actividades.
Joachim Fiebelkorn posee una finca en Rojales, como antaño regentó la cervecería Baviera en Bolivia, la cual sirve de nexo de unión y punto de encuentro de los ultraderechistas españoles y los altos mandos de la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas españolas, incluyendo generales. Aunque parezca mentira, no ocurre en la clandestinidad, sino que estas actividades se desarrollan de forma pública y son visibles en perfiles de Facebook, internet y otras redes sociales.
Muestra de ello es que el general Rafael Dávila, uno de los altos mandos militares retirados más influyentes en las redes sociales, cedió su blog para que el coronel Juan Díaz Díaz, compañero suyo de armas, presentara a la Fundación Tercios Extranjeros, a la que también apoya junto al general Coloma. En la publicación, se puede comprobar tanto la multitud de altos mandos militares relacionados como la cesión para la mencionada fundación de la finca de Joachim Fiebelkorn, la cual, desde 2018, además de servir a la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de la Vega Baja, también comenzó a ser usada por la mencionada fundación de Tercios Extranjeros.
Pero la cuestión no queda enmarcada en la exaltación de la amistad, sino que afecta directamente tanto a la escena política como al quehacer profesional y diario de los implicados. Pongamos dos ejemplos de los muchos que se podrían relatar.
En primer lugar, el general Rafael Dávila. No se trata de un general cualquiera, sino que es el nieto del general Fidel Dávila, golpista junto a Franco, e hijo del también general franquista Dávila. Rafael dirigió en el año 2015 una carta abierta a la entonces alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en la que protestaba por la retirada del nombre de una calle en honor a su abuelo. En la misiva, el general Dávila solicitaba "dejar de investigar la historia bajo el sectarismo de una ideología". Curiosas declaraciones para quien se relaciona con ultraderechistas, nazis y neonazis, algunos de ellos acusados de asesinatos, torturas y masacres.
Un segundo ejemplo sería el actual teniente coronel jefe de la Guardia Civil, Alfonso Martín Fernández, que también fue entre 2008 y 2015 jefe de la comandancia de la Guardia Civil en Torrevieja, Alicante. Esta localidad es muy cercana a Rojales, en la cual Fiebelkorn tiene su finca y, claro está, terminaron entrando en contacto.
¿Y qué sucede cuando un teniente coronel jefe de la Guardia Civil tiene que investigar un caso de un neonazi con un arsenal?
Por ejemplo, en diciembre de 2019, hace unos pocos meses, fue detenido precisamente en Burgos R.L.R., de 43 años, al que se le encontró un enorme arsenal de armas y explosivos. Un problema claro en este caso es que el detenido es un ultraderechista simpatizante de Vox, ideología predominante en las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil españolas, la que, evidentemente, también predomina entre los invitados de Joachim Fiebelkorn. Uno de ellos, como hemos visto, el teniente coronel Alfonso Martín Fernández.
Teniendo en cuenta esto, el análisis de las manifestaciones en este caso del teniente coronel Alfonso Martín Fernández, jefe de la Comandancia de Burgos, y persona relacionada con Joachim Fiebelkorn quedan enmarcadas, cuanto menos, en la sospecha, pues este afirmó que: "No se ha detectado en la investigación, que ha sido intensa, ningún vínculo con ninguna otra persona ni con organizaciones de ningún tipo, ni terrorista, ni extremista, ni delincuencia organizada". En definitiva, un lobo solitario.
El problema es el siguiente: ¿un coronel de la Guardia Civil con conexiones ultraderechistas considera a un ultraderechista detenido como un lobo solitario porque realmente lo es o porque es lo que más le interesa a sus amigos ultraderechistas? ¿Está impidiendo que una investigación descubra una red de ultraderechistas como en el pasado varios estados europeos impidieron profundizar en los responsables de atentados terroristas de extrema derecha?
El conflicto de intereses parece incuestionable, máxime si tenemos en cuenta que la versión da por bueno que una sola persona haya conseguido reunir el mayor arsenal de armas y explosivos no terrorista incautado en España.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.