España quedó colapsada por una borrasca histórica llamada Filomena y una posterior ola de frío que generaron la tormenta perfecta. Una tormenta perfecta que se ha transformado en un desastre perfecto. En el paradigma de España.
Una semana después de la caída de los primeros copos de nieve, los colegios permanecen cerrados, como muy pronto podrán abrir sus puertas el próximo lunes día 18 de enero, pero muy probablemente muchos no puedan. A día de hoy unos 1.750 de los 2.500 centros educativos que hay en la Comunidad de Madrid todavía no podrían abrir porque siguen colapsadas las vías públicas. El campo ha anunciado pérdidas superiores a los 21 millones de euros, una cifra que será muy difícil de asumir para el sector agrario madrileño, pero que queda en nada ante las estimaciones oficiales para todos los sectores en la Comunidad de Madrid: 1.400 millones de euros.
Y el balance seguiría: el aeropuerto solo ha alcanzado el 70% de su actividad después de varios días cerrado y todavía hay 400 carreteras en toda España, muchas de ellas en Madrid, afectadas por la nevada. De hecho, muchas calles de la Capital son intransitables aun cuando los copos de nieve dejaron de caer hace ya varios días.
La llegada de la nevada fue avisada con antelación e incluso calificada como histórica, como una nevada que muchos de los residentes en Madrid jamás habían contemplado en su vida. Para una muestra: el 4 de enero la web de una televisión privada dejaba el siguiente titular: 'España se prepara para nevadas históricas e imprevisibles con 25 provincias en alerta por bajas temperatura'. Y sin embargo, quedaron atrapados miles de vehículos y personas, incluyendo más de 11.000 camiones, en más de 19.000 kilómetros de carretera atestados de nieve. Un desastre absoluto.
Pero ¿quién es el responsable?
Según a quién se pregunte, como sucede casi siempre que un siniestro afecta a Madrid. Y es que tanto el Ayuntamiento como la Comunidad de la Capital están gobernadas por el Partido Popular, mientras que España está gobernada por una coalición entre el Partido Socialista y Unidas Podemos. Desgraciadamente, para muchos la solución es sencilla: "la culpa es tuya".
Así, mientras desde ámbitos progresistas se responsabiliza a Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, y a José Luis Martínez-Almeida, el alcalde de Madrid; desde sectores conservadores y ultras, la responsabilidad es clara: la coalición del Gobierno español de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Seguramente, a ninguno les falte razón.
El viario público, y su estado, es responsabilidad de todos, es decir, en función de su localización y uso, depende de ayuntamientos si son vías locales, de comunidades autónomas si son vías regionales o del Estado si se trata de vías de carácter nacional. Y lo cierto es que ninguna de ellas se libró. No solo eso, aunque existen publicaciones que advertían de la llegada de una borrasca histórica, no se tomaron medidas de consideración. Nadie. Fue el desastre perfecto.
Quedando claro que el colapso de Madrid recae mayoritariamente en los hombros de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, lo cierto es que el Estado ha fallado gravemente. Como ejemplo, el Ejército español.
Las fuerzas armadas españolas, que según diferentes fuentes pueden llegar a consumir más de 20.000 millones de euros anuales, se han mostrado negligentes o interesadamente inoperantes. Las cifras lo dejan muy claro.
El 9 de enero la Unidad Militar de Emergencias desplegó 147 militares y 66 vehículos de un total de 400 militares movilizados en Madrid. No parece que estuvieran muy preparados, de lo contrario no hubiera sido normal que, el día 11 de enero, la cifra de efectivos desplazados en Madrid se multiplicase por casi diez alcanzando los 1.100 militares, entre militares de la UME y del resto de los Ejércitos, advirtiéndose además que el número de efectivos podría ser reforzado "si fuera necesario" –el total en España se elevaba entonces a 1.500 efectivos–. Pero esos refuerzos no llegaron nunca, como lo demuestra la circular del propio Ministerio de Defensa que mantiene la cifra total en toda España en 1.500 militares desplegados a fecha 14 de enero.
En este contexto, una asociación militar criticó la falta de previsión de la cúpula militar, a la que culpó de la imposibilidad de muchos militares de incorporarse a los cuarteles. Muy preparados no parece que estuvieran en el Ejército español cuando los efectivos ni siquiera habían quedado acuartelados y no tenían posibilidad de incorporarse. Pero es que la cúpula militar deslizó en un medio afín que la responsabilidad era del Ministerio de Defensa, ya que solo había desplegado el 20% de la UME. Ciertamente, los datos dan la razón a esta versión, pues de los 1.500 militares desplegados, según la propia circular de Defensa anteriormente mencionada, al menos 700 son del Ejército de Tierra y se movilizaron también efectivos del Ejército del Aire, por lo que los efectivos de la UME no llegaron a 800. Y dado que la UME se compone de 3.500 efectivos, las cifras cuadran.
En cualquier caso, queda claro que el Ejército español pudo hacer mucho más, pues se compone de un total de 120.000 efectivos, de los que 27.500 se sitúan en Madrid. Para ser más exactos: de los militares situados en Madrid se movilizaron menos del 4% y de los situados en toda España poco más del 1%. Porcentajes que se antojan muy bajos si tenemos en cuenta la situación de Madrid, cuyo abastecimiento de alimentos ha estado varios días sin satisfacer.
¿Por qué aconteció el desastre perfecto?
Quedan pocas dudas en cuanto a encontramos ante un caso que revela un elevado grado de negligencia de la clase política, tanto a nivel nacional como regional o local, así como de la cúpula militar, dado que no pusieron en ningún caso los medios necesarios para minimizar los efectos de la borrasca Filomena –ni siquiera avisaron a la ciudadanía al respecto como era necesario para que no quedara atrapada– y, a día de hoy, una parte más que considerable del trabajo de despejar las vías lo continúan haciendo los propios ciudadanos como buenamente pueden.
Pero sí hay una duda que, a tenor de los datos, angustia o debería angustiar: ¿el Ministerio de Defensa ha movilizado tan pocos efectivos por su propia negligencia y por la incapacidad de la cúpula militar o ha añadido a la ya clásica insolvencia de la cúpula militar la falta de interés de quien obtiene un rédito político más que considerable con el colapso que todavía acontece en Madrid, donde gobierna la cabeza visible de la oposición al Gobierno, Isabel Díaz Ayuso?
Sea cual fuera la respuesta, resulta innegable que: no era necesario desplegar militares durante la pandemia, pues los efectivos de los cuerpos policiales civiles estaban capacitados para la labor y no se encontraban mermados; no era necesario que los militares hicieran labores de rastreo, pues existían en España múltiples sanitarios sin empleo que podían haber sido contratados para ello; y no era necesario ofrecer a los militares para vacunar, por la misma razón; pero sí era necesario que los militares salieran a las calles, pico y pala en mano de no mediar medios mejores, a retirar la nieve. En Madrid solo lo hicieron inicialmente el 1,5% de los efectivos militares en Madrid, cifra que alcanzó su máximo en el 4%; en España no poco más del 1%. Los días que tenían que estar, no estuvieron.